La IA en sí no es algo nuevo.
La tecnología se basa en diversos desarrollos, como las redes neuronales profundas, que alcanzaron un punto de inflexión en 2021, y los modelos transformer, un sistema para entrenar redes neuronales que consiste en completar palabras, lanzado en 2017. ChatGPT se basa en GPT-3, el modelo de lenguaje extenso (LLM) de tercera generación creado por OpenIA y lanzado en 2020. Se trata de una de las aplicaciones de los modelos transformer que mejores resultados ha obtenido.
ChatGPT es un ejemplo de cómo años de investigación y desarrollo pueden culminar en una tecnología revolucionaria que abre la puerta a nuevos usos. Estos nuevos modelos, que se benefician del impulso que ha registrado la computación de hiperescala desde 2016, generan texto e imágenes de una forma casi humana. Las consultas basadas en chat pueden añadir un valor formidable a las búsquedas en internet. La IA puede escribir los primeras versiones del 80% del código informático o ayudar a los usuarios empresariales a escribir correos electrónicos.
¿Problemas para plasmar las ideas en palabras? La IA puede ayudar a expresar ideas para trabajos y entradas de blog. De esta forma, los usuarios podrán elegir tonos «divertidos», «profesionales» o «entusiastas» para sus escritos. Incluso considerando las primeras dudas en cuanto a la exactitud y la capacidad, cabe prever que la calidad sea cada vez mayor, por lo que las posibilidades se antojan ilimitadas.
Debates empresariales estratégicos
Los grandes avances tecnológicos siempre generan debates entre los equipos directivos de las empresas. Creemos que la IA tendrá la misma relevancia estratégica que la tecnología móvil y la digitalización, y podría acelerar la adopción de tecnologías innovadoras en todas las áreas de la economía real. Las empresas se apresurarán a definir cómo prevén incorporar la IA en sus productos, ya que puede aumentar la eficiencia de las tareas administrativas y mejorar los servicios al cliente, que son la apuesta mínima para poder competir con sus rivales. Todo esto llega en un momento en el que el mundo lucha contra la elevada inflación y una grave escasez de mano de obra provocada por la desglobalización.
Microsoft ya ha anunciado que tiene previsto incorporar modelos de OpenAI en su motor de búsqueda Bing, y está previsto que Google lance pronto su propia versión de motor de búsqueda asistido por IA. Microsoft también está aplicando tarifas mensuales para que los desarrolladores de software accedan a la herramienta de escritura de código Github. Por su parte, OpenAI cobra a los desarrolladores por utilizar sus modelos de lenguaje más recientes.
¿De qué modo la IA puede incrementar la productividad?
Esto no ha hecho más que empezar. En los próximos años veremos que surgen innovaciones que mejoran la productividad y que de momento solo podemos imaginar. Entre los usos futuros estarían la automatización del desarrollo de software, de los centros de llamadas y de los servicios de asistencia a expertos en ámbitos como el asesoramiento jurídico y los servicios sanitarios.
Cuando aparece por primera vez una innovación disruptiva no solemos ser capaces de cuantificar todo su potencial. En ciclos anteriores, las primeras en llegar han sido las empresas que facilitan el desarrollo tecnológico. A continuación se crea todo un ecosistema que impulsa la necesidad de seguir innovando y que, a menudo, conduce a un círculo virtuoso. Hoy en día, las empresas que facilitan el desarrollo tecnológico están presentes en todos los segmentos del sector, como los especializados en semiconductores, memoria y conectividad. Empresas como NVIDIA, AMD y Arista Networks podrían beneficiarse de los esfuerzos para abaratar los costes mientras siguen mejorando la calidad de las consultas de IA que, actualmente, son mucho más caras que las búsquedas tradiciones en Google.
Un punto de inflexión para la tecnología y los inversores
De momento, si hay algo cierto es que hemos alcanzado un punto de inflexión en la adopción del próximo paradigma informático en el que la computación de hiperescala es el nuevo estándar. Las oportunidades de inversión no solo se encuentran en la esfera del capital de riesgo y las start-up.
No es demasiado pronto para que los inversores en renta variable del sector tecnológico comiencen a estudiar a los potenciales beneficiarios a largo plazo de un posible boom impulsado por la IA. Habrá ganadores y perdedores inesperados, y encontrar oportunidades exigirá capacidades, anticipación y conocimientos expertos. No obstante, se trata de un cambio revitalizador para el sector después de la obsesión de los mercados por la política monetaria, la inflación, la escasez de energía y la guerra desde finales de 2021. Esa es la belleza de la tecnología y la innovación disruptiva: los cambios transformadores transcienden los ciclos económicos, abren nuevos caminos para las empresas y generan nuevas posibilidades para obtener rentabilidades de la inversión.