Financiar un mundo sostenible: la importancia de los bancos globales

18 agosto 2023
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La transición hacia un mundo sostenible se vería frustrada sin el respaldo de bancos globales y su apoyo a los bonos verdes y sostenibles.

Mientras que empresas como los proveedores de energías limpias y los fabricantes de vehículos eléctricos cobran todo el protagonismo, hay todo un sector que pasa prácticamente desapercibido, pero que resulta fundamental para la transición hacia un mundo sostenible. Aquí destacan bancos de todo el mundo, proveedores indispensables de capital y agentes decisivos para el cambio.

Pregunte a un inversor corriente sobre las empresas que están liderando los avances en sostenibilidad y lo más probable es que la respuesta sea una sucesión de fabricantes de productos tecnológicos y de consumo. Esto es totalmente normal, ya que muchas de las empresas que más suben en bolsa operan en esos sectores. Sin embargo, los bancos globales también deberían encabezar la lista de prioridades para los inversores en renta fija.

Los bancos son esenciales para el desarrollo sostenible

Las empresas financieras son grandes emisoras en los mercados globales de deuda y, por tanto, componentes destacados de los índices de referencia de renta fija. Debido a ello, tienen una presencia preponderante en las carteras de renta fija. Los inversores en renta fija disponen de una gama muy amplia de instrumentos donde elegir en toda la estructura del capital de un banco (a diferencia de las opciones relativamente limitadas de que disponen los accionistas que invierten en renta variable de bancos). Los inversores en renta fija sostenible pueden elegir entre bonos convencionales de bancos —mediante deuda sénior o subordinada— y bonos verdes, sociales o sostenibles (GSS, por sus siglas en inglés) de dichas entidades.

Los bancos proporcionan capital para proyectos verdes o sociales específicos vinculados a objetivos de sostenibilidad, y habitualmente optan por financiarlos mediante bonos GSS, cuyo volumen de emisión a escala mundial a finales de 2022 ascendía nada menos que a 367.000 millones de USD, según datos de Bloomberg.

En la mayoría de países, los bancos —no los mercados de capitales— son generalmente la principal fuente de crédito. Esto les convierte en agentes esenciales no solo para la transición hacia las energías limpias y para llevar a cabo iniciativas de reducción de emisiones de carbono, sino también para promover cambios sociales positivos más amplios.

El impulso de los bancos a la sostenibilidad es un fenómeno global

Aunque los bancos europeos han sido pioneros en las iniciativas de financiación sostenible y la emisión de bonos GSS, los siguientes ejemplos muestran cómo las buenas prácticas en préstamos sostenibles se han extendido a todo el sector bancario:

Empoderamiento de las mujeres
 

Bank of Montreal (BMO), con sede en Canadá, introdujo los bonos para apoyar iniciativas empresariales promovidas por mujeres y, en 2021, emitió un bono social para mujeres empresariales ajustado a los siguientes Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): ODS 5 —Igualdad de género y empoderamiento de la mujer—, ODS 8 —Empleo decente y crecimiento económico— y ODS 10 —Reducir la desigualdad—. Los beneficios  de los bonos se asignan a empresas propiedad de mujeres, en particular, microempresas y pequeñas y medianas empresas, que realizan actividades en torno a un objetivo declarado de promover una sociedad inclusiva que no admita barreras, así como una economía próspera duplicando el apoyo para las empresas canadienses que son propiedad de mujeres.

Impulsar el desarrollo global
 

Itaú, un importante banco minorista y comercial brasileño, ha sido una de las primeras entidades de un mercado emergente en emitir bonos GSS. Su bono sostenible es flexible y financia empresas de energía renovable, microempresas y medianas empresas ubicadas en las regiones más pobres de Brasil. Este bono se utiliza como modelo para una alianza entre Itaú y la International Finance Corporation  (una división del Banco Mundial) cuyo objetivo es canalizar hacia Brasil fondos adicionales centrados en cuestiones sociales. El bono se ajusta claramente al ODS 8 (Trabajo decente y crecimiento económico).

