¿Qué pasa entonces con los valores de asistencia sanitaria que han presentado unos modelos de rentabilidad tan sólidos tanto en mercados alcistas como bajistas? ¿Justifican esas características invertir en una cartera independiente de sector único?
Las tendencias temáticas trascienden los vaivenes macroeconómicos
Para responder a estas preguntas, necesitamos entender por qué los valores de asistencia sanitaria ya eran atractivos antes de la COVID-19. Estos valores se benefician de tendencias a largo plazo, impulsados por los esfuerzos por mitigar los efectos de las enfermedades por medio de tratamientos, tecnología y servicios que abarcan desde las personas a las mascotas. Los avances científicos dan paso a nuevos tratamientos además de reducir los costes. Por otro lado, la demanda de atención sanitaria tiende a transcender los vaivenes cíclicos de la economía.
El crecimiento económico global se enfrenta a enormes desafíos y, en ese entorno, las empresas de asistencia sanitaria pueden seguir teniendo una buena rentabilidad. Esto se debe a que el motor principal de la asistencia sanitaria son las personas.
Las tendencias demográficas globales apoyan el crecimiento de la asistencia sanitaria de diversas maneras. En los mercados desarrollados, la población envejecida demandará más tratamientos. En los mercados emergentes, el crecimiento más rápido de la población está alimentando la demanda de productos y servicios de asistencia sanitaria a medida que las sociedades se enriquecen y la clase media crece. Estas tendencias demográficas persistirán, independientemente de lo que suceda en la economía general.
Innovación para necesidades que evolucionan
Para atender las crecientes necesidades en todo el mundo, las compañías de asistencia sanitaria deben innovar constantemente. La innovación científica lleva décadas sustentando los avances sanitarios. Pero en muchas maneras, la revolución tecnológica apenas acaba de empezar—y va más allá de las farmacéuticas.
La robótica ya está cambiando los procedimientos quirúrgicos. Las nuevas herramientas de diagnóstico y ciencias de la vida pueden ayudar a identificar las enfermedades en una fase más temprana. Los tratamientos para la enfermedad de Alzheimer y trastornos cardiovasculares contribuirán a combatir los costes físicos y económicos del cambio demográfico. La telemedicina y la digitalización ofrecen un enorme potencial para ofrecer una mejor atención a los pacientes.
El desarrollo de fármacos tradicional también está empezando a redefinirse. El Big Data podría mejorar la eficacia de los ensayos de fármacos. La biología sintética está transformando la naturaleza de la escala industrial en el sector médico, incluyendo el descubrimiento de fármacos, haciendo posible diseñar tratamientos personalizados de forma rentable, incluso para enfermedades raras que afectan a un pequeño número de pacientes.
La innovación ayudará a los sistemas de asistencia sanitaria de todo el mundo a enfrentarse a la presión de la subida de costes —un agudo problema incluso en países con sistemas de asistencia sanitaria universales. Históricamente, la innovación de la asistencia sanitaria tendía a hacer subir los precios—a diferencia de la tecnología, donde la innovación lleva a descensos de precios. Por ejemplo, hace 20 años, los pacientes con cáncer pagaban unos 200 USD al mes por la quimioterapia y el éxito era limitado. Actualmente, algunos tratamientos de quimioterapia pueden curar el cáncer con menos efectos secundarios, pero con un coste de 100.000 USD.
La tensión entre la rápida innovación y la necesidad de contener los costes continuará dando forma al sector de la asistencia sanitaria—mientras crea oportunidades para los inversores. En EEUU, por ejemplo, la reciente Ley de Reducción de la Inflación exigirá que las compañías farmacéuticas limiten o reduzcan el precio de algunos medicamentos. Aunque esta legislación puede poner presión en los precios de algunos productos, creemos que también servirá para impulsar la investigación y el desarrollo. Las compañías innovadoras que puedan reducir costes estarán mejor posicionadas para batir la rentabilidad a largo plazo si pueden demostrar el valor de sus productos para el sistema general.
Todas estas tendencias suponen atractivas razones para considerar asignar a una cartera especializada y diversificada de asistencia sanitaria. Además, las firmas de asistencia sanitaria ayudan a afrontar desafíos medioambientales, sociales y de gobernanza. Muchas están alineadas con el Objetivo de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas #3, que pretende “garantizar una vida saludable y promocionar el bienestar para todos a todas las edades”, con sub-objetivos destinados a combatir las enfermedades y promover la cobertura de asistencia sanitaria. Las compañías de asistencia sanitaria también tienden a dejar una huella de carbono baja.
La asistencia sanitaria como Activo de Renta Variable Core
Desde nuestro punto de vista, la asistencia sanitaria puede jugar un papel como active core en las asignaciones de renta variable. La exposición al crecimiento a largo plazo impulsado por las tendencias demográficas hace que las compañías de asistencia sanitaria sean menos vulnerables al entorno económico. Y más allá de la medicina para las personas, la salud animal es un segmento de negocio boyante, impulsado por el alza del gasto en mascotas que probablemente no se va a desvanecer en una recesión. En todo el sector, el crecimiento de las ventas es relativamente estable en tiempos de incertidumbre, y muchas compañías de asistencia sanitaria tienen capacidad de fijar precios —un atributo importante cuando la inflación es elevada. Los beneficios en general se han mantenido bien en tiempos económicamente difíciles (Gráfico). En consecuencia, los precios de las acciones de asistencia sanitaria a menudo son menos volátiles que los de las compañías de otros sectores. Por eso, una cartera de asistencia sanitaria estratégicamente construida puede ofrecer a los inversores características ofensivas y defensivas: potencial de sólido crecimiento en mercados alcistas y menos riesgo de descenso.