En una época de nuevos retos económicos, prevemos que la inversión value triunfe sobre las estrategias growth en renta variable china.
Los inversores se enfrentan a preguntas difíciles sobre China, ya que la esperanza por su recuperación tras la COVID-19 cede ante la preocupación que suscita su economía. A pesar de las incertidumbres, creemos que China sigue ofreciendo oportunidades de inversión, y un enfoque de value en empresas alineadas con las políticas del gobierno puede ofrecer resultados a largo plazo.
En enero, todo apuntaba a que 2023 pintaría bien para China. Se anunció a bombo y platillo la reapertura de la economía tras el largo confinamiento y el gasto en consumo se disparó, pero, a diferencia de muchas economías occidentales, no hubo estímulos públicos y el impulso perdió fuelle. En cuanto al sector empresarial, los confinamientos esporádicos en los últimos tres años propiciaron una recuperación frágil. Esa debilidad se ha ido agravando por las medidas de los responsables políticos para desapalancar el sector inmobiliario, lo que ha resultado en una desaceleración del crecimiento económico. Las acciones chinas reflejan la decepción que esto ha provocado. Este año, el MSCI China A ha caído un 4,1% en moneda local hasta el 20 de septiembre, y sus acciones se sitúan a la zaga de las de los países desarrollados y emergentes en un mercado global en ascenso.
La tibia respuesta del gobierno a los retos que afronta la economía ha sorprendido a muchos inversores. ¿Por qué los responsables políticos han recurrido a unas medidas de estímulo tan limitadas que, hasta ahora, han demostrado ser insuficientes para reactivar la economía?
La respuesta podría tener que ver con unas prioridades divergentes al inicio de 2023. ¿Deberían los responsables políticos centrarse en los largos desequilibrios estructurales que se han ido acumulando en las últimas dos décadas de gasto financiado con deuda en infraestructuras y activos inmobiliarios? ¿O deberían atender problemas más inmediatos, como la débil confianza de los consumidores y las empresas y la desaceleración del crecimiento? Ha sido difícil llegar a un consenso y esto ha impedido apoyar medidas políticas cohesivas y decisivas.
Atenerse a las consecuencias
Sin embargo, los riesgos que representan el deterioro del consumo y de la confianza empresarial, así como la desaceleración del crecimiento, son ahora más difíciles de ignorar. Por ejemplo, la actividad manufacturera lleva meses en retroceso (Gráfico) —en parte, debido al menor crecimiento de las exportaciones—, y la actividad del sector servicios, que incluye la construcción, también ha sufrido descensos.