Pasar de los préstamos bancarios a los bonos verdes
 

En todo el mundo hay muchos ejemplos de proyectos de energías renovables que inicialmente reciben financiación de los bancos y, posteriormente, se refinancian en los mercados de deuda. Por ejemplo, a finales de década de los 90 del siglo pasado, Citibank comenzó a financiar a CMI Energía (la mayor empresa de energía que opera en América Central) con préstamos bancarios en las etapas iniciales de la transición de la empresa hacia las energías renovables. Las plantas de energía renovable son relativamente pequeñas y sus necesidades financieras individuales no justifican la emisión de bonos verdes. Después de emitir una serie de préstamos para CMI Energía, Citibank suscribió en 2021 una operación de bonos verdes por valor de 700 millones de USD en los mercados de capitales. Esto ha permitido al banco liberar su balance, de manera que ha podido seguir ofreciendo financiación continua para fines sostenibles, tanto a CMI Energía como a otras empresas.

La sostenibilidad comienza en casa

Los bancos con concienciación medioambiental tienen un papel destacado en la descarbonización, tanto de sus propias operaciones como de sus carteras de préstamos, así como en el asesoramiento y la financiación del desarrollo sostenible de sus clientes. Los bancos neerlandeses son pioneros en muchos aspectos.

Por ejemplo, la entidad neerlandesa Rabobank ahora aplica criterios explícitos para proporcionar financiación verde. El banco insiste en que los edificios construidos antes de 2020 deben «pertenecer al 15% superior del stock nacional de viviendas con arreglo a la demanda de energía primaria» o, en el caso de las viviendas construidas después de 2020, deben tener un consumo energético «al menos un 10% inferior al umbral definido para los requisitos de los edificios de energía casi nula en el mercado local».  Las normas muy directas y específicas de Rabobank contrastan con los requisitos más confusos de utilización de los ingresos que se observan en emisiones recientes de bonos verdes de empresas industriales.

ING, otro banco con sede en los Países Bajos, cuenta con políticas exhaustivas de sostenibilidad, tanto para ayudar a sus clientes como para su propia cartera de préstamos, respaldadas por objetivos específicos: un incremento de los compromisos de nueva financiación para energías renovables hasta el cierre de 2025 del 50% con respecto a 2021, un 100% de su cartera de inmuebles comerciales con certificación energética A en 2031 y cero emisiones netas de la cartera total de préstamos en 2050 o antes.

Otro ejemplo es ABR AMRO, pionero en la reducción del coste del endeudamiento de las contrapartes a las que otorga financiación para fines medioambientales. El banco se compromete a transferir las primas verdes o «greeniums» (es decir, el ahorro de costes de la emisión de bonos verdes y otros bonos ESG con rendimientos ventajosos) a los prestatarios subyacentes, lo que reduce los costes globales de los proyectos.

Se han logrado grandes avances, pero queda mucho por hacer

Sin lugar a dudas, otros proveedores de servicios financieros también están realizando importantes aportaciones al desarrollo sostenible. Sin embargo, los bancos globales son fundamentales para la economía mundial y ejercen una función de estabilización de importancia sistémica tanto en los mercados emergentes como en los desarrollados. Además, los bancos tienen un alcance inigualable: los bancos comerciales cotizados de propiedad pública pueden apoyar a las empresas regionales que son demasiado pequeñas para los mercados de capitales, mientras que los bancos multilaterales para el desarrollo, que operan sin capital público, pueden proporcionar préstamos a un coste bajo o nulo para los países en desarrollo o con fines sostenibles. Un buen ejemplo es el Bono Galápagos («bono azul») de reestructuración de deuda por naturaleza para la conservación marina emitido recientemente por Ecuador, garantizado por el Banco Interamericano de Desarrollo y respaldado por un seguro de riesgo político de la Corporación Financiera de Desarrollo de Estados Unidos.

Aunque los bancos con concienciación medioambiental han marcado el ritmo en el impulso al desarrollo sostenible, todavía queda mucho por hacer para que las buenas prácticas se extiendan a todo el sector a escala mundial. Los inversores que apuesten por un mundo sostenible deben entablar un diálogo activo con la dirección de los bancos para promover un avance más rápido.

Las opiniones expresadas en este documento no constituyen análisis, asesoramiento de inversión ni recomendación de negociación y no representan necesariamente las opiniones de todos los equipos de gestión de carteras de AB. Las opiniones pueden cambiar a lo largo del tiempo.