Perspectivas para la renta fija: clases de surf

03 julio 2023
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Subirse a la ola: las altas rentabilidades y las correlaciones negativas favorecen a  los inversores en bonos. He aquí las mejores estrategias.

Tras dos años agitados en los que se han producido las subidas de tipos de interés más rápidas que se recuerdan, quiebras bancarias en cascada, un enervante melodrama sobre el techo de la deuda y las peores rentabilidades anuales de la historia del mercado de deuda, no nos sorprende que algunos inversores sean reacios a apostar por los bonos. 

Sin embargo, creemos que evitar esa clase de activos sería un error que podría salir caro. A continuación explicamos por qué nos parece que es el momento de que los inversores vuelvan a meterse en el agua. 

Se prevé que los tipos de interés sigan en cotas altas durante más tiempo

Para combatir la inflación, los bancos centrales han aplicado las subidas de tipos más intensas y rápidas de los últimos 20 años. Sin embargo, la economía ha resistido a estas medidas de política monetaria tan agresivas, así como a la invasión de Ucrania por parte de Rusia, a la prolongada política de «cero covid» adoptada por China y a las quiebras bancarias de comienzos de año. 

Dado que el tira y afloja entre la inflación y el crecimiento probablemente continúe conforme avance el año, cabe prever que los tipos de interés oficiales —y los yields de los bonos— permanecerán en cotas altas durante más tiempo. Unos yields elevados favorecen a los inversores en bonos, dado que, a lo largo del tiempo, la mayor parte de la rentabilidad procede de su yield

Evidentemente, unos tipos de interés persistentemente altos también podrían provocar un crecimiento más lento y un giro en el ciclo de crédito. Nuestras previsiones apuntan a un largo período de crecimiento mundial por debajo de la tendencia durante 2024. Los tipos de interés ya están haciendo mella en la actividad de muchos sectores, y los hogares comienzan a agotar los ahorros acumulados durante la pandemia. 

Sin embargo, dado que los fundamentales empresariales parten de una posición extraordinariamente sólida, no prevemos un tsunami de quiebras de empresas o rebajas de calificación crediticia. De hecho, creemos que tanto la deuda pública como los sectores sensibles al crédito tienen cabida actualmente en las carteras, en parte porque vuelve a haber correlaciones negativas entre los activos «seguros» y los activos de riesgo. 

Punto de ruptura: vuelven las correlaciones negativas

Tradicionalmente, los inversores han valorado la deuda pública por su papel de «puerto seguro» cuando los mercados de renta variable y los bonos high yield se encuentran en crisis. Pero en 2022 la deuda pública y los activos de riesgo rompieron con la convención y cayeron a la vez, dejando a los inversores sin casi ningún sitio para esconderse. La uniformidad de las terribles rentabilidades fue tan inusual que los observadores se preguntaban si habíamos dejado atrás los días de correlaciones negativas entre acciones y bonos.

Los últimos acontecimientos de mercado han demostrado que esa tesis era errónea. Con la venta masiva de activos de riesgo en marzo,  bonos del Tesoro estadounidense experimentaron una fuerte subida y restablecieron la correlación negativa entre la deuda pública y los activos de riesgo un entorno de aversión al riesgo (Gráfico). Creemos que esa relación restaurada persistirá. 

Las correlaciones entre la deuda pública y las acciones vuelven a ser negativas
Las correlaciones entre la deuda pública y las acciones vuelven a ser negativas

La rentabilidad histórica no es garantía de resultados futuros.
A 31 de mayo de 2023
Fuente: Bloomberg, S&P y AllianceBernstein (AB)

Fragmentación: Estrategias para el entorno actual

Creemos que los inversores en bonos pueden obtener buenos resultados en el entorno actual si adoptan una postura equilibrada y aplican estas estrategias: 

  1. Estar invertidos. Hemos observado recientemente que muchos inversores, a pesar de creer que los yields seguirán siendo planos o caerán el próximo año, están infraponderados en renta fija, con una duración y una exposición a crédito insuficiente, pero con una exposición significativa a la volatilidad de los mercados de renta variable. Sin embargo, creemos que este es un juego peligroso. Las probabilidades de alcanzar sus objetivos de inversión en cualquier horizonte razonable son mucho menores cuando no está plenamente invertido.

