Las complejas consecuencias de una guerra comercial
Los interrogantes sobre la políticas que han copado los titulares no van a resolverse pronto. En concreto, la actitud intermitente de la administración Trump con los aranceles ha provocado que las empresas estadounidenses dependientes de las importaciones sean susceptibles a las oscilaciones de los precios, además de tener consecuencias para los exportadores de todo el mundo. Incluso después de que Trump anunciara una pausa de 90 días para los aranceles en la mayoría de los países (excluyendo a China) el 9 de abril, muchas empresas tendrán dificultades para avanzar con sus planes de inversión mientras el régimen comercial siga siendo inestable. La incertidumbre podría disminuir si se adopta un enfoque más sistemático para los aranceles, lo que podría calmar la ansiedad de los inversores, a pesar de la preocupación por las repercusiones económicas de una guerra comercial.
Las tensiones comerciales y el riesgo geopolítico —desde las hostilidades en Ucrania y Oriente Próximo hasta las tensiones entre China y Taiwán— amenazan con reavivar la inflación y enturbian las perspectivas de los tipos de interés. En el primer trimestre, la Reserva Federal estadounidense y el Banco de Japón decidieron posponer la bajada de tipos, mientras que el Banco Central Europeo rebajó 50 puntos básicos el tipo de interés oficial hasta el 2,5%, muy próximo a su objetivo a largo plazo.
Para las economías y las empresas, las consecuencias de una guerra comercial prolongada serán complejas. Incluso Trump ha reconocido que Estados Unidos podría enfrentarse a una recesión. Ahora bien, la economía estadounidense no es especialmente sensible al comercio, y algunas empresas resisten mejor que otras a los aranceles, dependiendo de su sector y la localización de sus operaciones. Algunas compañías internacionales con fábricas en Estados Unidos podrían beneficiarse de los aranceles. Entre ellas figuran ciertos fabricantes de equipos electrónicos y empresas de bienes de consumo, tanto de Europa como de Japón, con una fuerte presencia manufacturera en Estados Unidos.
Ampliar los horizontes de inversión
Los inversores también se enfrentan a retos difíciles, con una incertidumbre política que roza máximos históricos mientras los mercados de renta variable se amplían. Creemos que es el momento adecuado para reevaluar las exposiciones a estilos y regiones, sobre todo porque muchos inversores han acumulado posiciones sobreponderadas en valores growth estadounidenses en los últimos años debido al anterior liderazgo de las Siete Magníficas.
La renta variable defensiva podría añadir amplitud y fortaleza. Una estrategia defensiva puede ayudar a reducir la volatilidad que generan los riesgos políticos, tecnológicos y macroeconómicos invirtiendo en acciones de alta calidad con patrones de negociación estables. Las acciones value ofrecen diversificación y siguen negociándose con fuerte descuentos respecto de las acciones growth. Aunque se considera que las acciones value son vulnerables a los ciclos económicos, creemos que los inversores pueden encontrar acciones infravaloradas, con flujos de caja libre atractivos y atributos empresariales que pueden impulsar los beneficios, incluso en un entorno económico más debilitado.
La diversificación regional es una cuestión importante. La renta variable europea podría finalmente encontrar su equilibrio, incluso a pesar del riesgo constante que sigue planteando la guerra entre Rusia y Ucrania. Las valoraciones de la renta variable europea continúan siendo atractivas en comparación con la estadounidense, y la empresa europea media superó las expectativas del consenso en un 3% en la temporada de resultados del cuarto trimestre. Incluso hay señales que indican que los flujos de salida de los fondos de renta variable europeos han invertido su tendencia en los últimos tres años. Si son selectivos, los inversores pueden encontrar empresas europeas con un crecimiento constante de los beneficios y negocios de calidad que sean más resilientes a los riesgos macroeconómicos y geopolíticos regionales.
Los mercados emergentes también muestran señales de vida y ofrecen oportunidades que no se perciben a simple vista. Algunos de los principales actores en la cadena de suministro global de la inteligencia artificial (IA) tienen su sede en mercados emergentes. Las estimaciones de beneficios están mejorando en los países en desarrollo, que representan el 90% de la población mundial y casi la mitad del PIB mundial. Además, nuestro análisis demuestra que no participar en la recuperación de los ME puede salirle caro a los inversores.
¿Se está produciendo un reajuste de los beneficios?
Los recientes cambios en los patrones de rentabilidad de la renta variable exigen un examen más detenido de las tendencias de beneficios a largo plazo. En los últimos 15 años, los beneficios de las empresas estadounidenses han crecido más que los de las empresas no estadounidenses, representadas por el MSCI EAFE Index. No obstante, eso no siempre ocurría antes de 2010. De hecho, nuestro análisis señala que en tres de las cuatro décadas transcurridas desde 1970 los beneficios de las empresas no estadounidenses fueron superiores a los de las empresas estadounidenses (Gráfico).