El boom tecnológico actual se basa en una mejora real de la eficiencia y por ello no es comparable con las puntocom.
La inteligencia artificial (IA) está dando mucho que hablar y hay motivos más que de sobra. Las nuevas formas de aprendizaje automático representan un aumento potencial de la productividad y estamos empezando a descubrir multitud de posibles aplicaciones de esta tecnología. No obstante, cabe preguntarse si el entusiasmo del mercado por la IA ha ido demasiado lejos.
El ingente gasto para incrementar de forma masiva la capacidad de computación despierta preocupación por la posibilidad de que se repita la burbuja de las puntocom de finales de la década de los 90 y principios de este siglo, cuando los precios inflados de las acciones tecnológicas terminaron por hundirse. Aunque entendemos que se hagan comparaciones, creemos que estas carecen de fundamentos sólidos.
Para entender por qué, es necesario retroceder en el tiempo y analizar las causas de la burbuja de las puntocom.
La burbuja de las puntocom: una lección sobre modelos de negocio insostenibles
En los albores de la era de internet, los proveedores de telecomunicaciones y los operadores de cable destinaron miles de millones de USD a crear la infraestructura web, y las buenas condiciones de financiación, junto con la exuberancia de los inversores, provocaron que el precio de las acciones tecnológicas alcanzaran cotas nunca vistas. Sin embargo, los modelos de negocio necesarios para aprovechar esa infraestructura no estaban plenamente desarrollados, y las valoraciones de dichas acciones se situaron en niveles no respaldados por los fundamentales de las empresas. A la larga, una lista interminable de startups pasaron a estar sobrevaloradas, el capital se agotó y la burbuja estalló.
Puede que algunos sostengan que la actual construcción de servidores para la IA tiene su origen en la época de las puntocom, que tan nefastas consecuencias tuvo para los inversores. Al fin y al cabo, a finales de 2024, las empresas, los proveedores de servicios en la nube y las administraciones públicas habrán invertido más de 100.000 millones de USD en infraestructura de IA.
Sin embargo, las similitudes con las puntocom acaban ahí.
La infraestructura de IA se está financiando con ingresos, no con la especulación
A diferencia de muchas empresas de la era de las puntocom, las compañías de megacapitalización que están detrás de la construcción de la infraestructura para la nube ya son rentables. Estos activos están generando ingresos sustanciales, desde software de aplicaciones e infraestructura de la nube, hasta publicidad en redes sociales. Esto se refleja en la intensidad del capital invertido (es decir, el gasto en bienes de capital como porcentaje de los ingresos totales), que se ha mantenido estable porque la infraestructura que se construye ya se apoya en la demanda (Gráfico).