El entorno político actúa como factor desencadenante
Las valoraciones no son útiles en general para predecir la dirección a corto plazo de los tipos de cambio. Al fin y al cabo, el USD lleva varios años estando caro. Normalmente se necesita un factor desencadenante para cambiar la dinámica y para que las monedas regresen a valoraciones más normales tras un período de divergencia.
Creemos que el entorno político de EE. UU. es ese factor desencadenante en estos momentos. Buena parte de la fortaleza que ha exhibido el USD durante años se debe a su papel indiscutible como moneda de reserva del mundo. Los países que cuentan con reservas de divisas han mantenido una parte desproporcionada de las mismas en dólares por distintos motivos, algunos de los cuales siguen siendo válidos a día de hoy.
Por ejemplo, la economía estadounidense sigue siendo la más grande e importante del mundo. El USD sigue siendo la principal moneda de facturación, de las emisiones de deuda y de las operaciones internacionales. Asimismo, los mercados financieros estadounidenses son los más profundos y líquidos del mundo.
Sin embargo, la supremacía del USD también se sustenta en otras razones que actualmente están en entredicho. Pensemos en los gestores de reservas de los bancos centrales de todo el mundo. Mantienen activos a largo plazo y realizan sus asignaciones basándose en la predictibilidad, la viabilidad y el cumplimiento de un marco basado en reglas de las políticas.
No obstante, el anuncio de aranceles en abril dejó claro que el marco político de Estados Unidos ya no es tan predecible o fiable. Para muchos observadores, ya no se ajusta a las reglas y normas vigentes asumidas por la comunidad internacional. Los gestores de reservas, que supervisan fondos de grandes dimensiones, suelen realizar cambios de forma muy gradual. No obstante, es evidente que a estos inversores no les resulta fácil gestionar las variaciones que se producen en entorno político de EE. UU., y eso les incita a realizar dichos cambios.
Más allá de los aranceles y el comercio
Los cambios en las políticas estadounidenses podrían no limitarse a los aranceles y el comercio.
El proyecto de ley fiscal que ha aprobado el Congreso este mes sugiere que el déficit presupuestario y la carga de la deuda probablemente seguirán creciendo.
La posibilidad de una menor independencia de la Reserva Federal hace temer un potencial aumento de la inflación y una mayor volatilidad de la economía y el mercado.
Además, dada la rapidez con que cambian las políticas y la ausencia de un proceso transparente para un debate y un análisis previos, la comunidad internacional podría estar preparándose para otros cambios futuros.
Un dólar más débil probablemente equivalga a exportaciones a precios más competitivos, y esto debería beneficiar a las multinacionales estadounidenses. También supone un posible impulso positivo para los inversores radicados en EE. UU. que inviertan en renta variable no estadounidenses. No obstante, una debilidad prolongada del USD podría deteriorar los márgenes de beneficios de aquellas empresas cuya producción dependa significativamente de las importaciones.
En los mercados de bonos, una caída del USD podría ofrecer oportunidades para que los inversores adopten un enfoque de diversificación a escala global.
El USD sigue teniendo ventajas
Quede claro que no prevemos una fuga rápida de capitales. El USD sigue teniendo grandes ventajas frente a otras divisas. Sin embargo, incluso cambios graduales en la gestión de las reservas posiblemente afecten a la divisa estadounidense, y creemos que la incertidumbre hará que los gestores de reservas mundiales traten de diversificar mejor sus posiciones en divisas.