A pesar de las turbulencias, la economía global consiguió resistir en 2023.¿Qué rumbo tomará en 2024?
Desde la virulencia de la inflación hasta la geopolítica, pasando por las quiebras bancarias, las economías de todo el mundo se han visto asediadas por sucesivas crisis, pero en general siguen mostrando solidez. Ahora que entramos en 2024, varios factores de peso siguen apuntalando un aterrizaje suave. Sin embargo, los riesgos para un escenario principal favorable se inclinan a la baja.
Cabe prever un crecimiento más lento y mayor equilibrio
Creemos que la economía mundial sigue teniendo impulso suficiente como para que el desenlace más probable sea un aterrizaje suave, aunque todo aterrizaje tiene sus consecuencias. Dado el empeoramiento de los fundamentales y la creciente presión que ejercen los altos tipos de interés, cabe prever una notable desaceleración del crecimiento en 2024. Sin embargo, no tiene por qué ser una mala noticia: un crecimiento más lento debería alejar la inflación, lo que permitiría que los bancos centrales comenzaran a bajar los tipos. Esta senda debería conducir gradualmente a la economía mundial hacia un mayor equilibrio.
La fortaleza del consumo es fundamental para la resiliencia económica
El fuerte gasto en consumo fue decisivo para la resiliencia de la economía en 2023, especialmente en Estados Unidos. El mercado de trabajo superó con creces las expectativas durante el año, generando ingresos suficientes para apuntalar el gasto. El ritmo de contratación fue elevado y el crecimiento de los salarios superó holgadamente la inflación. Sin embargo, las primeras grietas comenzaron a notarse a finales de año, por lo que no esperamos un gasto tan robusto en 2024. De hecho, el ritmo de contratación se ha desacelerado, los puestos vacantes han disminuido, las solicitudes de subsidios por desempleo han aumentado y las encuestas a empresas y consumidores apuntan a que los trabajadores tienen más dificultades para conseguir nuevos empleos.
No obstante, esos datos solo muestran grietas: en general, los mercados de trabajo siguen siendo sólidos. Las tasas globales de desempleo son muy reducidas en términos históricos y no se ha producido un incremento sustancial de los despidos. Prevemos que el ritmo de contratación se desacelere hasta que finalmente haya reducciones de plantillas, pero es probable que el mercado de trabajo tenga suficiente empuje como para que el consumo se mantenga hasta bien entrado el 2024 o incluso más allá. La principal conclusión es que un aterrizaje suave del mercado de trabajo se traducirá en un aterrizaje suave de la economía en general.
En todo caso, el impulso del consumo en 2023 no es únicamente achacable al mercado de trabajo. El exceso de ahorro acumulado durante la pandemia también ha amortiguado el impacto del repunte de la inflación. El apoyo fiscal en Estados Unidos y Europa permitió que la mayoría de los hogares de los mercados desarrollados mantuvieran su nivel de vida incluso a pesar del aumento de los precios, sobre todo una vez que la inflación se enfrió a finales de año. Sin embargo, parece que ese exceso de ahorro se ha agotado (Gráfico), por lo que resultará más difícil lidiar con futuras crisis en 2024. Ese es otro motivo por el que prevemos una desaceleración del crecimiento en los próximos trimestres.