Perspectivas para la renta fija en 2024: el regreso de los bonos

02 enero 2024
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La marea de los bonos ha cambiado: ¿qué nos depara 2024?

El año 2023 fue un periodo de transición para la economía mundial y los mercados financieros. Cuando la inflación extrema se moderó, los inversores centraron su atención en la ralentización del crecimiento y en las perspectivas de recortes de tipos. Las turbulencias resultantes incluyeron un repunte de los yields de los bonos y el título del Tesoro estadounidense a 10 años rozó el 5% cuando las condiciones técnicas emsombrecieron el panorama fundamental.

Sin embargo, para noviembre la marea había empezado a cambiar. El efectivo reservado regresó al mercado, provocando una rápida caída de los yields y un aumento de los precios. Con todo, no creemos que el rally haya terminado —somos optimistas con respecto a 2024—.

Los yields tenderán a bajar

Los tipos oficiales de los bancos centrales y los yields de los bonos siguen siendo elevados en todo el mundo y es probable que se mantengan así durante gran parte de 2024, antes de comenzar a bajar. Además, la posibilidad de que suban los tipos de referencia es escasa y la de que bajen es mucho mayor.

En la zona euro, por ejemplo, tras años en negativo, el yield del bund alemán a 10 años con calificación AAA alcanza el 2,0% en estos momentos. Además, la inflación de la región está regresando a su objetivo. Dado que se espera un crecimiento debilitado, puede que el Banco Central Europeo se vea obligado a relajar su política hacia mediados de año.

En EE. UU., creemos que los tipos seguirán elevados en el segundo semestre de 2024, ya que la inflación —aunque en descenso— continúa muy por encima del objetivo de la Reserva Federal. Dadas las tendencias actuales de los datos económicos, entendemos que la Fed ya ha completado su ciclo de subidas y que esperará a que la inflación se aproxime más al 2% para empezar a relajar su política en un entorno de ralentización del crecimiento del país. A pesar del reciente rally de los bonos del Tesoro, los yields siguen siendo muy atractivos y el bono del Tesoro de EE. UU. a 10 años se sitúa próximo al 3,9%.

Para los inversores en bonos, estas condiciones son prácticamente ideales. Después de todo, con el tiempo la rentabilidad de un bono procede en gran medida de su yield. Y el descenso de los yields —que prevemos para el segundo semestre de 2024— impulsará los precios de los bonos. Los inversores deberían pensar en aumentar la duración en este entorno, para aumentar su exposición a los tipos.

No todos los entornos del fin del ciclo son iguales

Es cierto que unos tipos de interés persistentemente altos también provocan, en última instancia, un giro en el ciclo de crédito. Las subidas de tipos ya están incidiendo en la actividad de muchos sectores. Las empresas han seguido batiendo las expectativas de beneficios, pero no por un margen tan impresionante como a comienzos de año. Algunas empresas ya han notado que los consumidores han recortado su gasto. De hecho, los hogares ya han gastado gran parte de los ahorros que habían acumulado durante la pandemia. El apalancamiento se está disparando y la cobertura de intereses—el ratio del EBITDA de una empresa respecto a sus pagos totales por intereses— ha comenzado a caer.

No obstante, dado que los fundamentales partían de una posición históricamente sólida no prevemos un tsunami de impagos y rebajas de calificaciones de las empresas. Además, el descenso de tipos más avanzado el año debería ayudar a aliviar las presiones de refinanciación de los emisores corporativos.

Estrategias para el entorno actual

Creemos que los inversores en bonos pueden obtener buenos resultados en el entorno favorable actual si adoptan una postura equilibrada y aplican estas estrategias:

1. Estar invertidos. Aún no es tarde para unirse a la fiesta del bono. Si todavía sigue estancado en el efectivo o en equivalentes de efectivo, como sustitutos de los bonos —es decir, la estrategia «T-bill and chill» que se popularizó en 2022— estaría perdiéndose las rentas diarias que aportan los bonos con yields más elevados, además de las potenciales ganancias resultantes de las subidas de precios, ya que los yields continúan descendiendo.

2. Alargar la duración. Si la duración de su cartera (es decir, la sensibilidad a los tipos de interés) ha virado hacia el extremo ultracorto, plantéese alargarla. La duración suele beneficiar a las carteras cuando la economía se desacelera y los tipos de interés bajan. La deuda pública, que es la fuente más pura de duración, también ofrece una elevada liquidez y ayuda a contrarrestar la volatilidad del mercado de renta variable.

3. Mantener crédito. Los yields de los activos sensibles a la evolución del crédito, como los bonos corporativos y la deuda titulizada, son más elevados ahora que en los últimos años, lo que ofrece a los inversores orientados a las rentas una oportunidad de abastecimiento que llevaban mucho tiempo esperando. No obstante, los inversores en crédito deben ser selectivos y prestar atención a la liquidez. Los bonos corporativos con calificación CCC y la deuda titulizada de menor calificación son los más vulnerables en una situación de crisis económica. Los bonos corporativos con grado de inversión y vencimiento a largo plazo también pueden ser volátiles y actualmente, a nuestro juicio, están sobrevalorados. Por el contrario, la deuda high yield de corta duración ofrece yields más elevados y un menor riesgo de impago que la deuda a más largo plazo gracias a la curva de tipos invertida.

4. Adoptar una postura equilibrada. Creemos que tanto la deuda pública como los sectores de crédito tienen cabida actualmente en las carteras. Entre las estrategias más efectivas se encuentran aquellas que combinan deuda pública y otros activos sensibles a los tipos de interés con activos de deuda corporativa orientados al crecimiento en una única estrategia gestionada de forma dinámica. Este tipo de combinación también ayuda a mitigar riesgos ajenos a nuestra hipótesis de escenario más probable —de crecimiento ralentizado—, tales como la rentabilidad de la inflación extrema o un colapso económico.

5. Considerar un enfoque sistemático. El actual entorno de debilitación del crecimiento económico también aumenta el alfa potencial de la selección de valores de renta fija. Los enfoques de inversión sistemática en renta fija de gestión activa, que son sumamente adaptables, pueden ayudar a los inversores a aprovechar esas oportunidades. Los enfoques sistemáticos dependen de una serie de factores predictivos, como el momentum, que no se capturan eficazmente con la inversión tradicional. Dado que los enfoques sistemáticos se basan en distintos detonantes de los resultados, sus rentabilidades posiblemente diferirán —y complementarán— las estrategias activas tradicionales.

Invertir y mantenerse activo

Los inversores activos deberían ser flexibles y prepararse para aprovechar los cambios en las valoraciones y las ventanas de oportunidad conforme avance el año. Sobre todo, los inversores deberían abandonar el estancamiento e invertir plenamente en los mercados de bonos. Los elevados yields y las potenciales oportunidades de rentabilidad serán difíciles de superar.

Las opiniones expresadas en este documento no constituyen análisis, asesoramiento de inversión ni recomendación de negociación y no representan necesariamente las opiniones de todos los equipos de gestión de carteras de AB. Las opiniones pueden cambiar a lo largo del tiempo.