    Si todavía sigue estancado en el efectivo o en equivalentes de efectivo, como sustitutos de los bonos —es decir, la estrategia «T-bill-and-chill» que se hizo popular en 2022— estaría perdiéndose las rentas diarias que aportan los bonos  con yields más elevados. Por ejemplo, a 28 de junio, el  mercado global de deuda high yield ofrecía, de media, unos yields del 9,2%, en comparación con el 5,3% de las letras del Tesoro estadounidense a uno y tres meses. Recordemos que las rentabilidades de la renta fija se obtienen principalmente de los ingresos acumulados con el paso del tiempo. 

  2. Alargar la duración. Si la duración de su cartera (es decir, la sensibilidad a los tipos de interés) ha virado hacia el extremo ultracorto, plantéese alargarla. La duración suele beneficiar a las carteras cuando la inflación se reduce, la economía se desacelera y los tipos de interés bajan. A continuación, adopte posiciones tácticas reduciendo levemente la exposición media a tipos de interés de la cartera cuando los yields disminuyan y aumentándola ligeramente cuando aumenten. La deuda pública, que es la fuente más pura de duración, también ofrece una elevada liquidez. 
  3. Invierta en crédito. Los yields de los activos de riesgo son más elevados ahora que en los últimos años, lo que ofrece a los inversores orientados a las rentas una oportunidad de abastecimiento que llevan mucho tiempo esperando. Los «sectores con spread», como la deuda corporativa con grado de inversión, la deuda corporativa high yield y los activos titulizados, entre ellos los valores respaldados por hipotecas comerciales y los títulos de transferencia de riesgo de crédito, también pueden servir de protección contra la inflación al aportar una mayor fuente de ingresos corrientes.

    Además, una asignación a deuda high yield puede complementar una cartera de renta variable. Tradicionalmente, los drawdowns de la deuda high yield han sido menos intensos, lo que ayuda a que esta clase de activos mitigue las pérdidas en mercados bajistas. La deuda high yield también se ha recuperado más rápido que la renta variable.

    No obstante, los inversores en crédito deben ser selectivos y prestar atención a la liquidez. La deuda corporativa con calificación CCC (especialmente en sectores cíclicos), la deuda soberana de mercados emergentes con peor calificación y la deuda titulizada de peor calificación son más vulnerables en caso de recesión. Sigue siendo fundamental una selección cuidadosa de los valores.

  4. Adoptar una postura equilibrada. Lograr el equilibrio adecuado entre el riesgo de tipo de interés y de crédito puede tener mucho sentido en las últimas fases de un ciclo de crédito. Entre las estrategias más efectivas se encuentran aquellas que combinan deuda pública y otros activos sensibles a los tipos de interés con activos de deuda corporativa orientados al crecimiento en una única estrategia gestionada de forma dinámica. Este enfoque puede ayudar a los gestores a hacerse una idea de la interacción entre los riesgos y a tomar mejores decisiones sobre qué dirección tomar en un determinado momento. 


Las corrientes vendedoras correlacionadas de las deuda pública y los activos de crédito han sido muy raras en los últimos 30 años. Sin embargo, cuando los dos tipos de activos caen de manera simultánea, una estrategia barbell podría ayudar a minimizar los daños. En esas situaciones, aquellos inversores que segreguen los activos sensibles a los tipos de interés y de crédito en carteras distintas  podrían tener la tentación de vender —y sufrir pérdidas— en ambos.

Subirse a la ola

Los inversores activos deberían ser flexibles y prepararse para aprovechar los cambios bruscos en las valoraciones y las fugaces ventanas de oportunidad conforme avance el año. Lo más importante es que los inversores deberían participar e invertir plenamente en los mercados de bonos para aprovechar las ventajas de las excelentes oportunidades en cuanto a yields y rentabilidades potenciales. Al fin y al cabo, no podrá subirse a la próxima ola a menos que se meta en el agua.

Las opiniones expresadas en este documento no constituyen análisis, asesoramiento de inversión ni recomendación de negociación y no representan necesariamente las opiniones de todos los equipos de gestión de carteras de AB. Las opiniones pueden cambiar a lo largo del tiempo.