Los bonos corporativos que financian iniciativas ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) siguen atrayendo el interés de los inversores. Sin embargo, se trata de un mercado diverso, por lo que los inversores deben diferenciar entre los buenos, los feos y los puntualmente malos que solo fingen ser bonos ASG.
En concreto, dos tipos en particular ofrecen ejemplos sólidos de por qué es importante realizar un análisis más profundo: los bonos sujetos a condiciones de uso de los ingresos y los bonos vinculados a la sostenibilidad.
Basados en proyectos frente a basados en objetivos: los objetivos de los bonos ASG se han ampliado
Los bonos ASG han recorrido un largo camino en muy poco tiempo, y no se atisban señales de que el nivel de innovación en este terreno vaya a frenarse. Los bonos que representan principalmente este universo de inversión son de dos tipos: basados en proyectos y basados en objetivos. Los bonos sujetos a condiciones de uso de los ingresos incluyen, entre otros, los bonos verdes y los bonos sociales que las empresas emiten para financiar sus programas medioambientales o sociales. El mercado que representan estos bonos, de casi 1 billón de USD, cuenta con un historial más largo y resulta relativamente eficiente en lo que a precios se refiere.
Los bonos vinculados a la sostenibilidad son un mercado más reciente y, a nuestro juicio, sigue teniendo dificultades para crecer. Uno de los motivos es que estos bonos se basan en objetivos, son más flexibles en cuanto a su finalidad y, por tanto, están sujetos a una interpretación más amplia a la hora de evaluar si están funcionando tal y como se prometía.
Por ejemplo, en lugar de utilizar los ingresos de los bonos para una iniciativa concreta, los bonos vinculados a la sostenibilidad están diseñados para incentivar a los emisores a adoptar normas ASG más estrictas. Los emisores establecen indicadores clave de resultados (KPI) para ayudar a evaluar el avance hacia los objetivos, y casi todos los bonos vinculados a la sostenibilidad ofrecen un aumento potencial del cupón en caso de no cumplirse estos. Sin embargo, dado que los KPI son de libre determinación, puede resultar difícil garantizar unos resultados sistemáticos y ambiciosos, y es posible que esos aumentos del cupón no lleguen a materializarse incluso en el caso de que aparentemente se hayan incumplido los objetivos ESG.
Además, cuando los emisores incumplen KPI importantes, el aumento del cupón sería una compensación por una rebaja de la calificación crediticia, en el sentido de que un cupón más elevado ayudaría a proteger a los inversores de un deterioro del precio del bono. No alcanzar los KPI también significa que los inversores están incumpliendo sus objetivos ASG — un motivo fundamental por el que invierten—, circunstancia que, a nuestro juicio, merece un mayor examen.
Por tanto, los bonos vinculados a la sostenibilidad —más que la mayoría del resto de bonos ASG— necesitan una mayor vigilancia para detectar posibles casos de ecoimpostura o greenwashing, una práctica a la que recurren algunas empresas para engañar a los inversores sobre sus compromisos con la mejora medioambiental. Nuestros análisis demuestran que, hasta que estos problemas no desaparezcan, el mercado de bonos vinculados a la sostenibilidad estará sujeto a diferenciales divergentes y otros factores idiosincráticos.
Las diferencias entre los bonos ASG saltan a la vista cuando estos se comparan
Cuando se comparan las greeniums—la diferencia de rentabilidad entre un bono verde y otro convencional emitido por la misma empresa— ilustra que el mercado de bonos vinculados a la sostenibilidad es menos maduro y su naturaleza es imprecisa.
Dado el carácter incipiente del mercado de bonos vinculados a la sostenibilidad, su tamaño de muestra es notablemente inferior. Aun así, hemos visto que, de media, los bonos sujetos a condiciones de uso de los ingresos presentan actualmente una greenium 1,5 puntos básicos (p.b.) superior a la prima negativa, o descuento, de -2 p.b. en el caso de los bonos vinculados a la sostenibilidad. Un aspecto destacable es que la distribución de las greeniums en el mercado de bonos sujetos a condiciones de uso de los ingresos es más normal (Gráfico, izquierda) que en el mercado de bonos vinculados a la sostenibilidad, donde parecen ser más esporádicas (Gráfico, derecha). En parte atribuimos esta diferencia a la mayor profundidad relativa del mercado de bonos sujetos a condiciones de uso de los ingresos, pero también a unos niveles de ambición de los KPI más dispares. A medida que vaya madurando el mercado de bonos vinculados a la sostenibilidad y crezca el número de emisiones, prevemos que esa disparidad se reducirá moderadamente y que este mercado se volverá más ordenado.