La Ley de reducción de la inflación de EE. UU. destina 369.000 millones de dólares, una cifra sin precedentes, a reducir las emisiones de carbono un 40% en la próxima década. Entre sus incentivos para empresas se incluyen generosos créditos fiscales por la incorporación de energía renovable eólica y solar a sus operaciones, lo que hace que la energía solar resulte ahora más económica que las fuentes tradicionales.
Un potencial Pacto Verde Europeo podría incluir 375.000 millones de euros para apoyar la propia ley de reducción de la inflación de la región. Entre sus objetivos: convertir a Europa en el primer continente en alcanzar la neutralidad climática antes de 2050, recortar las emisiones de GEI en un 50% y plantar 3.000 millones de árboles nuevos para 2030. Un componente de energías limpias fomentaría la generación de energía eólica y solar, que ya ha superado al gas y al carbón en toda Europa. De hecho, solo en 2022 la producción de energía solar se duplicó.
Los 27 Estados miembros de la Unión Europea están de acuerdo, pero no todos se han comprometido a una plena financiación. Sin embargo, las empresas están encontrando su propio camino en las múltiples hojas de ruta de incentivos del Pacto Verde. Por ejemplo, la UE quiere recortar hasta los 12 meses el plazo de autorización de los proyectos de renovables en áreas prioritarias (desde los 3-10 años actuales) y hasta los 24 meses en las demás áreas. Esto debería acelerar por sí solo los proyectos de las empresas que están listas para empezar, eliminando costosos retrasos.
A nuestro juicio, cabe esperar que ambas medidas políticas amplíen de forma constante el conjunto de oportunidades de inversión que ofrece la reducción de carbono. El fomento de un mayor uso de combustibles limpios y el almacenamiento de energía, por ejemplo, probablemente supondrá un revulsivo para aquellas empresas para las que representa su sustento, tales como la californiana Enphase Energy y la israelí SolarEdge Technologies.
Encontrar industrias esenciales para la transición a una economía baja en carbono
Una selección activa de acciones resulta clave a la hora de identificar a las empresas mejor preparadas para capear la persistente crisis climática sin sacrificar rentabilidades. Para seguir la senda de la descarbonización se requiere compromiso y trabajo duro, y no todas las empresas están a la altura de este reto.
En el sector industrial europeo, por ejemplo, han surgido líderes indiscutibles de la descarbonización en categorías clave de la intersección del cambio climático con la selección de acciones:
Tecnología de redes eléctricas inteligentes. Las empresas de este espacio ayudan a otras a construir y gestionar recursos e instalaciones de bajo consumo energético que reducen las emisiones de GEI de terceros, también conocidas como emisiones de Alcance 4. Schneider Electric es un buen ejemplo de ello, con un compromiso de evitación o ahorro para sus clientes de casi 800 millones de toneladas de CO2 para 2025, según informes de la empresa.
Soluciones de cable. Nuestro análisis sugiere un crecimiento exponencial de la demanda de cable de media y alta tensión, dado que la fuerte demanda de la instalación de renovables se combina con las renovaciones pendientes para crear un entorno de precios favorable. El fabricante de cable Prysmian Group aumentó su reciclaje de residuos al 71% y recientemente ha firmado un acuerdo para conectar líneas submarinas con nuevos parques eólicos en todo el mundo, entre otros hitos.
Ingeniería de diseño. Estas empresas ofrecen servicios de consultoría sobre infraestructura, logística y construcción respetuosas con los factores ASG para el transporte, instalaciones y plantas de tratamiento de aguas. Creemos que AECOM Technology es uno de los principales competidores en este mercado de 80.000 millones de dólares, que se espera que experimente un crecimiento anual de dos dígitos durante varias décadas. Su plan de acción ASG incluye reducir el carbono al menos en un 50% en sus principales proyectos o evitar unos 84 millones de toneladas de emisiones de CO2.
Resiliencia al clima sí, pero sin perder de vista la calidad y el coste
Creemos que valorar la resiliencia al clima ayuda a identificar empresas que es probable que ofrezcan un mayor potencial de rentabilidad a largo plazo. Pero esta no debería ser la única consideración a tener en cuenta, ni siquiera en una estrategia de renta variable orientada a la reducción de carbono. La calidad y el precio también son importantes.
A nuestro juicio, las empresas de calidad son negocios duraderos con ventajas competitivas bien defendidas y flujos de caja sostenibles. También suelen tener una ventaja cuando la inflación es elevada o sube, gracias a la capacidad de fijación de precios, a su liderazgo en la industria, o a ambos factores. Además, los modelos de negocio de calidad están en buenas condiciones para sacar partido de los futuros factores de impulso del crecimiento económico, entre los que se incluye, cada vez más, la descarbonización.
Además de centrarse en la calidad y la resiliencia al clima, también es importante vigilar los precios. Resulta tentador seguir a la manada, pero incluso las mejores empresas con bajas emisiones de carbono pueden estar sobrevaloradas cuando los mercados se calientan, sobre todo si están vinculadas al sector tecnológico. Mantenerse alerta a las valoraciones ayuda a mejorar el potencial de rentabilidad y evitar bolsillos del mercado vulnerables o que ofrecen precios excesivos.
Las inundaciones implacables, los incendios forestales y las olas de calor ya han convertido 2023 en un año de récord en muchos aspectos. Los líderes mundiales todavía están despertando a la posibilidad de un futuro sombrío sin una acción por el clima determinada. Pero alabamos las nuevas políticas integrales de descarbonización de los Estados Unidos y Europa, mientras que China, el mayor productor de GEI del mundo, también está tomando medidas positivas.
La guerra del clima está lejos de haber terminado. Sin embargo, las líneas de ataque se están reforzando constantemente con empresas innovadoras de calidad destinadas a romper y a ganas algunas batallas. Creemos que, con el paso del tiempo, se sumarán a un bien mayor. Ese es el motivo por el que creemos que el cambio climático debe ser incorporado a las decisiones de inversión activas, no solo como riesgo de nicho, sino también como contribuyente clave a la rentabilidad a largo plazo de la renta variable.