Cómo el populismo puede influir en las políticas de los mercados emergentes

23 septiembre 2021
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La COVID-19 ha aumentado la desigualdad y agravado los problemas sociales de las economías de mercados emergentes, lo que ha dado lugar a presiones populistas —aunque varios países emergentes comparten características que hacen que resulten particularmente vulnerables—. La valoración de los principales parámetros ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) puede ayudar a identificar potenciales puntos de presión.

La crisis puede ser un terreno fértil para el populismo. Es posible que las características únicas de la COVID-19 hayan sofocado la agitación inicialmente, pero la pandemia ha exacerbado la desigualdad y la pobreza, lo que podría alimentar el descontento popular, afectando a la evolución política y de las políticas. También ha provocado que la naturaleza joven de muchos países emergentes se convierta en un arma de doble filo. Un perfil demográfico joven suele ser positivo para el crecimiento económico, pero podría plantear retos si la pandemia limita la actividad económica y aumenta de forma permanente el desempleo.

Se podría decir que los giros políticos y de las políticas son más probables en aquellos países en los que las condiciones socioeconómicas son más frágiles y en los que las cicatrices de la COVID-19 son más profundas. Sin embargo, la presión por el cambio resultante podría provocar un contagio, impulsando a políticos de todos los mercados emergentes a perseguir políticas populistas, aplazar la consolidación fiscal y/o debilitar los estándares democráticos.

Las consideraciones ESG son vitales para entender los riesgos políticos y de las políticas

La pandemia de la COVID-19 ha tenido repercusiones negativas para los ingresos, la salud y la educación en todos los mercados emergentes. Los trabajadores menos capacitados han sido los más afectados y la pobreza ha aumentado de forma significativa en los países de renta baja con unas redes de seguridad social debilitadas. Cuando evaluamos los bonos de deuda soberana, aplicamos un marco ESG que tiene en cuenta factores muy diversos, entre los que se incluyen estos efectos negativos sobre el desarrollo.

De todas las regiones emergentes, creemos que África ha sido la más golpeada en términos de desarrollo humano e igualdad. El perfil demográfico joven de África probablemente limitó la incidencia de las muertes por COVID-19, pero el crecimiento económico potencial podría verse diluido si la pandemia socava el desarrollo humano de forma indefinida. Si lo analizamos a través de esta lente, África corre el mayor riesgo de giros políticos y de las políticas, debido a las potenciales cicatrices de la COVID-19. Sin embargo, muy pocos mercados emergentes de Asia y Latinoamérica presentan dinámicas de desigualdad demográfica y de ingresos comparables y, por consiguiente, afrontan riesgos similares (Figura, debajo).

El populismo económico repercute directamente en la política

El populismo económico generalmente prioriza el crecimiento y la redistribución de los ingresos, mientras que los riesgos fiscales y de inflación ocupan un segundo plano. Dado que la crisis de la COVID-19 ha agravado la desigualdad y la pobreza, el populismo económico podría aumentar y/o los principios democráticos degradarse. Si el crecimiento económico de los mercados emergentes decepciona y los ingresos y el empleo se mantienen en niveles bajos, las opciones de la política populista podrían ganar impulso. Entre ellas se incluyen la ampliación de la seguridad social, un límite de deuda más elevado y un reparto de la carga entre los bancos centrales y los gobiernos (dominio fiscal).

África está más expuesta a las consecuencias de la COVID-19

En África, donde la pobreza y la desigualdad son particularmente pronunciadas, el terreno político ya ha comenzado a cambiar, incluyendo cambios de liderazgo y disturbios civiles.

En el norte, el presidente de Túnez Saied destituyó al primer ministro, suspendió el parlamento y transfirió todas las competencias a la presidencia. En Sudáfrica, el presidente Ramaphosa respondió a unos disturbios civiles sin precedentes remodelando su gabinete, otorgándose a sí mismo de paso la supervisión y el control directo sobre la recopilación y las operaciones de inteligencia. Saied y Ramaphosa son campeones de la lucha contra la corrupción y gozan de popularidad entre los votantes. Sin embargo, el descontento público se ha intensificado durante la pandemia y las cosas podrían volverse en contra de los dos líderes en caso de que la recuperación económica se retrase.

Este giro inesperado se produjo el mes pasado en Zambia, con la derrota aplastante del líder del partido de la oposición Hakainde Hichilemasobre sobre el presidente Lungu. La economía de Zambia ya se tambaleaba mucho antes de la pandemia, pero la COVID-19 aportó una presión añadida, y el país no afrontó sus obligaciones de pago de los eurobonos en 2020. Las políticas obstructivas y opacas del gobierno también descartaron una asistencia multilateral significativa, lo que agravó la crisis. Todavía se esperaba que el poder de la incumbencia inclinara la balanza a favor de Lungu. Sin embargo, la participación de votantes se elevó hasta el 70% (frente al 58% de 2016), con los ciudadanos más jóvenes sedientos de cambio.

Los giros políticos pueden ser espontáneos o formales

Los giros políticos espontáneos podrían volverse normales en condiciones pospandemia, pero las elecciones seguirán siendo puntos de presión formales y pueden marcar potenciales puntos de inflexión positivos o negativos (Figura, debajo).

Varios países africanos acudirán a las urnas el año próximo y los resultados podrían alterar las trayectorias políticas y de las políticas (Angola, Kenia y Sudáfrica). En Latinoamérica se avecinan elecciones potencialmente polémicas (Brasil, Chile, Colombia y Costa Rica). Y en Asia, aunque algunas elecciones (por ejemplo, en Malasia y Filipinas) podrían no ser una prioridad para los inversores, nosotros creemos que es importante seguir de cerca la opinión pública y las señales de la política después de la crisis.

Los principales parámetros ESG pueden poner de relieve potenciales puntos de presión

A pesar de que resulta imposible predecir cada cambio en el panorama político y de las políticas, prestar mucha atención a los parámetros ESG puede ayudar a identificar cuándo la temperatura está subiendo más rápido. Tal y como hemos visto, la pobreza y la desigualdad son factores de impulso clave del populismo. La demografía también puede ser un factor importante en las tasas de desempleo y el apetito de cambio. Y un mal historial de gobernanza puede agravar los problemas sociales e impedir una reforma oportuna o eficaz. A pesar de que las economías emergentes siguen ofreciendo un enorme potencial, es importante valorar plenamente la situación de cada país en materia de consideraciones ESG para evaluar todos los riesgos.

Las opiniones expresadas en este documento no constituyen análisis, asesoramiento de inversión ni recomendación de negociación y no representan necesariamente las opiniones de todos los equipos de gestión de carteras de AB. Las opiniones pueden cambiar a lo largo del tiempo.