De habilidades en materia de sostenibilidad a una colaboración radical: temas de la COP26

10 febrero 2022
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La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, también conocida como COP26, que se celebró recientemente generó gran cantidad de titulares generales, como un acuerdo de última hora de las naciones para elevar las reducciones de las emisiones y volver a reunirse en 2022 para redoblar los esfuerzos. Sin duda hay mucho más trabajo por hacer y poco tiempo que perder.

Sin embargo, también fueron sustanciales los temas subyacentes que surgieron de los anuncios formales y los numerosos actos paralelos que tuvieron lugar en la cumbre de Glasgow (Escocia), que duró doce días. Entre otros, se reconoció que se precisa avanzar en competencias de sostenibilidad y contar con catalizadores financieros, así como que el concepto de una implicación más profunda y colectiva —e incluso la colaboración radical— puede acelerar la carrera hacia la neutralidad.

De «tecnologías limpias» a «soluciones climáticas»

Un avance interesante fue el cambio de tono, virando el diálogo en detrimento de la idea de desarrollar tecnologías limpias específicas. Hubo escaso debate, por ejemplo, en torno al almacenamiento de baterías y las energías renovables, si bien siguen siendo aspectos esenciales para la transición hacia la neutralidad. En cambio, las conversaciones parecieron reorientarse hacia el concepto de las soluciones climáticas.

¿Qué significa esto en la práctica? Vemos que se reconoce cada vez más que la descarbonización no es solo un problema para los sectores de la energía y los suministros, sino que se trata de una cuestión apremiante para todas las industrias. Los responsables de la toma de decisiones indicaron la necesidad de que todas las empresas reduzcan y eliminen emisiones de gases de efecto invernadero para asegurar su viabilidad a largo plazo. Las discusiones abarcaron aspectos como el capital humano, la cultura y soluciones centradas en la naturaleza. La implicación de inversores activos, incluida AB, está estableciendo las formas en que emisores de diferentes industrias, sectores y regiones están adaptando sus negocios y sus economías para alcanzar el éxito en una economía con bajas emisiones de carbono.

El dinamismo normativo está creciendo, pero todavía necesita un impulso

Claramente, las políticas públicas orientadas a permitir la descarbonización son esenciales para establecer las normas para naciones e industrias. Ya hemos asistido a actuaciones significativas, en especial, en el Reino Unido y la Unión Europea. Se prevé que aumente el dinamismo y que las empresas, planificando sus sendas hacia la neutralidad, reclamen una mayor reglamentación en la labor de los defensores de las políticas sectoriales con los reguladores en ámbitos como el transporte y la aviación.

Los gestores de inversión y los propietarios de activos deben ser proactivos a la hora de perfilar estas políticas. La defensa de políticas públicas se podría traducir en un respaldo a la regulación necesaria, opinando sobre la legislación pendiente e implicándose a escalas individual y colectiva al respecto de cuestiones de política específicas de cada sector. Ejemplos de ello son el trabajo de AB para reforzar las normas sobre comunicación de información sobre cambio climático de la Comisión de Valores y Mercados y nuestra colaboración con otras compañías semejantes para promover menores niveles de combustión. Al incidir en el marco de las políticas, la comunidad inversora puede contribuir a velar por que la regulación sea efectiva, práctica y equitativa.

La implicación con emisores marrones hará posible la transición

Incluso entre los fervientes defensores de actuaciones rápidas para lograr la neutralidad, el énfasis está virando en detrimento de las desinversiones. Una de las razones es que la desinversión fomenta la venta de activos que generan un elevado nivel de emisiones a empresas privadas con menor vigilancia de los accionistas y en clave ESG. Además, retirar por completo el capital de mercados intensivos en carbono incidirá de manera desproporcionada en naciones emergentes y frontera que asumen la mayor parte de los riesgos físicos del cambio climático, lo cual podría generar una «transición injusta». Retirar el capital también eleva el coste de la deuda, lo cual puede inflar los costes de la energía y las cadenas de suministro a corto y medio plazo.

En lugar de desinvertir por completo en sectores con altos volúmenes de emisiones, vemos a cada vez más grupos de interés confluir en una implicación más sólida, empleando el poder del capital para influir en las conductas de los emisores. En pocas palabras: sin ellos, no habrá transición. Esto implica la necesidad de contar con un marco orientado al rendimiento para entablar diálogos con los emisores al respecto de sus prácticas y los avances en sus planes de descarbonización y transición.

Deben adoptarse y reforzarse políticas para impulsar la implicación cuando esos avances no sean suficientes. La implicación debe englobar no solo las operaciones de los emisores, sino también sus cadenas de suministro, con indicadores clave de rendimiento e hitos específicos para valorar los progresos.

