Este sencillo análisis esquemático contiene una implicación importante: todas las empresas pueden crear valor social para las partes interesadas. Entre los signatarios de la declaración de Business Roundtable, por ejemplo, se incluyen empresas que venden carbón, armas y comida basura —industrias que los inversores centrados en los temas sociales tienden a evitar—. A pesar de que este tipo de empresas no pueden hacer gran cosa para mejorar el impacto social de sus productos, sí pueden mejorar su propio comportamiento.
Crear una métrica sostenible
Para los inversores, este marco es el primer paso hacia la construcción de carteras sostenibles. Por ejemplo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas se pueden utilizar para medir el impacto social y medioambiental de los productos de una empresa. Valorando los productos que ofrece una empresa en función de los ODS, podemos medir el porcentaje de sus ingresos que se obtiene de productos orientados o no orientados a la consecución de los ODS. A continuación se puede evaluar a las empresas en función de la exposición de sus ingresos netos a los ODS.
Al centrarse en empresas que ofrecen soluciones rentables para desafíos sociales fundamentales como la salud y el bienestar, la energía limpia y la igualdad de género, creemos que los inversores pueden crear carteras con unas características atractivas de crecimiento, rentabilidad y calidad.
El comportamiento de las empresas también se puede medir de varias maneras. Nuestros procesos de selección de valores utilizan parámetros propios por lo que respecta a los factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG). Sin embargo, también podemos aplicar las calificaciones ESG de MSCI para crear un indicador sencillo que siga el comportamiento de una empresa en materia de ESG en comparación con el de sus homólogas, así como los cambios en su comportamiento con el paso del tiempo. Para los inversores que tratan de orientar las inversiones de sus carteras hacia compañías altamente sostenibles, esta puede resultar una forma efectiva de comprobar si la cartera cumple sus requisitos.
La conexión alfa
Incluso después de haber identificado a las empresas con comportamientos y productos sostenibles, hay muchas formas de construir carteras de renta variable y renta fija que mantengan un equilibrio entre riesgo, recompensa y responsabilidad. Los distintos tipos de carteras tratan de generar alfa de diferentes maneras, dependiendo de sus objetivos. Por ejemplo, las carteras que invierten en determinados productos sostenibles pueden beneficiarse de un sólido potencial de crecimiento a largo plazo subestimado por el mercado. La inversión en empresas que mejoran su comportamiento corporativo puede beneficiarse de una reducción de costes, una mayor rentabilidad y un menor riesgo reglamentario.
Dado que las distintas estrategias compensan estos objetivos de manera diferente, no se aplican los mismos parámetros de medición a todas las carteras por igual. Sin embargo, cuando entendemos cómo una empresa tiene previsto generar valor social (¿la firma se desplaza hacia la derecha, hacia arriba o en ambas direcciones?), podemos comenzar a pensar en los parámetros adecuados a seguir. Unos mejores parámetros también pueden ayudar a orientar unos esfuerzos de implicación más productivos con los equipos directivos que ayuden a las empresas a seguir el camino correcto en su intento de crear valor social.
Los directores generales han reconocido que el papel de la compañía moderna ha evolucionado. Ahora es el momento de que los inversores definan su juego y desarrollen métodos más efectivos para medir la ejecución de una agenda ambiciosa que redefina cómo operan las empresas del siglo XXI.