Lograr el equilibrio adecuado entre el riesgo de tipo de interés y de crédito puede tener mucho sentido en las últimas fases de un ciclo de crédito. Y creemos que esto resulta especialmente recomendable en el ciclo actual.
¿Por qué? En los últimos 18 meses, los inversores han tenido que lidiar con el endurecimiento más rápido de la política monetaria mundial de los últimos 40 años, además de una crisis bancaria que se ha cobrado tres bancos regionales estadounidenses. Sin embargo, la economía de Estados Unidos ha conseguido, de momento, evitar una contracción. A pesar de que el mercado laboral sigue mostrando fortaleza, la inflación mantiene su senda a la baja desde máximos de 40 años, aunque todavía se encuentra en niveles altos.
Por su parte, la Reserva Federal afirma estar decidida a bajar la inflación hasta el objetivo a largo plazo del 2%, y cuanto más tarde en hacerlo, más probable será que la economía entre en recesión. De hecho, aunque la Fed ha mantenido intactos los tipos de interés este mes, asegura que prevé subirlos más adelante.
Una estrategia de bonos para cualquier circunstancia
Sospechamos que estos movimientos nos acercarán más a un cambio en el ciclo de crédito estadounidense. Sin embargo, determinar cuándo podría producirse ese cambio —algo nada fácil incluso en circunstancias óptimas— resulta especialmente difícil en el entorno de mercado actual. Por eso pensamos que ha llegado el momento de que los inversores orientados a rentas consideren la posibilidad de combinar deuda pública y otros valores sensibles a los tipos de interés con activos de crédito sensibles al crecimiento en una cartera gestionada de forma dinámica.
Ambos tipos de bonos son eficaces a la hora de generar rentas, sobre todo ahora que la inflación y el endurecimiento de la política monetaria contribuyen a un aumento de las rentabilidades. Una estrategia barbell diversificada que equilibre el riesgo de tipo de interés y de crédito permite a los inversores inclinarse a un lado o a otro en un momento determinado, un enfoque que consideramos puede ofrecer rentas elevadas con una sólida mitigación de pérdidas.
Para nosotros, se trata de una estrategia adecuada para cualquier circunstancia, pero puede que ahora sea el momento ideal para dividir la cartera en dos partes, especialmente si en los próximos meses el crecimiento se desacelera lo suficiente como para obligar a bajar los tipos de interés en 2024.
Los tipos de interés y el riesgo se mueven en dirección contraria
Las estrategias barbell generalmente funcionan porque los dos tipos principales de riesgos de bonos suelen mantener una correlación negativa. Los bonos de deuda pública generalmente se comportan bien cuando el crecimiento se desacelera, la inflación se enfría y los mercados comienzan a prepararse para una bajada de tipos. Por ello se les considera valores fiables que permiten diversificar las carteras frente a los bonos corporativos y de mercados emergentes que ofrecen rentabilidades elevadas y que, al igual que las acciones, se comportan especialmente bien cuando el crecimiento es sólido y los tipos de interés suben.
Estas relaciones se rompieron en 2022, cuando los dos tipos de bonos cayeron de manera simultánea. Algunos inversores comenzaron a preguntarse si la época de correlaciones negativas había pasado a la historia. Nada de eso. De hecho, esa relación, medida por la deuda pública y las acciones, se restableció a comienzos de este año (Gráfico).