Las rebajas fiscales no salvarán a los negocios débiles, pero pueden beneficiar a los inversores de empresas de alta calidad.
Las perspectivas de rebajas fiscales para las empresas provocó la euforia en los mercados financieros estadounidenses tras la elección de Donald Trump el pasado noviembre. Este «efecto Trump» momentáneo permitió que el Dow Jones Industrial Average lograse su mayor avance diario en dos años. El S&P 500 y el NASDAQ, con una elevada representación del sector tecnológico, también marcaron máximos. El repunte era, al menos en parte, un reflejo de las expectativas de los inversores en relación con las rebajas fiscales a las empresas que vendrían con la nueva administración y que, previsiblemente, impulsarían los beneficios empresariales. Sin embargo, las bajadas de impuestos no afectan igual a todas las empresas y, por ello, creemos que los inversores deberían dedicar más tiempo a estudiar los modelos de negocio que los regímenes fiscales.
Ya hemos vivido antes esta situación. Tras la primera victoria del presidente Trump en 2016, las acciones repuntaron ante la esperanza de que se aplicaran rebajas fiscales a las empresas. Al final, la Ley de empleos y reducción de impuestos (TCJA) de 2017 redujo el tipo máximo del impuesto de sociedades del 35% al 21%. En esta ambiciosa reforma fiscal también se derogó el impuesto de sociedades mínimo alternativo, se aceleraron las deducciones de las empresas y se modificó la tributación de los ingresos que obtienen las empresas en el exterior.
Unos impuestos más bajos ayudan a impulsar la competitividad de las empresas estadounidenses en la escena global. Sin embargo, las rebajas fiscales no hacen mejores a los negocios, y la TCJA no consiguió que ninguna empresa en dificultades se convirtiera por arte de magia en una mejor inversión. Por el contrario, las rebajas del impuesto de sociedades suelen beneficiar a las empresas que ya son prósperas y debilitar a las más vulnerables, especialmente en el entorno actual.
Para entender por qué ocurre esto, primero debemos examinar cómo reaccionan las empresas a los recortes fiscales.
El poder de fijación de precios es un factor importante en los mercados competitivos
Las empresas pueden compartir el incremento del margen de beneficios derivado de unos tipos impositivos más bajos reduciendo los precios. Sin embargo, en cualquier mercado, la rentabilidad del capital invertido (ROIC) en la mayoría de sectores suele situarse al nivel del coste del capital o rebasarlo ligeramente.. Esto indica un entorno competitivo en el que el productor menos eficiente suele fijar el precio de un producto. También va en beneficio de las empresas de alta calidad que generan márgenes atractivos a precios que apenas permiten que se sostengan los competidores más débiles. Dado que esas empresas cuentan con un fuerte poder de fijación de precios, son capaces de retener los ingresos tributarios extraordinarios y reinvertirlos, en lugar de trasladarlos a los clientes, una estrategia que generalmente apoyamos en el caso de las empresas orientadas al crecimiento.
Sin embargo, a diferencia de sus competidoras más débiles, las empresas fuertes también tienen otras opciones, sobre todo en estos momentos. Tras un largo período de inflación, la competencia de precios entre las empresas es ahora una de las más intensas registradas en décadas, nada que ver con 2017, cuando la presión de los precios no era ni de lejos tan fuerte. En consecuencia, solo las empresas más fuertes pueden recortar los precios sin dañar de forma permanente sus beneficios. Algunas empresas de alta calidad están haciendo exactamente eso: bajar los precios para perjudicar a sus competidoras más débiles. Por ejemplo, algunas de las empresas de transporte de camiones más sólidas son capaces de ganar dinero a un nivel que sacaría del negocio a sus competidoras más pequeñas. Asimismo, las grandes empresas minoristas bien posicionadas están utilizando su tamaño para invertir en importantes iniciativas estratégicas y quitar cuota de mercado a empresas más pequeñas, como los establecimientos de descuento.
Las empresas sólidas se verán reforzadas con más rebajas fiscales
Evidentemente, las empresas más sólidas solo aplicarán las reducciones de precios que exija el mercado. Sin embargo, las empresas de alta calidad deberían como mínimo ser capaces de igualar las rebajas de precios de sus competidoras e incrementar sus ingresos netos y su ROIC si el impuesto federal se recorta del 21% al 15% (Gráfico), como ha prometido el presidente electo.