Más palancas, menos volatilidad
Si se comparan con otros activos, las acciones han ofrecido el potencial de rentabilidad a largo plazo más atractivo, pero son propensas a sufrir volatilidad y pérdidas a corto plazo. De hecho, las acciones de todo tipo (independientemente de su estilo, capitalización de mercado, región, etc.) siguen siendo un pilar fundamental de toda cartera sostenible, sobre todo a medida que un mayor número de empresas entran en el espacio ESG y se amplían las oportunidades globales.
Por ejemplo, la estadounidense Hexcel fabrica fibra de carbono ligera que sustituye al acero y el aluminio en los aviones para lograr una mayor eficiencia del combustible, lo que contribuye a los objetivos climáticos. Asimismo, Adobe potencia de forma rentable los negocios de las empresas a través de sus recursos digitales sin apenas generar huella de carbono en el proceso.
En la renta fija también se producen alineaciones similares con temas globales de sostenibilidad, lo que amplía las palancas que pueden accionar las carteras multiactivos para realizar ajustes más dinámicos cuando se producen cambios en los mercados. Por ejemplo, la popularidad de los bonos con etiqueta ESG se ha disparado: según el Banco Mundial, solo la emisión de bonos verdes representaba casi 4 billones de USD al cierre de 2022.
No todos los bonos con etiqueta ESG son iguales
Es importante entender la contribución específica de cada uno de los bonos con etiqueta ESG a una cartera sostenible. Estos valores se engloban en dos categorías generales: sujetos a condiciones de uso de los ingresos y vinculados a la sostenibilidad.
Los bonos sujetos a condiciones de uso de los ingresos financian proyectos verdes o sociales específicos. Ørsted, por ejemplo, es una compañía energética danesa que tiene como objetivo que el 99% de su energía proceda de fuentes renovables en 2025. Los ingresos derivados de sus bonos verdes financiarán grajas eólicas terrestres y otras fuentes de energías renovables, la conversión de centrales de gas y carbón a biomasa sostenible y el almacenamiento de energías limpias. Por su parte, los ingresos procedentes de los bonos sociales del banco comercial escocés NatWest se destinan íntegramente a financiar empresas dirigidas por mujeres.
En vez de financiar proyectos individuales, los bonos ligados a la sostenibilidad (SLB) requieren que los emisores cumplan una serie de indicadores clave de rendimiento sostenible concretos en un período de tiempo determinado a nivel de empresa. A modo de incentivo, los marcos de los SLB pueden estipular cupones más elevados si los objetivos no se alcanzan. Por ejemplo, la griega PPC incumplió su objetivo de descarbonización fijado para finales de 2022, de manera que su cupón se incrementó un 0,25% en marzo de 2023.
Puede que algunos bonos con etiqueta ESG no tengan objetivos medioambientales o sociales concretos en cuanto a sus ingresos, pero el emisor podría definir determinados objetivos de sostenibilidad que pretende alcanzar. Por ejemplo, la estadounidense Acute Care Solutions es un proveedor de servicios médicos, hospitalarios y de observación propiedad de médicos que está fuertemente alineado con los temas de los ODS de la ONU relacionados con la salud. La empresa tiene un enfoque muy centrado en los empleados y sigue un modelo de «titularidad democrática». Su modelo de negocio, basado en una red de proveedores, ofrece precios inferiores a la media en comparación con otras empresas comparables. Asimismo, toma medidas cuantificables para garantizar el acceso de los pacientes a la atención sanitaria a la vez que se gestionan los costes y se promueve una plantilla diversa e inclusiva.
Basura, trenes y agua del grifo
Si se tiene en cuenta que la variedad de emisores va mucho más allá de las empresas para abarcar también a agencias sin ánimo de lucro o provincias de países soberanos, las ventajas de diversificación que aportan los bonos con etiqueta ESG son mucho más amplias.
Al igual que la selección de valores, la implicación* es una parte fundamental del proceso de cribado e integración. La implicación consiste en reunirse con los emisores, revisar sus objetivos de sostenibilidad e incluso animarles a definir metas más ambiciosas para atraer a los inversores.
AB participa periódicamente en la definición de la finalidad y el alcance de bonos de nueva emisión. Por ejemplo, en 2022, el Ministerio de Finanzas canadiense nos invitó a presentar nuestras ideas sobre un bono medioambiental a 7 años con etiqueta ESG, cuya emisión, de 5.000 millones CAD, era la mayor y más amplia del país. Los ingresos de los bonos se destinarían a financiar programas de biodiversidad, proyectos de transporte limpio, mejoras en la gestión de residuos, proyectos de energía renovable y otras iniciativas en todo el país. AB ha seguido realizando actividades de implicación con el Gobierno canadiense en diversos ámbitos, como, por ejemplo, informes de impacto de los bonos verdes y futuros bonos con etiqueta ESG y sus marcos.
Una sana flexibilidad: los activos alternativos también tienen su función
No siempre se puede confiar en las ventajas de diversificación tradicionales de las acciones y los bonos, como vimos en 2022. Por este y otros motivos, creemos que los inversores multiactivos sostenibles deberían valorar la posibilidad de ampliar su inversión —aunque de manera selectiva— a activos no tradicionales, cada vez más presentes en el mundo ESG. Entre estos activos figuran actualmente las infraestructuras digitales, como, por ejemplo, los edificios inteligentes que ahorran energía y la generación de energía renovable.
La exposición regional también es importante, al igual que apostar por diversos factores de estilo (baja volatilidad frente a acciones growth) y de baja correlación, como las primas de hedge funds y las opciones. Integrar una exposición medida y complementaria a estos activos alternativos puede contribuir sobre todo a contrarrestar los sesgos que van acumulándose lentamente. Esto ayuda a gestionar la volatilidad a corto plazo mientras se mejora la diversificación entre emisores que contribuyen a lograr resultados medioambientales y sociales positivos.
La construcción de carteras multiactivos sostenibles trata de combinar las mejores oportunidades de las distintas clases de activos y del universo ESG. Creemos que la integración eficiente de esas ideas, incluyendo maniobras tácticas cuando las condiciones cambien, puede ayudar a gestionar el riesgo bajista y ofrecer una experiencia de inversión sostenible más equilibrada.
*AB realiza actividades de implicación con las empresas cuando considera que ello redunda en el interés de sus clientes.