Los sólidos fundamentales se deben en parte a la prudencia fiscal que fue necesario adoptar debido a la pandemia de COVID-19 y que empujó a muchas compañías a gestionar su balance de forma conservadora. También reflejan que las compañías de materias primas, normalmente procíclicas, se han beneficiado de la escasez de oferta y los elevados precios, empleando el flujo de caja procedente de ello en reducir la deuda a mínimos de después de la crisis financiera.
Este tipo de administración responsable será especialmente importante si el crecimiento global se ralentiza en 2023, como esperamos que suceda. Las compañías con sólidos balances y con acceso a financiación estarán mejor posicionadas para enfrentarse a la reducción de la demanda y el endurecimiento de las condiciones de crédito que normalmente acompañan a un crecimiento económico más débil.
Además, los emisores de bonos high-yield disfrutarán de cupones más bajos a lo largo del próximo año. Esto se debe a que no se aproxima un límite de vencimientos que obligue a las compañías a emitir deuda a tipos más altos. De hecho, solo el 20% del mercado vencerá para finales de 2025 y la mayor parte de los vencimientos se concentra entre 2026 y 2029. Aunque los rendimientos sigan siendo elevados durante los próximos cuatro años, los tipos de cupón no volverán a los niveles pre-COVID, de en torno al 6%, hasta principios de 2026.
La tensión crediticia podría elevarse, pero no es probable que aumenten los impagos
En EEUU, los impagos de deuda high-yield alcanzaron su máximo del 6,3% en octubre de 2020, lo que hizo que las compañías más débiles desaparecieran del universo de inversión. Además, un grupo de ángeles caídos (anteriormente bonos de grado inversión) elevaron el porcentaje de bonos BB del universo high-yield al 50%, mejorando la calidad general de los bonos high-yield.
De igual modo, el mercado high-yield europeo ha experimentado un aumento de BBs hasta el 63% del total. La ponderación de BBs en ambos mercados ha aumentado casi 10 puntos porcentuales desde la crisis financiera global. En consecuencia, los mercados de EEUU y de Europa en conjunto son más solventes y podrán soportar mejor el estrés del mercado que en recesiones anteriores.
Es una buena noticia para los inversores, ya que tanto los bonos corporativos europeos como los de EEUU están descontando un aumento del estrés a lo largo del próximo año—pero no una escalada significativa en los impagos. Esto es coherente con nuestra expectativa de que, a lo largo de los próximos 12–18 meses, sólo se producirá un aumento moderado de las rebajas de calificación de deuda y de los impagos. En el caso de que el panorama macro se debilite de forma más sustancial de lo esperado, podríamos ver más estrés, pero debido al punto del que parten los balances corporativos y a las políticas financieras conservadoras, anticipamos que el impacto sobre los emisores corporativos en conjunto será menos severo.
Los factores técnicos apoyan el crédito
Los factores técnicos parecen positivos para el crédito. El Banco Central Europeo (BCE) ha puesto fin a sus innumerables programas de compra de bonos, pero sigue invirtiendo los beneficios de las posiciones de grado inversión. Mientras tanto, la emisión de deuda de la eurozona ha descendido, lo que mantiene relativamente bien equilibradas la oferta y la demanda.
En EEUU, los factores técnicos de la deuda high-yield entran en 2023 con mucho vigor. Como los inversores volvieron al mercado masivamente a finales del año pasado, los fondos de inversión high-yield registraron en noviembre los flujos mensuales de entrada más elevados desde julio de 2020. Esta demanda tan alta, que creemos que continuará en 2023, será buena para los precios. Esperamos que los bonos corporativos de grado inversión sean los próximos de la cola, ya que los elevados rendimientos atraerán a los inversores que se han quedado fuera.
Debido a los atractivos rendimientos, los sólidos fundamentales corporativos y los flujos de fondos potencialmente fuertes, creemos que el próximo año tiene un importante potencial para los inversores de bonos corporativos.