Parte de estos riesgos en aumento se deben a un creciente control de los gobiernos y organizaciones intergubernamentales. En Estados Unidos ya se aprobó una legislación sobre minerales procedentes de zonas en conflicto y la Unión Europea (UE) comenzó a aplicar su Directiva relativa a la presentación de información sobre sostenibilidad por parte de las empresas con efecto a partir del 5 de enero de 2023. Esta nueva Directiva obligará a las grandes empresas de la UE y a las empresas de fuera de la UE pero con una presencia significativa en su territorio a presentar información sobre factores sociales como las condiciones de trabajo, la igualdad, la ausencia de discriminación, la diversidad e inclusión, los derechos humanos y los efectos de la empresa en cuestión sobre las personas y la salud humana.
En febrero de 2022, la Comisión Europea presentó una propuesta de Directiva sobre la diligencia debida de las empresas en materia de sostenibilidad. Una vez legislada, cubrirá las obligaciones de las empresas en materia de derechos humanos y medio ambiente. En septiembre de 2022, presentó una propuesta para prohibir la entrada en la UE de productos fabricados con trabajo forzoso. La propuesta no señala a la industria minera, pero engloba a las empresas que utilizan trabajo forzoso. De convertirse en ley, la propuesta prohibirá la importación y exportación de productos de estas empresas en la UE.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ONU) tratan de erradicar la esclavitud moderna para 2030 y, en diciembre de 2022, los Principios de Inversión Responsable respaldados por la ONU lanzaron una iniciativa para colaborar con las empresas en cuestiones sociales y derechos humanos. Esta alianza representa el mayor esfuerzo de este tipo y obtuvo el respaldo de más de 220 gestoras con 30.000 millones de dólares de activos bajo gestión.
¿Y cuáles son los primeros objetivos de la iniciativa? La minería, los metales y las renovables. Otros factores de impulso de los riesgos crecientes son de naturaleza geopolítica. El intento de promover el uso de las fuentes de energías renovables y otros cambios tecnológicos —incluyendo avances en equipos militares— están provocando una fuerte demanda de algunos minerales. La competencia se podría intensificar todavía más, con la lucha no solo de las empresas, sino también de los gobiernos, por unos recursos relativamente escasos.
A medida que aumenten estas presiones, también lo hará la incertidumbre para las personas que trabajan en la industria minera, en particular para aquellas que operan en los tramos más remotos y menos transparentes de las cadenas de suministro. Y suben las apuestas para los inversores, datos que estos tratan de identificar y gestionar el riesgo para las personas en las carteras de inversión. ¿Cómo se puede lograr que estos esfuerzos sean más efectivos?
En minería, la geografía representa un factor de riesgo importante
A nuestro juicio, la clave está en disponer de un marco sólido para valorar el riesgo de la esclavitud moderna en todas las empresas que componen el universo de inversión aplicable y no solo en aquellas incluidas en las carteras de los inversores. Utilizando una combinación de análisis fundamental y análisis de terceros especializados se pueden priorizar las empresas e industrias en función de su exposición al riesgo de esclavitud moderna.
Nuestro propio marco se basa en cuatro factores de riesgo clave: poblaciones vulnerables, geografías de alto riesgo, productos y servicios de alto riesgo y modelos de negocio de alto riesgo. Todas estas facetas se aplican a las operaciones mineras y a sus cadenas de suministro.
Pero, ¿por qué es tan elevado el riesgo de la industria minera? Se trata de una industria importante para la economía, sobre todo en los países emergentes. De las 40 naciones cuyas exportaciones dependen en más de un 25% de minerales no combustibles, el 75% son economías de renta baja y media.
Dado que la industria está muy arraigada en los países emergentes, es una fuente de riesgo clave para las personas de muchas de esas zonas. Por ejemplo, la minería artesanal y de pequeña escala (la denominada MAPE), una ocupación relativamente peligrosa y a menudo sujeta a escasas medidas de seguridad, se produce principalmente en estos países. Según la Organización Internacional del Trabajo, casi 13 millones de personas trabajan en la MAPE y se estima que unos 100 millones de personas dependen de ella para su sustento.
Entre los riesgos que afrontan las personas de muchas zonas con operaciones mineras se incluyen las condiciones de explotación en lugares remotos, la reubicación —a veces forzada— de indígenas para obtener acceso a los minerales, y la asociación con el crimen organizado o el conflicto armado. Es probable que estos peligros se agraven, porque gran parte del crecimiento de la demanda de minerales del futuro se centrará en geografías de alto riesgo.
La implicación proporciona conocimiento y percepciones
Si bien el marco general aplicado al riesgo de la esclavitud moderna es una herramienta útil, la verdadera percepción se obtiene cuando se conoce la exposición de cada empresa. Aunque los factores de riesgo son elevados en toda la industria, varían de una empresa a otra, al igual que el conocimiento de los riesgos y los esfuerzos para gestionarlos.
Para entender las exposiciones individuales al riesgo de la esclavitud moderna no solo se requieren unas amplias capacidades de análisis y colaboración entre analistas fundamentales y expertos internos en cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG), sino también una idea clara de las buenas prácticas de gestión del riesgo.
La voluntad de implicarse directamente con las empresas para identificar y abordar estas cuestiones también es fundamental. La implicación, tanto para obtener una percepción como para la puesta en marcha de acciones, ofrece el potencial de reducir los riesgos, no solo para los empleados de las operaciones mineras de las empresas y sus cadenas de suministro, sino también para las propias empresas y los inversores. Se trata de una oportunidad de oro para lograr que las empresas sean más conscientes de los riesgos que afrontan en materia de esclavitud moderna y para ayudarlas a desarrollar métodos efectivos para gestionarlos.
Nuestra propia implicación en este tema pone de manifiesto que, si bien el nivel de conciencia del riesgo por parte de las empresas mineras es elevado o va en aumento, se pueden emprender más acciones para gestionarlo. Por ejemplo, las empresas con las que nos hemos implicado disponen en general de políticas estrictas sobre derechos humanos y esclavitud moderna, pero la calidad de su ejecución varía de forma considerable. Una conclusión clave sería que la formación en esta materia está bastante avanzada por lo que respecta a las propias operaciones y la contratación de personal de las empresas, pero todavía en una fase temprana en materia de proveedores (Gráfico).