Resulta difícil recordar el nivel de calma en la última década para los mercados de renta variable estadounidenses, pero, desde una perspectiva histórica, se trata de un periodo más bien anómalo. Si la volatilidad se torna más común en el futuro, las estrategias que contribuyen a reducir el riesgo a la baja deberían formar parte de las asignaciones a renta variable.
Los inversores siguen atónitos con la magnitud del descenso del pasado año. En cierta medida, la aflicción se vio magnificada por la relativa calma de la última década. Incluso teniendo en cuenta el desplome, breve pero sustancial, causado por la COVID-19 a comienzos de 2020, la renta variable estadounidense se mostró menos volátil de 2013 a 2022 que durante más de 40 años antes de ese periodo. Nuestro análisis demuestra que el S&P 500 Index solo cayó en un 13% de las ocasiones en los últimos 10 años, según rentabilidades en periodos de 12 meses consecutivos, frente al 22% de las ocasiones entre 1970 y 2012 (véase el gráfico anterior).
En la última década, las ganancias moderadas fueron más comunes. En torno al 23% de las ocasiones, la renta variable subió hasta un 10%, un alza históricamente sólida. También se registraron fuertes alzas, en que las ganancias superaron el 10%, con mayor frecuencia, produciéndose en el 64% de las ocasiones.
Nadie sabe qué nos depara el futuro, pero, en vista de la severa tensión macroeconómica y geopolítica, así como el menor respaldo de los bancos centrales, no resulta difícil suponer que habrá más volatilidad en los próximos 10 años que en el pasado reciente, en línea con las tendencias más a largo plazo.
Cómo prepararnos para caídas más frecuentes
La volatilidad no debería ahuyentar a los inversores de la renta variable, sino animarles a asignar activos de modo estratégico para amortiguar el descenso. Consideramos que las acciones de alta calidad con patrones de negociación estables y precios atractivos pueden ayudar a los inversores a captar potencial y a bregar, al mismo tiempo, con unos mercados más turbulentos. Un enfoque activo centrado en la calidad, la estabilidad y el precio (QSP) resulta de especial importancia cuando los inversores huyen a segmentos más seguros del mercado e impulsan al alza los precios de las acciones defensivas.
Nuestro universo QSP de acciones estadounidenses registraron rentabilidades del -0,4% de media en épocas de caídas de los mercados en la última década, en que el S&P 500 perdió un 7,5% de media (véase el gráfico a continuación). En entornos de subida moderada de los mercados, las acciones QSP avanzaron un 6,7%, un 2% más que el conjunto del mercado.