¿Cómo pueden afectar a la realidad económica las nuevas medidas en materia de comercio de EE. UU.?
Hemos rebajado nuestras perspectivas para la economía estadounidense tras la última ronda de aranceles anunciados a principios de abril. Prevemos una desaceleración del crecimiento y un aumento de la inflación en 2025. Si este escenario se materializa, creemos que la Fed rebajaría los tipos oficiales 75 puntos básicos, o puede que más.
Tal y como corroboran los últimos titulares, la situación en torno a medidas arancelarias concretas sigue siendo muy variable. No obstante, si se mantiene el arancel universal del 10% anunciado el 2 de abril (salvo el caso excepcional de China, país al que se aplicaría un arancel mayor), creemos que esas políticas, junto con los recortes del gasto nacional y del empleo público, reducirían el crecimiento del PIB estadounidense hasta el 0,5%-1% en 2025. La probabilidad de recesión también sería mucho mayor que en el escenario anterior al anuncio de las medidas. Además, si los aranceles más severos que se plantearon en un primer momento, pero que después quedaron aplazados, se hacen efectivos de forma total o parcial, el impacto en la economía podría ser incluso mayor.
Los efectos de los aranceles se trasladan a los precios
La tasa arancelaria efectiva es 10 puntos porcentuales mayor que la del año pasado, lo que, a nuestro juicio, supondrá un aumento de los precios para los consumidores y las empresas estadounidenses. La desaceleración del crecimiento y el abaratamiento de las materias primas pueden contrarrestar parte de los efectos en la inflación, pero en todo caso hemos elevado nuestra previsión del índice de precios al consumo al 3,8% para este año. Eso supone cerca de un 1% más de lo que hubiera sido la inflación subyacente en caso de no aplicarse los nuevos aranceles.
Ese encarecimiento de los precios equivale a un coste de alrededor de 2.000 USD para una familia media estadounidense. El incremento de los precios fue incluso mayor tras la pandemia de la COVID-19, pero el apoyo que brindó el gobierno federal ayudó a los hogares a aguantar durante ese período. Esta vez, sin embargo, no parece probable que esas ayudas vayan a llegar a las familias.
La desaceleración prevista no supone un cambio de dirección respecto a nuestras previsiones anteriores. El gasto de los hogares ya se ha desacelerado este año (Gráfico), y el deterioro de la confianza de los consumidores (incluso antes del anuncio de los aranceles de la semana pasada) sugiere que seguirá haciéndolo. Sin duda, la confianza puede ser volátil y también es cierto que el gasto puede verse afectado por otros factores, pero creemos que los próximos aranceles, sumados a los datos económicos actuales, suponen claramente un riesgo a la baja de cara al futuro.