Tras un declive histórico del mercado y un rápido rebote, la rentabilidad del gestor activo se encuentra bajo la lupa. Sin embargo, los inversores deberían tener en cuenta múltiples perspectivas a la hora de evaluar a los gestores activos en una crisis internacional sin precedentes y un periodo indefinido de incertidumbre económica.

¿Cómo gestionó el riesgo su cartera de renta variable activa durante la crisis? ¿La cartera mantuvo un enfoque estratégico al tiempo que se adaptaba a la crisis emergente? ¿Cuál es la mejor forma de posicionarse para los efectos a largo plazo de la pandemia sobre la economía mundial?

Para responder a estas preguntas se requiere un amplio conocimiento de las responsabilidades de los gestores activos de carteras de renta variable. Superar a un índice de referencia es esencial, pero representa solo una dimensión del papel del responsable de la selección de valores. En nuestra opinión, la crisis de la COVID-19 ha reforzado las múltiples funciones que los gestores activos desempeñan para los inversores. A pesar de que la inversión pasiva tiene su atractivo en tanto que método de bajo coste para acceder a la beta del mercado, creemos que las estrategias activas ofrecen ventajas interesantes, en particular en el actual entorno incierto e inestable. Estas son las 10 perspectivas para evaluar cómo los gestores activos pueden ayudar a los inversores a afrontar las actuales condiciones volátiles del mercado y a lograr un éxito a largo plazo de la inversión.

1. Encontrar los ganadores en mercados en crisis

Habida cuenta de que la pandemia ha causado daños masivos a diferentes sectores, industrias y empresas, las carteras pasivas mantendrán acciones de muchas empresas gravemente afectadas. Los gestores activos pueden identificar empresas seleccionadas que tienen muchas más probabilidades de soportar la presión y comportarse bien a largo plazo.

Esto resulta ahora más difícil porque la COVID-19 ha provocado dispersiones extremas en diversos indicadores de las empresas. Las valoraciones, así como los parámetros de crecimiento y rentabilidad registran enormes diferencias entre los primeros y los últimos puestos. Las previsiones de beneficios para las empresas del índice MSCI World son ahora más dispersas que en cualquier otro momento en los últimos 20 años (véase el gráfico de la izquierda). Sin embargo, esta dispersión crea un terreno fértil para que los gestores activos seleccionen los candidatos más prometedores, basándose en el análisis de modelos de negocio, balances, tendencias de la industria y capacidades de gestión. En el pasado, cuando la dispersión de los beneficios era amplia, el fondo de renta variable internacional de gestión activa medio superaba la rentabilidad del MSCI World (véase el gráfico de la derecha).

2. Las tendencias de rentabilidad a largo plazo son mejores de lo que se percibe

Los gestores activos tienen muy mala prensa. Pero, ¿realmente se la han ganado? Durante periodos más breves, los gestores activos no han obtenido resultados particularmente buenos. Pero en periodos de 10 años, la mayoría de los gestores activos de varias categorías han superado a sus índices de referencia (véase el gráfico). Esto es importante para los inversores con horizontes a largo plazo y puede ayudar a proporcionar el contexto adecuado para hacer frente a la tensión y la volatilidad a corto plazo.

¿Qué sucede con la gran capitalización de EE. UU., donde las tendencias de rentabilidad han sido menos impresionantes incluso en periodos de tiempo más prolongados? Es cierto que el espacio de renta variable de gran capitalización de EE. UU. altamente saturado hace más difícil que los gestores activos obtengan una rentabilidad superior. Sin embargo, dentro de la gran capitalización de EE. UU., determinadas categorías de gestores activos —tales como las carteras concentradas— han obtenido unos resultados mucho mejores con el paso del tiempo. E incluso en el universo de gran capitalización de EE. UU. más amplio, creemos que los inversores que realizan compras sensatas, centrándose en gestores activos con una filosofía de inversión clara y una selección de valores y procesos de construcción de carteras disciplinados, pueden identificar carteras que deberían proporcionar un exceso de rentabilidad de forma constante.

