4. A pesar de la presión sobre las valoraciones, los beneficios han resistido por el momento.
Aunque los múltiplos se han visto afectados a lo largo del pasado año, los beneficios corporativos han resistido relativamente bien, lo que sugiere que los excesos de valoración del último período bajista de mercado están experimentando una corrección—principalmente dentro de las compañías tecnológicas no rentables. Sin duda, las decepciones han empezado a surgir en los informes de beneficios del tercer trimestre, con unos sólidos resultados en el sector energético que enmascaraban descensos en otros sectores. Sin embargo, en último término creemos que un entorno menos especulativo podría otorgar una mayor importancia a los fundamentales de las compañías. La gestión activa puede ayudar a detectar compañías con sólidos flujos de caja y beneficios y con unos márgenes resistentes que no solo son capaces de soportar las perturbaciones del mercado, sino que también se encuentran posicionadas para obtener una mejor rentabilidad cuando se produzca una recuperación.
5. Las bajadas de beneficios en entornos de elevada inflación han sido suaves históricamente.
Dado lo ajustado del mercado laboral, los analistas no se ponen de acuerdo sobre si la economía estadounidense está experimentando o no una recesión. Aun así, aumenta la preocupación acerca de si la política monetaria más restrictiva podría llegar a desencadenar una recesión en EE. UU. Europa también es vulnerable a una recesión, dada la aguda crisis energética que sacude a la región. El lado positivo es que, históricamente, los descensos desde máximos en los beneficios corporativos durante las recesiones impulsadas por la inflación han sido suaves. En concreto durante tres períodos inflacionistas registrados en 1990, 2001 y 2007, los beneficios solo descendieron un 15,3 % desde sus máximos. Por el contrario, los beneficios cayeron casi un 45 % en recesiones con baja inflación.1
6. Un enfoque en compañías de calidad puede ayudar a amortiguar los efectos de la inflación.
La creciente inflación puede erosionar el valor real de las rentabilidades de las inversiones. Por suerte, los inversores cuentan con diversas soluciones que pueden poner en práctica, incluyendo una estrategia patrimonial diversificada. Pero uno de los enfoques más efectivos es buscar compañías de calidad con una amplia ventaja competitiva, un crecimiento potencial a largo plazo y un gran poder de fijación de precios—todo lo cual podría traducirse en resiliencia de los ingresos, incluso en períodos inflacionistas. Se pueden encontrar acciones de gran calidad en una amplia gama de sectores e industrias, e incluyen compañías growth, así como aquellas más sensibles a los ciclos económicos.
7. Históricamente, las acciones se han comportado bien en períodos de inflación moderada.
No es la primera vez que los inversores hacen frente a precios al alza. Afortunadamente, el registro histórico es alentador. Generalmente, una inflación moderadamente elevada ha sostenido los múltiplos de la renta variable, y las acciones han registrado rentabilidades sólidas en períodos de inflación moderada a lo largo de más de siete décadas. Por ello, si la inflación se instala en última instancia por debajo del 4 %, creemos que las acciones se comportarán bien.
8. El ligero posicionamiento actual en renta variable podría proporcionar un soporte técnico futuro.
Dado que la confianza del mercado en cuanto a la renta variable ha pasado a ser negativa, muchos inversores han mantenido una asignación relativamente reducida en acciones, lo que ha supuesto un freno para la rentabilidad de las inversiones. En lo que va de 2022, los fondos de renta variable distribuida globalmente han registrado reembolsos significativos, y flujos de salida casi sistemáticos en los fondos de renta variable desde junio de 2022. Si los inversores detectan que la inflación está llegando a máximos y la confianza de los consumidores mejora, los flujos podrían cambiar su curso y dotar a la renta variable de un soporte técnico muy necesario.
9. Las recompras de acciones estadounidenses han continuado a un ritmo vertiginoso.
Siguiendo una tendencia que empezó tras la aprobación de la Ley de empleos y reducción de impuestos de 2017, las compañías estadounidenses están recomprando acciones a un ritmo vertiginoso. Solo en 2021, las empresas estadounidenses recompraron un volumen récord de 882.000 millones de USD en acciones. A lo largo de agosto de 2022, esa cifra ha superado los 500.000 millones de USD. Además de mostrar confianza en las previsiones de crecimiento de una compañía, las recompras pueden sostener las valoraciones de activos impulsando los beneficios por acción de una compañía. Como parte de una estrategia más amplia de rendimiento de capital que podría incluir también dividendos, las recompras de acciones pueden proporcionar una capa adicional de soporte frente a la volatilidad de la renta variable.
10. Mantener el rumbo es una estrategia probada.
En períodos de turbulencias en los mercados, puede ser tentador para los inversores reducir su exposición a renta variable cuando los mercados venden de manera masiva. No obstante, tratar de ajustarse a los tiempos de los mercados es una estrategia errónea, pues los inversores tienden a reaccionar vendiendo después de que el valor de las acciones ya ha caído, y con ello fijan las pérdidas. A la inversa, es fácil perder el beneficio completo de una recuperación si no llegamos justo en el momento adecuado.
Analizando dos décadas pasadas desde el 1 de octubre de 2022 hasta el 30 de septiembre de 2022, el MSCI World Total Return registró una rentabilidad anualizada del 8,65 %. No obstante, sin contar los cinco mejores días de mercado de dicho período, su rentabilidad anualizada habría caído 197 puntos básicos hasta el 6,68 %. En términos de dólares, quedarse fuera de mercado en esos días habría recortado la ganancia total en 161 dólares de cada 100 dólares invertidos inicialmente durante el período de 20 años (Imagen).