La estrecha vigilancia de la Reserva Federal y su reducción de la QT deberían evitar perturbaciones en los mercados a corto plazo.
El descenso de las reservas de efectivo en el conjunto del sistema financiero estadounidense ha propiciado que algunos observadores del mercado predigan una crisis de liquidez en los mercados de financiación. No estamos de acuerdo con ese pronóstico. Para entender por qué, es conveniente saber cómo hemos llegado a esta situación.
Ley de equilibrio financiero de la Reserva Federal
En 2020, en respuesta a la crisis de la COVID-19, la Reserva Federal garantizó la disponibilidad de liquidez en la economía con la compra de cantidades ingentes de valores del Tesoro y con garantía hipotecaria. Esta expansión cuantitativa (QE), junto con otras medidas públicas de estímulo, infló el balance de la Fed, inundó el sistema financiero con efectivo y engrasó el engranaje de la economía.
Sin embargo, la QE terminó generando un exceso de liquidez en los mercados de financiación a corto plazo; es decir, demasiado efectivo para tan pocos sitios donde invertirlo. Desde 2022, la Fed ha estado retirando ese exceso de liquidez mediante la restricción cuantitativa (QT). Para reducir su balance, la Reserva Federal ha dejado atrás su función de gran comprador de valores de deuda y, en su lugar, ha dejado que venza la deuda de su balance sin reinvertir el producto.
Esta circunstancia nos ha llevado a donde estamos ahora, con una QT que propicia un desequilibrio de oferta y demanda entre el efectivo y los valores. Para algunos observadores del mercado, esto recuerda a la situación de septiembre de 2019, cuando la Fed hizo un uso torpe de la QT y provocó el estancamiento de los mercados de financiación a corto plazo.
En 2019, tras calcular mal la cantidad de reservas bancarias necesarias para garantizar la liquidez del sistema, la Fed mantuvo vigente la QT durante demasiado tiempo, incluso a pesar de dispararse la emisión de bonos del Tesoro y de las enormes salidas de capitales que registraron los fondos del mercado monetario. En resumen, no había suficiente efectivo disponible para atender la oferta de valores. Las tasas de financiación se dispararon un 10% y la Fed tuvo que detener en seco la QT y proporcionar una facilidad de crédito de emergencia para restablecer la liquidez.
No obstante, creemos que ahora es diferente. Lo que está haciendo la Fed es trabajar cuidadosamente para alcanzar un equilibrio mientras trata de nivelar la oferta y la demanda. Los responsables de la Fed están comunicando con prontitud sus planes de retirar la QT. Además, la autoridad monetaria vigila muy de cerca los indicadores de liquidez en los mercados de financiación para que el proceso se desarrolle sin incidentes. Esto debería evitar que se repita la situación de 2019 y aliviar las preocupaciones de los inversores.
Los indicadores señalan que, de momento, sigue habiendo exceso de liquidez
Un indicador del exceso de liquidez es la facilidad de recompra inversa (RRP) de la Fed que utilizan los fondos del mercado monetario y otras instituciones financieras no bancarias para poner en funcionamiento el exceso de efectivo, básicamente dando préstamos a un día (operaciones repo) a la Fed a un tipo fijo. La RRP es una herramienta útil de último recurso cuando escasean las alternativas de financiación a corto plazo. Hace apenas un año, las reservas de RRP rozaban nada menos que los 2,5 billones de USD.
Sin embargo, su uso ha ido decayendo en los últimos tiempos. Y es que no solo la Fed está reduciendo su balance, sino que además los fondos del mercado monetario tienen alternativas más interesantes en las que invertir efectivo. A este ritmo, la RRP podría llegar a agotarse antes de que termine el año, poniendo fin al exceso de liquidez en caso de situarse por debajo de los 100.000-200.000 millones de USD, según el consenso de mercado. Pero todavía no hemos llegado a ese punto. Actualmente, el uso de RRP supera los 500.000 millones de USD (Gráfico), cifra que la Fed considera elevada.