3. La gestión del riesgo es más que una mera caja negra

La gestión de riesgo se ha vuelto mucho más complicada en los últimos años. Los inversores disponen de más herramientas tecnológicas para tratar de garantizar que una cartera siga su curso en tiempos de mercados volátiles. Desde la crisis financiera mundial, la mayoría de los modelos de riesgo utilizados por los gestores de cartera son mucho más sofisticados. Pero también tiene en cuenta el pasado, dado que se basan predominantemente en datos históricos. Como resultado, muchos modelos de riesgo estándar tuvieron dificultades para hacer frente a los efectos sin precedentes de la pandemia de la COVID-19. Entre ellos se incluyeron: la interrupción repentina de las cadenas de suministro de todo el mundo; el cierre de ciudades; la destrucción de correlaciones hasta la fecha fiables entre sectores de la industria y factores de inversión; y el colapso de la OPEP+*, que desencadenó violentas reacciones de los precios de la energía y de las acciones.

Para gestionar eficazmente los riesgos a largo plazo, los inversores activos pueden considerar múltiples escenarios y elaborar modelos de flujos de capital para entender cómo se comportarán las empresas durante una caída de los ingresos prolongada. El big data puede ayudar a identificar y afrontar riesgos de concentración —cuando grupos de acciones que no son típicamente similares pasan a estar correlacionados—. la diversificación se puede ajustar para ayudar a mantener el curso de la cartera, incluso cuando las relaciones convencionales entre los estilos y los factores se rompen. Combinar el análisis fundamental de las empresas con una visión holística acerca de cómo los valores, los sectores y los escenarios interactúan de formas nuevas e imprevistas puede ayudar a los inversores a gestionar riesgos sin precedentes para las carteras durante un acontecimiento histórico del mercado.

4. Riesgo político: adaptarse a influencias exógenas

Vivimos tiempos difíciles. Muchos países se están viendo sacudidos por la inestabilidad y la polarización política, mientras que las tensiones geopolíticas se mantienen latentes. Las elecciones estadounidenses de noviembre, el Brexit y las tensiones comerciales entre EE. UU. y China añaden incertidumbre a un mundo que se enfrente a los efectos de la pandemia del coronavirus y la recesión.

Los regímenes políticos históricamente han tenido un impacto mínimo en la trayectoria a largo plazo de los mercados de renta variable estadounidense. Sin embargo, las medidas políticas pueden tener un profundo impacto en los sectores, las industrias y las empresas. Y predecir los vericuetos políticos resulta particularmente difícil. Los responsables de la selección de valores deben estar preparados para posibles conmociones exógenas, tales como decisiones políticas y reguladoras, que afecten a algunas empresas de forma desproporcionada. Los gestores activos disponen de la capacidad y flexibilidad necesarias para ajustar las posiciones que se han vuelto más vulnerables a los riesgos políticos, geopolíticos y reglamentarios, e inclinarse por los valores que es posible que se beneficien de las decisiones políticas. Por el contrario, las carteras pasivas dejan a los inversores plenamente expuestos a sectores o empresas que podrían verse más perjudicados por un acontecimiento político.

5. Evitar trampas de concentración

Los índices de referencia tienden a presentar una elevada concentración cuando determinados grupos de valores se ven favorecidos. Durante la burbuja puntocom de 1999, por ejemplo, las acciones tecnológicas representaban el 33% del índice S&P 500; cuando estalló la burbuja, los inversores que tenían un exceso de ponderación en el sector resultaron muy perjudicados. En la actualidad, cinco de los principales valores estadounidenses representan el 22,6% del S&P 500 y casi el 37% del índice Russell 1000 Growth Index (véase el gráfico). Y el valor de mercado de las 100 mayores empresas de EE. UU. es ahora superior que el de todos los mercados desarrollados no estadounidenses (medido por el MSCI EAFE). Estas distorsiones pueden resolverse rápidamente cuando cambia la dinámica.

Las tendencias aceleradas por la pandemia han impulsado el crecimiento del uso de la tecnología, que ha favorecido la sólida rentabilidad de Microsoft, Apple, Amazon, Alphabet (matriz de Google) y Facebook. Sin embargo, la historia sugiere que los líderes del mercado no mantienen esa posición para siempre. Los gestores activos pueden proporcionar a los inversores una exposición moderada a algunas de las principales empresas, garantizando al mismo tiempo que una cartera no presente una concentración excesiva en áreas triviales del mercado que pueden ser propensas a una corrección negativa.

