2023: Año de transición para la economía global

23 enero 2023
6 min read

Ahora que ya hemos dejado atrás 2022, un año extremadamente difícil, al mirarlo vemos un año definido casi enteramente por la inflación. Mercados financieros, inversores y políticos de muchas de las principales economías se han concentrado por igual en el aumento de precios y lo que eso significaba para el crecimiento y los precios de los activos. 

Esperamos que 2023 sea diferente, un año de transición. Durante los próximos meses, es probable que la inflación siga dominando los titulares. Sin embargo, cada vez confiamos más en que las presiones inflacionistas empiecen a remitir, lo que permitirá a los inversores y a los responsables políticos centrarse en las perspectivas de crecimiento económico. La transición anunciará la vuelta a un entorno más normal, aunque el camino será accidentado.  

Todas las miradas puestas en el alivio de la inflación en 2023

Cualquier debate del año que comienza gira en torno a la inflación—todavía es demasiado elevada y hasta que caiga no hay nada que importe tanto. Basándonos en nuestra valoración, confiamos en que la inflación disminuirá a lo largo de los próximos meses. El ritmo y el alcance estarán determinados por la exposición de cada economía a los principales componentes de la cesta de inflación: 

La inflación de los productos ha empezado a moderarse.
En las primeras fases de la pandemia de COVID-19, la inflación de los productos se elevó severamente debido a que las disrupciones en la cadena de suministro dominaron el panorama global. En su momento álgido en 2022, los precios de los productos en EEUU subieron casi un 20% interanual (Gráfico). Ahora que las cadenas de suministro prácticamente se han normalizado, los precios han caído a lo largo de los últimos meses.  

Las cadenas de suministro se han normalizado y la inflación de productos ha descendido
Cambio porcentual interanual de los precios de bienes durables de EEUU
Las cadenas de suministro se han normalizado y la inflación de productos ha descendido

La rentabilidad pasada no garantiza futuros resultados.
Hasta el 30 de noviembre de 2022
Fuente: Refinitiv DataStream y AllianceBernstein (AB)

Los precios de las materias primas también han caído desde sus máximos —una tendencia que esperamos que continúe—ayudando a moderar la inflación de productos. Europa es la que más margen tiene de la mejora, dado que el motivo de gran parte del pico de la inflación de 2022 fueron los costes disparados del gas natural después de que Rusia invadiera Ucrania. Un comienzo suave del invierno y un efectivo acopio de gas natural probablemente ayudarán a reducir marcadamente la inflación general de Europa —actualmente en torno al 10% interanual—en los próximos meses.

Es probable que el alivio de la inflación de la vivienda se produzca en verano. En EEUU, los productos representan solamente el 25%, aproximadamente, de la cesta de inflación subyacente relevante para la política monetaria; la vivienda juega el papel principal. El aumento en los precios de las viviendas tras la pandemia continuará haciendo que se eleve la inflación del alquiler durante varios meses, lo que hará que la inflación subyacente sea relativamente resistente. Pero confiamos en que los declives de precios que hemos visto desde la pasada primavera hagan bajar esos números—en verano se verá algún alivio.  

La inflación de los servicios no relacionados con la vivienda sigue siendo elevada. Los salarios son el principal motor de la elevada inflación de servicios distintos de la vivienda,una medida que influye tanto en los indicadores de precios estadounidenses como en en los europeos. Los salarios suponen el coste más importante para la mayor parte de las compañías de servicios, como evidencia la correlación histórica entre la inflación de los salarios y la de los servicios (Gráfico). No es extraño que las subidas salariales que se produjeron en primavera de 2021 hayan hecho subir la inflación de servicios en general.

La inflación salarial y de servicios están estrechamente vinculadas
Cambio porcentual interanual de la inflación salarial y de servicios
La inflación salarial y de servicios están estrechamente vinculadas

La rentabilidad pasada no garantiza futuros resultados.
La inflación salarial está representada por el Atlanta Fed Wage Tracker. La inflación de servicios está representada por el Índice de Precios al Consumo de los Servicios.
Hasta el 30 de noviembre de 2022
Fuente: Refinitiv DataStream y AB

Aquí es donde la situación se complica para muchos bancos centrales. Para enfriar la inflación salarial, hay que endurecer la política lo bastante como para ralentizar el crecimiento económico —o posiblemente inducir una recesión. A pesar de las gigantescas subidas de tipos de 2022, todavía no hay pruebas de que este enfoque esté funcionando. Los mercados laborales siguen en muy buena forma en casi todo el mundo desarrollado, y la tasa de desempleo en mínimos casi históricos (Gráfico).