Reducir la brecha de competencias de sostenibilidad

Las decisiones, el liderazgo y la tecnología que se necesitan para llevar al mundo por la senda de un calentamiento de 1,5 grados para 2050 exigirán actualizar de manera ingente las competencias en materia de clima. La brecha de competencias de sostenibilidad es especialmente amplia en el caso de los mayores emisores de carbono —empresas que se enfrentan a dificultades para contratar talento—: en palabras de un ejecutivo en la COP26, «el acero no es sexy».

Existe una amplia necesidad de avanzar en las habilidades. Por ejemplo, los ejecutivos de las empresas deben impulsar sus capacidades para liderar las empresas de manera eficaz durante la transición. Numerosas empresas y emisores, como ayuntamientos y gobiernos, saldrían bien parados si contaran con una mayor fuente de expertos en sostenibilidad. Por otra parte, los inversores deben continuar ahondando en la ciencia del clima —con la ayuda del mundo académico, en caso necesario— para traducir los conocimientos sobre el clima en percepciones de inversión.

Las compensaciones de carbono han llegado para quedarse

Se dedicaron diversas discusiones a los mercados de carbono, así como a la necesidad de más mecanismos de precios del carbono y a la función de los instrumentos de compensación. Sin impuestos al carbono, dichos instrumentos desempeñan una función clave a la hora de velar por que las emisiones de carbono tengan precios adecuados. La actividad de la COP26 se centró en endurecer la gobernanza de los mercados globales del carbono y cerrar las brechas introduciendo sistemas de verificación de los créditos de carbono.

La culminación del artículo 6 del Acuerdo de París sobre precios del mercado de carbono ha impreso un impacto destacado, pues ha elevado el precio de los créditos de carbono basados en la naturaleza un 45% y los del sector de la aviación, cerca de un 20%. Puede que los instrumentos de compensación continúen existiendo de numerosas formas y en diversos mercados, si bien las mejoras en control de calidad, transparencia y verificación pueden favorecer que prosiga el crecimiento, acelerando la adopción de tecnologías, soluciones y combustibles limpios, así como velando por la conservación de valiosos activos forestales para la absorción de carbono.

La financiación mixta es ineludible para financiar la adaptación al cambio climático

Numerosas conversaciones versaron sobre la necesidad de impulsar los instrumentos de financiación mixta para sufragar actividades de adaptación al cambio climático. Con la financiación mixta, el capital al desarrollo se despliega de manera creativa para atraer fondos de fuentes comerciales más amplias, al objeto de financiar proyectos de adaptación climática y mitigación y dotarles de escala comercial. Los bancos de desarrollo a menudo prevén estructuras e instrumentos para este fin.

En la COP26, diversas compañías de seguros y bancos de inversión demostraron las oportunidades de colaboración con gobiernos, bancos multilaterales y organismos supranacionales para estructurar la financiación de tales proyectos. En algunos casos, los propietarios de los activos colaboran directamente con gobiernos y empresas para financiar iniciativas relacionadas con proyectos de energía, conductos e infraestructuras de transmisión. Dado el enorme volumen de capital necesario para hacer posible la transición climática, un uso más amplio de financiación mixta supone un catalizador crítico.

La «colaboración radical» ofrece capacitación colectiva

Existen numerosos defensores apasionados que luchan para que el mundo siga una senda de calentamiento de 1,5 grados, entre los que se encuentran personas físicas, empresas, sectores, académicos, gobiernos, organismos supranacionales y organizaciones no gubernamentales. Sin embargo, ninguno de estos grupos puede limitar el calentamiento global por sí solo: se precisa colaboración radical para aunar a numerosos partícipes a fin de resolver problemas que trascienden los límites formales.

Los gestores de activos, los emisores, los propietarios de activos y los expertos del mundo académico son importantes grupos de interés y el hilo de la colaboración radical conecta muchos de los temas de la COP26 que hemos compartido en estas líneas, por ejemplo, la implicación, la actualización de competencias de sostenibilidad y la financiación mixta. La colaboración puede avanzar incluso más, ya sea conectando a las empresas que busquen soluciones con aquellas que las tengan, trabajando conjuntamente en vías innovadoras en torno a la tecnología, implicando a las empresas o aprovechando los conocimientos del mundo académico sobre el clima para agudizar las percepciones de inversión.

En resumen, los temas que surgieron durante la COP26 ponen de manifiesto la urgencia cada vez mayor que subyace a la neutralidad, la necesidad de adoptar enfoques creativos hacia la capacitación y los avances en financiación, así como el reconocimiento de que ningún grupo de interés por sí solo puede llevar al éxito. Los avances hacia la neutralidad deben ser enérgicos, innovadores y colectivos, y todos debemos cumplir con nuestra parte.

Las opiniones expresadas en este documento no constituyen análisis, asesoramiento de inversión ni recomendación de negociación y no representan necesariamente las opiniones de todos los equipos de gestión de carteras de AB. Las opiniones pueden cambiar a lo largo del tiempo.