2022 ha sido un año plagado de turbulencias y entrará en el libro de los récords. La inflación, en niveles históricamente altos, ha trastocado por completo los mercados financieros, los tipos de interés se han disparado, se ha desintegrado el comercio global y ha estallado el conflicto armado de Ucrania. Esto ha hecho que la volatilidad afectara a todos los rincones de los mercados financieros.
Estamos entrando en el tramo final del año y los inversores podrían pensar que ya lo han visto todo. Pero hay un elemento de la disfunción del mercado que ha pasado en gran parte inadvertido y es el aumento de la fricción dentro del mercado del Tesoro de EEUU. Los bonos del Tesoro están experimentando un declive de liquidez tras la incertidumbre económica y el aumento de la volatilidad, y hay grandes bloques de deuda soberana que son cada vez más difíciles de negociar.
Dada la importancia de este mercado para la estabilidad financiera global, no resulta extraño que el tema esté empezando por fin a llamar la atención.
Reducir el inflado balance de la Fed
La Reserva Federal tiene un doble mandato, máximo empleo y estabilidad de precios. Pero, desde la crisis financiera global (GFC), el Comité Federal de Mercado Abierto se ha centrado principalmente en el empleo. Después de todo, la inflación no había sido un tema preocupante desde hacía décadas, hasta que empezó a aumentar en 2021.
Tras la agitación económica de la GFC, la Fed bajó el tipo de los fondos federales a un límite inferior de cero y desplegó una expansión cuantitativa (QE) que fue su herramienta monetaria favorita en su intento de bajar los tipos y estimular la economía.
Tras lo peor de la pandemia, la Fed y el gobierno de EEUU actuaron otra vez con rapidez para apoyar la economía. A su vez, el Departamento del Tesoro emitió billones de dólares en deuda para financiar programas de estímulo fiscal. La Fed también continuó con la QE y las compras de activos relacionadas, relajando las condiciones financieras.
Como parte de este programa de QE, compró valores soberanos de EEUU a escala masiva. Con una combinación de estímulo fiscal y emisión de deuda, muy necesarios ambos, la Fed y el gobierno de EEUU tuvieron bastante éxito en la revitalización de la economía. La expansión cuantitativa continuó tras lo peor de la pandemia de COVID-19, relajando las condiciones financieras.
La escala de las compras, no solo de bonos del Tesoro sino también de títulos respaldados por agencias y por hipotecas, ha inflado el balance del banco central hasta casi los 9 billones de dólares (Gráfico). Esto supone casi el 20% de los más de 30 billones de dólares de bonos del Tesoro de EEUU, el total de deuda pendiente.