Peajes del crecimiento: la IR llega a la adolescencia

08 febrero 2022
4 min read

La inversión que considera factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) ha sobrevivido a un año difícil, en el que hemos observado un mayor control regulatorio y una rentabilidad inestable que han dado pie a un intenso debate. Aunque las perturbaciones que conlleva un cambio rápido pueden generar preocupación, para nosotros son un signo de avance de la inversión responsable (IR).

De hecho, ya hemos sido testigos de esta fase natural en cambios paradigmáticos anteriores de sistemas, procesos y culturas. En nuestra propia industria, observamos un periodo similarmente turbulento con el rápido ascenso de los ETF, que finalmente se consolidaron en el mercado maduro actual.

Nos ha parecido más fructífero implicarnos en las grandes ideas de forma temprana y constructiva que ignorarlas. Por consiguiente, los recientes desafíos nos parecen oportunidades para que las partes interesadas escriban conjuntamente la guía para la inversión ESG: desarrollando y cumpliendo reglamentos; estableciendo una taxonomía y terminología comunes; y creando diversas corrientes de rentabilidad centradas en los factores ESG que mejoran el potencial de rentabilidad a largo plazo.

Los reguladores apuntan a la ecoimpostura

Las preguntas que se están formulando sobre la inversión ESG son importantes. En el contexto de fervor por la inversión responsable de los últimos años, los gestores de inversiones se vieron incentivados a crear fondos ESG o a poner en marcha la transición de las carteras existentes hacia iteraciones respetuosas con los factores ESG. Los emisores también se lanzaron a promocionar sus ventajas ESG. Por supuesto, muchos gestores y emisores decían la verdad. Pero a algunos gestores les resultó sencillo promocionar la «integración» de factores ESG —un término que se podría interpretar libremente—. Y era igual de sencillo exagerar las capacidades y credenciales en materia de inversión responsable.

Ya no es así. Desde 2021, hemos presenciado un aumento de la regulación diseñada para combatir la ecoimpostura y para ayudar a los consumidores a navegar en un entorno de productos de inversión cada vez más complejo. Para los gestores, puede resultar difícil cumplir los diversos requisitos de divulgación y presentación de información de las diferentes regiones y países. Pero, a fin de cuentas, estos reglamentos tienen un objetivo común: los gestores de activos deberían hacer lo que dicen que hacen —y ser completamente transparentes al respecto—. Eso significa que deben indicar claramente sus objetivos ESG, desarrollar y divulgar unos marcos de inversión rigurosos y fiables que respalden estos objetivos, e informar exhaustivamente a los clientes acerca del progreso hacia la consecución de dichos objetivos.

Las partes interesadas deben hablar un mismo idioma

La oleada de reglamentación y la mayor concienciación de los inversores exigen definiciones claras y una divulgación transparente. Los titulares y los gestores de activos deben trabajar con los reguladores y con los responsables políticos para ayudar a evitar la ambigüedad y la confusión a la hora de definir la integración ESG y otras prácticas de inversión responsable.

En primer lugar, debemos distinguir entre estrategias que integran factores ESG y estrategias centradas en factores ESG. La integración de factores ESG implica la identificación de cuestiones ESG financieramente importantes para después analizar y evaluar su impacto sobre medidas comerciales y financieras, tales como ingresos, márgenes, flujos de efectivo, valoraciones y coste del capital. A continuación, los inversores deben determinar si los riesgos y las oportunidades asociados se han descontado en la valoración del emisor.

Las estrategias centradas en factores ESG van más allá de la integración de estos factores: tienen objetivos o temas ESG específicos, como centrarse en emisores cuyas prácticas ESG están mejorando o invertir en empresas que ofrecen soluciones climáticas, además de optimizar el riesgo y la rentabilidad. Los reguladores tratan de organizar los diversos enfoques de las estrategias centradas en factores ESG —exclusión, sesgo hacia los mejores de su categoría, inversión temática, inversión sostenible e inversión de impacto, por ejemplo— en una taxonomía común.

Los inversores que buscan carteras que integran factores ESG merecen saber cómo se ejecuta esta integración. Creemos que estas carteras deberían adoptar un enfoque riguroso para documentar cómo se consideran las cuestiones ESG en cada paso aplicable del proceso de inversión. En el caso de las estrategias que integran factores ESG, los equipos de inversión pueden comenzar por identificar y evaluar riesgos y oportunidades ESG importantes para ayudar a generar ideas de inversión. A continuación, los analistas deben estar equipados con herramientas, datos y análisis propios y de terceros para poder desarrollar un conocimiento más profundo de las características de los riesgos —y las oportunidades— ESG de un emisor, sector o cartera.