6. Control de las exposiciones regionales en asignaciones globales

Para los inversores globales, las tendencias del mercado pueden orientar la exposición de una cartera hacia determinadas regiones o países. Debido a la sólida rentabilidad de los cinco principales títulos de crecimiento de EE. UU., las acciones estadounidenses representan ahora más del 66% del MSCI World frente al 30% de hace tres décadas (véase el gráfico). A pesar de que puede haber motivos justificados para que los inversores sobreponderen o infraponderen países concretos, una cartera pasiva podría terminar con un exceso de ponderación en países que resultan relativamente caros. Los gestores activos pueden ajustar las exposiciones por países para reflejar oportunidades cambiantes en valores individuales —con independencia de su país de domicilio—. Esto puede promover una exposición por países más equilibrada, que no se vea influida por la rentabilidad de una región o país en concreto.

7. Consistencia y estabilidad en la captura alcista/bajista

Cuando se produce una crisis, los inversores quieren entender cómo es probable que se comporte la estrategia de sus carteras durante la tormenta. La captura alcista/bajista se está convirtiendo en un parámetro cada vez más popular para evaluar qué parte de la cartera avanzará en relación con un mercado alcista y qué parte tiende a caer en relación con uno bajista. Durante el coronavirus estas tendencias se pusieron a prueba. Nuestro análisis sugiere que algunos de los principales índices de factores globales no se comportaron de acuerdo con las expectativas, mientras que el fondo de renta variable global medio sí generó la rentabilidad esperada.

Por ejemplo, la captura bajista del índice MSCI World Minimum Volatility fue del 86% durante la crisis de la COVID-19 en febrero y marzo de 2020, mientras que en los declives anteriores su captura bajista fue tan solo del 57%. Cuando los mercados se recuperaron en los meses posteriores, la captura alcista del MSCI World Value fue mucho menor de lo habitual (84%), mientras que la captura alcista del MSCI World Growth fue mucho mayor de lo habitual (114%) (véase el gráfico).

Para los fondos globales activos, la media de captura bajista y captura alcista fue similar a la rentabilidad histórica tanto en caídas como en ascensos del mercado. No cabe duda de que muchos fondos no alcanzaron las expectativas. Sin embargo, en nuestra opinión, las carteras activas con una filosofía clara y un proceso de inversión estructurado están mejor posicionadas para proporcionar resultados constantes a los inversores tanto en mercados alcistas como bajistas.

8. Los ETF sectoriales pueden conllevar riesgos ocultos

Las acciones tecnológicas y de atención sanitaria lideraron los mercados globales durante 2020. Por tanto, naturalmente muchos inversores tratan de capturar estas sólidas tendencias de rentabilidad en carteras centradas en sectores concretos. Sin embargo, en nuestra opinión, hacerlo con carteras pasivas centradas determinados sectores o industrias puede ser un enfoque arriesgado.

Invertir en un ETF de tecnología proporcionará una fuerte exposición a las principales empresas de megacapitalización. Por ejemplo, los dos mayores ETF de EE. UU. mantienen una exposición superior al 40% a Microsoft y Apple. A pesar de que estas empresas pueden ofrecer buenas oportunidades de inversión, una abultada exposición a las empresas más importantes puede generar riesgos desproporcionados. Muchas otras empresas tecnológicas —incluyendo las de pequeña y mediana capitalización— también ofrecen un sólido potencial de crecimiento en tanto que promotoras de las tendencias digitales del futuro.

Las estrategias pasivas miran al pasado, porque en muchos casos las ponderaciones mayores se encuentran en empresas que han obtenido excelentes resultados anteriormente. Como resultado, realmente no pueden capturar el potencial innovador de las pequeñas empresas que podrían ser las ganadoras del futuro. Los grandes ETF pueden mantener en cartera algunas empresas tecnológicas más pequeñas, pero no son capaces de aumentar la exposición a empresas más grandes con un sólido potencial futuro y en ocasiones no pueden mantener en cartera empresas más pequeñas que podrían no satisfacer los requisitos de inclusión en el índice. Por ejemplo, los mayores ETF tecnológicos se componen de más de 300 valores, pero las 10 principales posiciones representan más del 60% de sus activos. Un enfoque activo puede proporcionar una exposición más equilibrada al sector, sin concentrar un exceso de ponderación en un reducido número de valores muy importantes.

