Esas reacciones asimétrica podrían ser señal de un mercado con escaso margen de error. Pero creemos que también ponen de relieve la pertinencia de una gestión activa. Dado el peligro que supone un crecimiento de los beneficios peor de lo previsto —o, en ciertos casos, unas revisiones a la baja de las perspectivas de beneficios—, el análisis fundamental puede ayudar a separar las empresas que van a cumplir las expectativas de aquellas que corren mayor riesgo de incumplirlas. Además, creemos que solo es cuestión de tiempo que las empresas con modelos de negocio resilientes y crecimiento constante de los beneficios sean recompensadas.
Invertir en un período de mayor riesgo político
Conforme avanza el tercer trimestre, creemos que las condiciones para la renta variable están siendo favorables, pero los inversores se enfrentan a incertidumbres que van más allá de la inflación y una elevada concentración del mercado, entre otras cosas, debido a la variabilidad del contexto político.
Las guerras en Oriente Próximo y Ucrania siguen suscitando dudas en todo el mundo y se mantienen las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. Tras el gran giro a la derecha en las elecciones al Parlamento Europeo, el cambio podría llegar a Francia y el Reino Unido, donde este mes se celebran comicios. En los mercados emergentes, las recientes elecciones en India, Sudáfrica, México y Argentina podrían resultar en cambios en las políticas. Y, como es lógico, el mundo espera con interés el resultado de las elecciones en Estados Unidos que se celebran en noviembre.
No obstante, intentar tomar decisiones de inversión en función de los resultados electorales no nos parece una estrategia prudente para los inversores en renta variable. La historia ha demostrado que es francamente difícil predecir los resultados de unas elecciones, y los efectos que estos resultados tienen en la economía, el mercado y las empresas suelen ser muy diferentes de lo que se espera. Identificar los riesgos políticos y evitar aquellas empresas que estén expuestas a riesgos graves que puedan desbaratar unos resultados financieros controlables es tarea de los gestores activos. El mejor antídoto es seguir atentos a los fundamentales de las empresas e identificar aquellas compañías que puedan superar posibles tensiones derivadas de las decisiones que se adopten al amparo de las políticas, como es el caso de los aranceles..
En todo caso, creemos que un aumento del riesgo político y de la política monetaria refuerza la importancia de la renta variable activa. Los inversores deberían tratar de identificar empresas destacadas capaces de generar sistemáticamente unos beneficios superiores a su coste del capital, algo que nos parece una receta básica poderosa para generar rentabilidades a largo plazo. Si lo consiguen, los inversores tendrán más facilidad para construir carteras de elevada convicción capaces de superar toda una variedad de retos externos.