Los bancos deberán cumplir pronto las normas internacionales Basilea III, que entrarán en vigor en 2025 e incluirán una revisión del marco de activos ponderados por riesgo. Prevemos que esto obligue a muchas entidades a reducir todavía más el crédito y a desprenderse de algunos de los préstamos —residenciales, comerciales y empresariales— que ya figuran en sus balances.
Dicho de otro modo: algunos bancos quieren mover dinero, no almacenarlo. Esta circunstancia creará oportunidades de asociación entre prestamistas privados y bancos en distintas áreas del mercado y regiones en 2024 y años sucesivos.
Por ejemplo, los prestamistas privados pueden beneficiarse de toda una serie de oportunidades de inversión interesantes, como, por ejemplo, la adquisición de conjuntos de préstamos de bancos a precio de descuento, o la suscripción de acuerdos de reparto de riesgos para adquirir nuevos préstamos que cumplan una serie de requisitos de crédito predeterminados.
Por otra parte, los bancos se beneficiarían de conservar la actividad de originación de préstamos y las comisiones asociadas sin tener que cumplir elevados requerimientos de capital regulatorio como consecuencia de mantener dichos préstamos en sus libros.
Un camino más accidentado
El contexto macroeconómico de 2024 podría plantear ciertos retos. Los tipos de interés de los principales bancos centrales probablemente seguirán siendo elevados en comparación con los niveles de los últimos 15 años. Sin embargo, las señales de un crecimiento más lento en Estados Unidos y Europa sugieren que los mercados podrían presenciar bajadas de tipos antes de que acabe el año. Aunque prevemos un aterrizaje suave, no deja de ser un aterrizaje.
Este hecho es importante, ya que, por pequeño que sea, un cambio en el ciclo de crédito puede generar más tensiones para algunos prestatarios. También es posible que ponga de relieve la pericia de los gestores a la hora de suscribir, estructurar y valorar el riego crediticio con eficacia, y favorecerá a aquellos con un sólido historial de operaciones con todo tipo de clases de activos y ciclos económicos.
Por otro lado, cabe recordar que las operaciones de crédito privado se originan, negocian y estructuran directamente (incluidas las cláusulas contractuales del prestamista). Estas operaciones también conllevan una comunicación frecuente entre prestatarios, prestamistas y, en el caso de los préstamos directos (direct lending), con los promotores de private equity. Esta circunstancia facilita el diálogo activo con los prestatarios y la resolución de posibles problemas.
Acortar las distancias
Por tanto, ¿dónde deben poner la vista los inversores en este nuevo año? Creemos que hay varias áreas que merecen atención. No obstante, puede que 2024 sea un año en el que las estrategias de préstamos respaldados por activos —lo que también se conoce como «finanzas especializadas»— comiencen a ocupar más espacio en las asignaciones a activos privados.
Las finanzas especializadas engloban estrategias nicho que incluyen préstamos no bancarios contra conjuntos de activos de flujos de efectivo o cuentas por cobrar —a menudo relacionados con crédito al consumo o a pymes—, como, por ejemplo, préstamos para la compra de vehículos o equipamiento, o activos «esotéricos», como los flujos de ingresos generados por pagos de royalties.
Creemos que estos tipos de estrategias tienen el potencial de ofrecer rentabilidades sólidas y, a su vez, de diversificar las carteras y ampliar enormemente el universo de inversión privada, tal y como ocurrió con los préstamos directos en los años posteriores a la crisis financiera mundial.
No se olvide de los préstamos directos
Los préstamos directos avivaron el crédito privado tras la crisis financiera mundial y seguirán constituyendo la base de las asignaciones a activos privados. En el inicio de 2024, los préstamos directos representan la mayor proporción del mercado de crédito corporativo privado de Estados Unidos y ofrecen una rentabilidad incremental atractiva en comparación con el crédito corporativo negociado en mercados públicos.
Es más, los préstamos directos pueden tener un papel importante en los mercados alcistas y bajistas. Creemos que centrarse en empresas con buenos perfiles de ingresos y bases diversificadas de clientes puede ofrecer rentabilidades ajustadas al riesgo interesantes en cualquier entorno de mercado. Las operaciones actuales generalmente incorporan importantes protecciones estructurales, como, por ejemplo, grandes reservas de capital En este nuevo año, creemos que los inversores pueden verse beneficiados si invierten junto a gestores disciplinados con experiencia en inversión en diferentes condiciones de mercado.
¿Hemos dejado atrás lo peor?
En 2023 se contrajo la actividad en el mercado de inmuebles comerciales. No obstante, las señales de que los tipos de interés en Estados Unidos y Europa han tocado techo son un indicio de que la situación podría cambiar. Prevemos que una mayor estabilidad se traduzca en un aumento del volumen de operaciones y una mayor determinación de los precios en todo tipo de inmuebles.
Una oleada de préstamos vencidos en manos de bancos que podrían ser reacios a ampliarlos puede crear oportunidades para los prestamistas privados que hayan mantenido la paciencia y estén bien capitalizados. Como siempre, el cálculo del riesgo-rentabilidad varía en función del tipo de inmueble.
Transición energética global
Prevemos que, en 2024, los prestamistas privados sigan impulsando la financiación para proyectos de energías renovables, y vemos varias oportunidades interesantes de cara a este año. Muchas de ellas se derivan de reajuste de los activos de infraestructuras públicas y privadas con vencimientos largos, resultante de la drástica subida de tipos en el tercer trimestre de 2023.
El contexto actual del mercado resulta interesante para aquellos inversores capaces de adoptar un enfoque altamente oportunista. La demanda de capital por parte de los promotores inmobiliarios sigue siendo sólida y las tensiones en el sector bancario han provocado que sean ahora los proveedores de capital privado los que tengan ventaja en la negociación, ya que pueden exigir mejoras crediticias y otras medidas de protección. Vemos oportunidades en los mercados estadounidense y europeo
Poner el capital a funcionar
Incluso en el caso de que el crecimiento económico se desacelere, es probable que las rentabilidades sigan por encima de los mínimos registrados antes de la pandemia. También prevemos que las condiciones de las operaciones con las distintas clases de activos sigan siendo favorables, dado el restablecimiento de una baja relación préstamo-valor y unas valoraciones interesantes de los activos en los últimos 18 meses por la subida de tipos. A nuestro juicio, 2024 será un buen momento para poner el capital a funcionar.