Los mercados laborales siguen en muy buena forma en todo el mundo desarrollado
Tasa de desempleo (Porcentaje)
Los mercados laborales siguen en muy buena forma en todo el mundo desarrollado

La rentabilidad pasada no garantiza futuros resultados.
Hasta el 31 de diciembre de 2022
Fuente: Refinitiv DataStream

La fortaleza de los mercados laborales, más que ningún otro problema, empujará a los bancos centrales a seguir subiendo los tipos. No tenemos tanta confianza en que la inflación salarial descienda como la tenemos sobre otras partes de la cesta, pero la política monetaria funciona al cabo de un tiempo. Hace solo nueve meses que se introdujeron las primeras subidas de este ciclo, y creemos que su impacto todavía no se ha dejado sentir plenamente. Por eso, no creemos que tenga sentido abandonar la idea de que en el futuro se reducirá la inflación salarial y, por tanto, la de los servicios.

No es probable que se produzcan rebajas de tipos en el futuro próximo

De todas formas, la espera será incómoda. Hasta que el empleo se debilite, la transición que esperamos en 2023 no puede realmente ponerse en marcha y es probable que los bancos centrales sigan  con su postura restrictiva. Cabe esperar que una vez que el mercado laboral se debilite, los mercados financieros pasen a centrarse en el crecimiento económico. No es probable que haya buenas noticias en ese frente: estimamos que en 2023 habrá recesión tanto en la zona euro como en Reino Unido, y que en EEUU el crecimiento será cercano a cero.

Normalmente, este tipo de crecimiento débil desencadenaría una agresiva relajación de la política monetaria, pero eso no está en las cartas para 2023. La inflación probablemente se enfriará gradualmente y de manera intermitente, y no es probable que haya una plena convergencia hacia los objetivos de inflación. Por eso, creemos que los bancos centrales girarán más lentamente de lo que los mercados financieros esperan. El resultado es que, a mediados de año, el crecimiento será lento o negativo, pero los tipos políticos todavía serán altos y estables. Si se producen recortes de tipos, no será hasta el final de este año o ya en 2024, o incluso más tarde.

Asia está a lo suyo —en ambas direcciones

Pese a que las principales economías occidentales están más o menos en el mismo camino —aunque a velocidades diferentes —las principales economías asiáticas siguen una trayectoria diferente.

En Japón, la inflación acaba de empezar a elevarse lo bastante rápido como para atraer la atención del Banco de Japón (BOJ). El tipo de interés todavía es negativo, y el control de la curva de rentabilidad sigue en vigor. Esperamos que ambos cambien en 2023 y el BOJ pase a endurecer sus tipos, aunque la Fed, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra vayan en la dirección contraria. El cambio del BOJ revertiría parte de la debilidad del yen que hemos visto en 2022.

China también está en un momento del ciclo diferente. Las restricciones de movilidad de la pandemia limitaron el crecimiento en 2022, y a principios de 2023 probablemente seguirá siendo débil, ya que las restricciones se han relajado y los contagios aumentarán. Este panorama mantendrá al banco central de China en su trayectoria de relajación de la política monetaria por lo menos durante la primera parte del año.

Hay que esperar un año agitado para los mercados financieros

¿Qué significa todo esto para los inversores? La buena noticia es que 2023 probablemente no será tan difícil como 2022. Aunque este año la inflación caiga solo gradualmente, quitará presión de los tipos de interés, especialmente porque creemos que las subidas de tipos se acabarán en los primeros meses del año. El final del ciclo de subidas proporcionará alivio a los mercados de valores y de bonos.

Pero es demasiado pronto para decir que ya ha pasado todo. No se puede decir que un mundo con un crecimiento lento o negativo y una política monetaria restrictiva sea precisamente favorable para los activos financieros, por eso esperamos un año muy agitado. Los mercados subirán cuando la inflación caiga más deprisa y aumente la esperanza de que se recorten los tipos. Pero también se tambalearán cuando la inflación descienda de forma más lenta —o cuando los bancos centrales retrocedan en su idea de relajar. El pulso entre “buenas noticias, malas noticias” durará durante casi todo, si no todo 2023.

Esperamos un entorno más favorable en 2024, con la inflación más claramente bajo control y los políticos más proclives a aumentar el crecimiento. Esto hace que 2023 sea un año de transición desde los problemas de 2022 a un entorno más benigno que esperamos ver dentro de algunos trimestres.  Sin embargo, las transiciones pueden ser difíciles. Es posible que 2023 sea mejor para los mercados que 2022, pero no va a ser un trayecto tranquilo.

Las opiniones expresadas en este documento no constituyen análisis, asesoramiento de inversión ni recomendación de negociación y no representan necesariamente las opiniones de todos los equipos de gestión de carteras de AB. Las opiniones pueden cambiar a lo largo del tiempo.