Tres principios de inversión
Por consiguiente, ¿cómo pueden los inversores sacar partido de la transición a una economía baja en carbono? En primer lugar, buscando soluciones climáticas en las diferentes regiones y sectores. A menudo los fondos centrados en el clima son unidimensionales y se centran sobre todo en industrias populares como las energías renovables. Con un enfoque diversificado, los inversores pueden aprovechar el cambio en el impulso de las energías limpias, así como en áreas como la eficiencia de los recursos, el transporte, la agricultura, el agua y las infraestructuras.
Por ejemplo, Neste, una empresa finlandesa de refinado de petróleo, produce combustible diésel renovable a partir de grasas usadas, residuos y aceites vegetales. En el sector de los materiales, la neerlandesa DSM produce piensos mejorados para animales que ayudan a que las vacas eructen menos, lo que reduce la emisión de metano entérico —la principal fuente de emisiones de gases de efecto invernadero de las explotaciones agrícolas—. Waste Management Inc., con sede en Houston (Texas), genera emisiones de carbono con el tratamiento de residuos, los camiones de recogida de basura y el metano de los vertederos. Sin embargo, el impacto positivo de la huella de carbono positiva de sus servicios de reducción de carbono es 3,3 veces mayor que el impacto negativo de su huella de carbono.
En muchos casos, las emisiones de carbono de alcance 4 son una buena guía para encontrar empresas que ofrecen soluciones climáticas. El alcance 4 representa las emisiones de dióxido de carbono evitadas gracias al uso de un producto o servicio. Vestas Wind Systems ofrece un buen ejemplo de la importancia de las emisiones de alcance 4. Las emisiones de alcance 1 y de alcance 2 de la empresa —emisiones directas e indirectas generadas durante la fase de fabricación de sus turbinas eólicas— son superadas por las emisiones que se evitan a través del uso de sus productos. De hecho, la empresa estima que cada turbina eólica ayuda a evitar 40 veces más emisiones que las que se generan durante la fase de fabricación.
En segundo lugar, asegurándose de que las empresas diana dispongan de fundamentales sólidos; no todas las empresas centradas en hacer frente al cambio climático representan una buena inversión ni ofrecen un sólido potencial de rentabilidad a largo plazo y unas valoraciones atractivas. Con un proceso disciplinado de selección de valores, los inversores pueden encontrar empresas bien gestionadas con productos diferenciados, ventajas competitivas sostenibles, elevado rendimiento del capital y sólidos balances.
En tercer lugar, invirtiendo en fondos que se impliquen de forma activa con las empresas que mantienen en cartera. Los gestores de cartera que interactúan con los equipos directivos pueden hacerse una mejor idea del impacto y de la estrategia de las soluciones climáticas de una empresa —así como de sus potenciales riesgos—. Esta implicación también sirve para fundamentar una opinión interna más completa que las calificaciones de proveedores externos. Además, al instar a las empresas a convertirse en actores corporativos más responsables en sus prácticas empresariales, los inversores pueden ayudar a generar un valor añadido para el accionista con el paso del tiempo.
No hay una fórmula mágica para hacer frente al cambio climático. Como resultado, muchas tecnologías diferentes —que evolucionan a distintas velocidades— ayudarán de forma importante a resolver el problema de las emisiones de carbono mundiales. Para los inversores en renta variable, creemos que capturar un conjunto diverso de empresas con unas huellas de carbono positivaspermanentes puede fomentar un cambio climático positivo y un sólido potencial de rentabilidad a largo plazo en una cartera orientada al clima.