El tiempo que permanezcan en esos niveles elevados depende del éxito de los bancos centrales a la hora de controlar la inflación. Puede que el Banco Central Europeo recorte los tipos de interés antes que sus homólogos debido, en parte, a las bajas tasas de crecimiento económico en la zona euro. Sin embargo, el Banco de Inglaterra podría condicionar un giro expansivo a una desinflación más prolongada. La Reserva Federal estadounidense ha señalado su intención de aplicar tres bajadas de tipos en 2024. De momento, no obstante, la tasa de los fondos federales está en máximos de más de veinte años.
Los inversores en deuda high yield están entre los mejor situados para beneficiarse de las elevadas rentabilidades actuales. Un alto yield to worst de partida para los bonos high yield ha sido típicamente un indicador sólido de la rentabilidad para los próximos tres a cinco años. Actualmente, el yield to worst del mercado global de deuda high yield se sitúa en el 7,5%.
En el segmento de grado de inversión, los diferenciales de crédito europeos —la diferencia entre la rentabilidad de la deuda corporativa y la rentabilidad de la deuda pública— se estrecharon más de 50 puntos básicos (bps) en 2023, pero siguen 25 pbs por encima de sus niveles históricos. Los diferenciales del crédito con grado de inversión estadounidense se sitúan actualmente cerca de sus medias a largo plazo. Dados los fuertes flujos que han recibido los fondos del mercado monetario en los últimos años, cuando los inversores estén más cómodos con los valores con mayor duración (sensibilidad a los tipos de interés), cabe prever un aumento sustancial de la demanda de crédito con grado de inversión.
El crédito a medio plazo ofrece valor
Pero las medias pueden ser engañosas. Un examen más detenido revela que la deuda corporativa a medio plazo es una oportunidad mucho más interesante que la deuda corporativa a largo plazo. ¿Por qué? Los inversores centrados en la rentabilidad, como las compañías aseguradoras, han estado comprando valores con grado de inversión a largo plazo para igualar sus obligaciones a largo plazo, provocando un descenso de las rentabilidades a largo plazo en comparación con el resto del mercado. En consecuencia, creemos que los bonos a largo plazo no compensan a los inversores por el riesgo que añade ese plazo.
Se trata de un fenómeno global: los bonos de Estados Unidos, el Reino Unido y la zona euro con vencimientos superiores a 10 años parecen caros en comparación con el crédito a medio plazo. Por ello, creemos que parte del valor más interesante puede encontrarse en el tramo intermedio de la curva de tipos dentro del segmento de grado de inversión.
Por último, también ha mejorado el contexto técnico desde la pandemia, en parte gracias a una mayor demanda, cambios positivos en las calificaciones y un volumen reducido de emisiones de deuda. En Estados Unidos, los bonos con grado de inversión recibieron flujos mensuales en el tercer trimestre, poniendo así de relieve la confianza de los inversores, algo que, en nuestra opinión, debería contribuir a respaldar las valoraciones en 2024. En Europa, los factores técnicos han tenido un signo más mixto.
Debido a las perspectivas económicas inciertas en 2024 y al deterioro de los fundamentales, es justificable que los inversores aborden con cautela los mercados de crédito corporativo. Sin embargo, las altas rentabilidades actuales no durarán para siempre, y dado que las valoraciones siguen siendo razonables, el inicio del nuevo año podría ofrecer una oportunidad única para los inversores en renta fija que sean prudentes.