Puede que las acciones de mercados emergentes (ME) no parezcan la opción más obvia para unos inversores preocupados en un contexto de guerra comercial. Sin embargo, la historia demuestra que, tras los picos de volatilidad, vienen momentos favorables para invertir en estas acciones.
La agenda arancelaria del presidente Donald Trump ha generado una volatilidad excepcional en los mercados. Teniendo en cuenta la fuerte actividad exportadora de muchos países de ME hacia EE. UU., podría pensarse que la renta variable emergente registraría un comportamiento relativamente débil. Sin embargo, desde enero hasta el 16 de mayo, el MSCI Emerging Market Index ha ganado un 10% en USD, mientras que el S&P solo lo ha hecho un 1,8%. A nuestro juicio, esto indica que los activos de ME ya habían descontado buena parte de las malas noticias derivadas de los aranceles, mientras que las acciones estadounidenses tuvieron que hacer un mayor ajuste.
Entender el factor miedo
De hecho, el índice de ME ha repuntado un 18,4% desde que el mercado tocó mínimos el 9 de abril, después de que el anuncio de aranceles generalizados por parte de Trump disparara la volatilidad la semana anterior. Esto no es del todo sorprendente, ya que la historia demuestra que las acciones de ME se han comportado relativamente bien tras episodios de extrema turbulencia en los mercados.
El índice VIX, que mide la volatilidad del mercado de renta variable de EE. UU., se conoce comúnmente como el «índice del miedo». Hemos analizado las rentabilidades del mercado después de que el VIX alcanzara distintos niveles al cierre de mes desde diciembre de 2000. Es infrecuente que el VIX alcance niveles extremos; en el período de 24 años antes señalado, el índice solo superó nueve veces los 40 puntos al cierre de mes.
Cuando el VIX cerró entre 40 y 50 —señal de mayor nerviosismo— las acciones de ME rindieron, de media, más de un 64% en el período posterior de 12 meses, muy por encima de las acciones de los mercados desarrollados (MD). Incluso en momentos de mayor volatilidad, cuando el VIX rompió la barrera de 50, las acciones de ME se comportaron incluso mejor en los 12 meses siguientes y ofrecieron, de media, una rentabilidad del 69,2%, ampliando la brecha con las de MD, que rindieron un 34,7%.
Este comportamiento parece incomprensible, sobre todo teniendo en cuenta que las acciones de ME suelen percibirse como valores con mayor riesgo que los de MD. ¿Cómo puede explicarse? Creemos que tiene que ver con la psicología del mercado. Los mercados suelen reaccionar exageradamente a las noticias negativas y terminan descontándolas. Cuando el VIX marca niveles extremadamente elevados, creemos que es señal de que los inversores temen lo peor. Sin embargo, la situación no termina siendo tan mala como en el peor de los escenarios.
¿Y ahora?
Este año, el factor miedo está motivado por incertidumbres reales, ya que los inversores tienen dificultades para descontar los efectos de los aranceles en las economías y las empresas, tanto en términos macroeconómicos como microeconómicos. El hecho de que las decisiones políticas de Trump cambien casi a diario hace que formular previsiones de beneficios resulte especialmente difícil para las empresas y los inversores en renta variable. Cabe la posibilidad de que haya recesión, y los aranceles podrían subir.
En las últimas semanas, la desescalada en la guerra comercial ha rebajado el nivel extremo de riesgo. No obstante, creemos que el pico de volatilidad registrado en abril subraya la importancia de mantener un plan a largo plazo y saber cuándo ir en contra de la tendencia. Por las mismas razones que participar en la incertidumbre de abril resultó rentable, creemos que ahora se subestiman las perspectivas para la renta variable de ME—todavía infrarrepresentadas en las carteras—.
Nadie puede saber cómo evolucionará la guerra comercial. Si se extiende, podría haber consecuencias que jamás hayamos visto durante nuestra trayectoria como inversores profesionales. No obstante, sabemos que es casi imposible predecir los puntos de inflexión del mercado y que seguir invertidos aumenta las probabilidades de éxito a largo plazo. Los inversores en estrategias de ME que apuestan por empresas con fundamentales sólidos y que pueden hacer frente a las presiones arancelarias podrían ser recompensados por su paciencia y perseverancia cuando finalmente amaine la tormenta.