Los mercados de renta variable han sido presa del nerviosismo generado por las tensiones de la guerra comercial y la incertidumbre económica por las políticas arancelarias de Estados Unidos. No obstante, la historia indica que la renta variable suele comportarse bien después de que la volatilidad del mercado alcance máximos.
Los inversores han tenido que lidiar con un mercado muy agitado en las últimas semanas. Las acciones globales y estadounidenses se desplomaron en los días posteriores al 2 de abril, fecha en la que Donald Trump presentó sus aranceles en lo que anunció como el «Día de la Liberación». Seguidamente, el mercado repuntó con fuerza cuando el 9 de abril se informó de una pausa de 90 días para la mayoría de los aranceles, y a continuación de exenciones para equipos electrónicos, como smartphones y ordenadores. Si la política comercial sigue siendo tan inestable, es probable que en las próximas semanas haya más volatilidad.
Como es lógico, no es fácil lidiar con una situación como la que estamos viviendo. Aunque se disponga de un plan de inversión a largo plazo bien diseñado, es difícil mantener el rumbo cuando las fuertes caídas del mercado provocan un daño tan severo. Por otro lado, cuando se abandona el mercado de renta variable en momentos de fuertes caídas se corre el riesgo de sufrir pérdidas y de no participar en el potencial de recuperación.
¿Cómo se ha comportado la renta variable tras situaciones de pánico?
La historia puede ofrecer una perspectiva muy útil. Por ilógico que parezca, en los últimos 25 años, los picos de volatilidad registrados en crisis de enorme gravedad han dado paso a fuertes rentabilidades del mercado de renta variable en los 12 meses posteriores (Gráfico). En los meses en que el VIX Index, un índice que mide la volatilidad del mercado de renta variable estadounidense, también conocido como el «índice del miedo», se situó entre 40 y 50, las rentabilidades medias del MSCI World y el S&P 500 se situaron en el 37,4% y el 34,4%, respectivamente, en los 12 meses siguientes. Cuando el VIX rompió el nivel de 50, las rentabilidades de las acciones estadounidenses y globales fueron asimismo muy sólidas el año siguiente. La renta variable de los mercados emergentes también lo ha hecho bastante bien después de que el VIX tocara máximos. El 8 de abril, el índice alcanzó el nivel de 52,3, su nivel más alto desde la pandemia, en marzo de 2020.
No obstante, es necesario interpretar este análisis con cautela. Es muy infrecuente que el VIX alcance niveles extremos; en el período de 24 meses antes señalado, el índice solo superó nueve veces los 40 puntos al cierre de mes. Por supuesto, los datos pasados no garantizan los resultados futuros. Además, las condiciones macroeconómicas y de mercado actuales no tienen precedentes en muchos aspectos. El abanico de resultados en cuanto al crecimiento económico y beneficios empresariales es especialmente amplio y difícil de predecir, ya que muchas cuestiones dependen de decisiones políticas imprevisibles.
Cabe señalar que los picos de volatilidad pasados también se produjeron en momentos de pánico en los mercados. La crisis financiera mundial de 2008-2009, la crisis de deuda de la zona euro de 2011 y la pandemia de COVID-19 de 2020 están grabadas a fuego en la memoria colectiva de los inversores por ser momentos terribles de la historia financiera moderna.
Seguir invertidos es un imperativo estratégico
Nadie sabe cómo evolucionará la guerra comercial a partir de ahora. Es cierto que una volatilidad en máximos suele augurar los peores escenarios, pero si las cosas toman un rumbo mejor de lo esperado, puede que la volatilidad amaine y que los resultados no sean tan negativos como se teme.
Dado que es prácticamente imposible determinar los puntos de inflexión del mercado, creemos que seguir invertidos en renta variable es un imperativo estratégico. A nuestro juicio, las carteras que se centran en los fundamentales de las empresas pueden apuntar a los negocios de calidad mejor posicionados para lidiar con las dificultades de la guerra comercial y prosperar a largo plazo. También es importante implantar herramientas estratégicas y tácticas de gestión del riesgo que sean apropiadas para afrontar los retos actuales. Las asignaciones diversificadas, basadas en procesos de inversión disciplinados, pueden ofrecer a los inversores la confianza necesaria para permanecer en el mercado en tiempos de incertidumbre, y, de esta forma, beneficiase del potencial de rentabilidad a largo plazo que suele presentarse cuando los mercados pasan del miedo a la esperanza.