Las acciones de atención sanitaria de EE. UU. tienden a ser inestables en los años electorales. Muchos modelos de negocio son vulnerables a decisiones políticas que pueden cambiar drásticamente dependiendo del resultado de las elecciones. Sin embargo, creemos que los inversores pueden encontrar oportunidades en el sector, en empresas que son relativamente inmunes al ruido político. Por ejemplo, en áreas como la secuenciación genética, la cirugía robótica y la digitalización de servicios médicos, se pueden encontrar empresas con sólidos factores de impulso del negocio a largo plazo. Los ETF de atención sanitaria no pueden distinguir entre las empresas que son vulnerables a las decisiones políticas y las que no. Las carteras de atención sanitaria de gestión activa pueden centrarse en empresas que es probable que prosperen a largo plazo, con independencia del resultado de unas elecciones.

9. Integración de consideraciones ASG: invertir de forma responsable a través de una participación proactiva

El aumento de la demanda de productos de inversión responsable ha dado lugar a la creación de carteras pasivas basadas en calificaciones ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG). Pero, ¿puede un inversor conseguir una verdadera asignación a inversiones responsables basándose solo en las consideraciones ASG? A pesar de que las calificaciones ASG son un componente importante de una estrategia de inversión responsable, creemos que los modelos de calificación estándar son imperfectos. No pueden identificar a las empresas que están mejorando sus prácticas ASG y disponen de la cultura corporativa adecuada para el éxito. Y solo un enfoque activo puede incluir interacción con el equipo directivo, que es un ingrediente esencial para promover un cambio positivo en la conducta corporativa en materia de cuestiones ASG que pueden aumentar el valor para el accionista. Las carteras pasivas deben mantener todos los valores que componen un índice, por lo que no pueden protestar por la conducta de una empresa mediante una reducción de sus posiciones.

La interacción con los equipos directivos es especialmente importante hoy en día, cuando los inversores deben valorar cómo las empresas están gestionando un complicado ejercicio de equilibrio entre gasto en bienestar de los empleados y compromiso con la comunidad en el contexto de la pandemia.

10. La gestión pasiva es más activa de lo que se cree

Solo una década después de que las carteras pasivas comenzasen a despegar, los inversores disponen de más opciones que nunca para adquirir exposición pasiva a una región, sector, factor o tendencia. Sin embargo, con tantos ETF pasivos entre los que elegir, los inversores pueden sentirse sorprendidos al descubrir que incluso dentro de la misma categoría, no todos son iguales. Por ejemplo, hay muchas metodologías diferentes para construir un ETF que se concentre en valores de calidad. Ese es el motivo por el que la dispersión de la rentabilidad de los 10 principales ETF de calidad estadounidenses de gestión pasiva que analizamos fue del 11,2% durante el periodo de 12 meses finalizado el 22 de septiembre, mientras que el diferencial de rentabilidad entre los ETF de baja volatilidad estadounidenses más populares fue del 14,6% en ese mismo periodo (véase el gráfico). Se pueden observar tendencias similares en las carteras pasivas globales y de mercados emergentes.

Por lo tanto, elegir una cartera pasiva, de hecho, es una decisión de inversión activa. Dado que la dispersión de la rentabilidad en una categoría pasiva suele ser mayor que la comisión típica que se paga a un gestor de carteras activas de esa categoría, creemos que el coste está justificado—especialmente teniendo en cuenta las múltiples ventajas adicionales que obtiene un inversor al pagar por una cartera de gestión activa—.

Las opiniones expresadas en el presente documento no constituyen un análisis, consejo de inversión o recomendación de negociación, no representan necesariamente el punto de vista de todos los equipos de gestión de carteras de AB y están sujetas a revisión a lo largo del tiempo.

MSCI no ofrece ninguna garantía ni declaración expresa ni implícita, y no tiene responsabilidad de ningún tipo con respecto a los datos de MSCI que aquí aparecen.

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