Para hacer esto eficazmente, los equipos de las carteras deben estar inmersos en las cuestiones ESG que definirán el futuro de nuestro mundo desde múltiples perspectivas. Los analistas deben reunirse con frecuencia con directivos de empresas públicas y privadas y de entidades no corporativas para tratar cuestiones ESG concretas. Basándose en las percepciones obtenidas de estas reuniones, los equipos de inversión deberían incorporar los factores ESG en su proceso de toma de decisiones de inversión cuando esté justificado, ajustando las tasas de descuento del flujo de caja, las previsiones para las calificaciones crediticias u otros parámetros relevantes.

Y una verdadera integración de factores ESG no se acaba una vez que se ha tomado una decisión de inversión. Los gestores deberían seguir controlando a los emisores y trabajar con los reguladores y los responsables políticos para ayudar a abordar la ambigüedad en la definición de la integración de factores ESG.

Más allá de la controversia

Esta evaluación más exhaustiva de los potenciales riesgos y rentabilidades de la inversión perfila la opinión de un gestor con respecto a las perspectivas financieras para cualquier valor. Básicamente, la integración de consideraciones ESG en el proceso de inversión consiste en mejorar la evaluación del riesgo con la expectativa de generar unas rentabilidades ajustadas por riesgo mejoradas.

Por ejemplo, si una cartera se está planteando invertir en una empresa industrial cuyas fábricas emiten grandes cantidades de carbono, ¿qué significará eso para la empresa y para la rentabilidad de los inversores? El equipo de inversión debe analizar y considerar las repercusiones sobre la empresa de potenciales impuestos al carbono o de reglamentos relativos a la contaminación sobre las necesidades de gasto de capital futuras, o el impacto en la cuota de mercado de un competidor que desarrolla un sustituto con menores emisiones de carbono.

A nuestro juicio, la integración de factores ESG es simplemente una inversión mejor informada. Sin embargo, si bien son pocos los inversores que se opondrían a estrategias que integran factores ESG, no todos comparten el interés por estrategias centradas en factores ESG. Y así como los inversores no tienen que invertir en todos los estilos existentes, tampoco tienen que invertir en todos —o en alguno— de los segmentos del espectro de la inversión centrada en factores ESG.

Aumentará la demanda de diversas corrientes de rentabilidades ESG

Los inversores que están considerando estrategias centradas en factores ESG quieren estar seguros de que no sacrificarán el potencial de rentabilidad. De hecho, el vínculo histórico entre inversión ESG y generación de alfa es relativamente corto y ha sido irregular.

Por lo general, las carteras de temática ESG batieron al conjunto del mercado en los últimos años, especialmente debido a que muchas mantenían una sobreponderación en acciones de crecimiento de gran capitalización. Sin embargo, en 2022, dado que las acciones tecnológicas cayeron y los combustibles fósiles repuntaron, muchas carteras ESG tuvieron un peor comportamiento.

Para nosotros, esto apunta a la necesidad de desarrollar estrategias ESG complementarias que no dependen de una única fuente de beta. Como sucede con cualquier asignación de activos, los inversores deberían considerar una variedad de estilos de renta variable, alternativas y renta fija para diversificar las corrientes de rentabilidad centradas en factores ESG. Además, los inversores no se deberían limitar a invertir en empresas, dado que la deuda soberana y los activos reales y titulizados también pueden aprovechar las ventajas de los factores ESG.

Próximos pasos a medida que la inversión responsable madure

Es posible que la inversión responsable haya atravesado un año difícil, pero no va a desaparecer. Por el contrario, dado que los compromisos con el «cero neto» están impulsando el rápido crecimiento previsto de los activos ESG y que se espera que aumente el activismo de los accionistas con respecto a los factores ASG, los inversores necesitarán más orientaciones y claridad con respecto a estos peajes del crecimiento.

En un contexto de cambio de los reglamentos, de las preferencias de los consumidores y de los panoramas competitivos, los gestores de activos deben continuar implicándose de forma constructiva en las conversaciones sobre ideas fundamentales para la inversión responsable: reglamentos, lenguaje común, marcos robustos y corrientes de rentabilidad diferenciadas, entre otros.

Desde el cambio climático hasta el trabajo forzado, la discriminación y la diversidad, los factores ESG presentan riesgos y oportunidades de inversión importantes que pueden obstaculizar o promover la creación de valor para el accionista a largo plazo. Esa es la razón por la que creemos que el mejor antídoto para los desafíos ESG —y la mejor forma de asegurar el éxito de nuestros clientes a largo plazo— es un enfoque de inversión reflexivo y basado en la materialidad financiera.

Las opiniones expresadas en este documento no constituyen análisis, asesoramiento de inversión ni recomendación de negociación y no representan necesariamente las opiniones de todos los equipos de gestión de carteras de AB. Las opiniones pueden cambiar a lo largo del tiempo.