Analizar el panorama a más largo plazo
Dar un paso atrás en la variabilidad diaria de los datos nos ayuda a obtener una mejor perspectiva a medio plazo y también a analizar el panorama a más largo plazo. Y ese panorama está cambiando.
Durante los últimos 40 años, las fuerzas deflacionarias han prevalecido en todo el mundo, facilitando un régimen de baja inflación de equilibrio. Sin embargo, el aumento de las presiones de tres potentes motores macroeconómicos —desglobalización, demografía y cambio climático— apunta a una mayor inflación estructural y a una mayor volatilidad de la inflación en la próxima década.
De hecho, creemos que es probable que el 2% se convierta en un umbral mínimo de inflación, más que en el objetivo de los bancos centrales, en los próximos 10 años. Es más que posible que ya hayamos entrado en este nuevo régimen, aunque la reciente desinflación desde máximos cíclicos ha enmascarado las evidencias que lo demuestran.
Una mayor inflación implica unos yields nominales más altos y una mayor volatilidad de la inflación implica unas curvas de rendimientos más pronunciadas. En la pasada década, las primas a plazo prácticamente se habían evaporado. En la próxima década, creemos que las primas a plazo aumentarán para compensar a los inversores por el riesgo de mantener en cartera bonos con vencimiento a más largo plazo en un entorno de expectativas de inflación más inciertas.
Tras más de dos décadas de tipos excepcionalmente bajos y escasas asignaciones a renta fija, un nuevo régimen de mayor inflación de equilibrio, yields nominales más elevados y aumento de la volatilidad podría revolucionar la forma en la que los inversores asignan su capital a largo plazo, con un mayor protagonismo de las asignaciones a renta fija de gestión activa y de las estrategias de inflación que en los últimos años.
Estrategias para el entorno actual
Creemos que los inversores en bonos pueden obtener buenos resultados en el entorno favorable actual si aplican estas estrategias:
1. Estar invertidos. Si todavía sigue estancado en el efectivo o en equivalentes de efectivo, como sustitutos de los bonos, estaría perdiéndose las rentas diarias que aportan los bonos con yields más elevados, además de las potenciales ganancias resultantes de las subidas de precios por el descenso de los yields. Además, tal y como se ha señalado, los yields generalmente han descendido en los meses previos a la primera acción de tipos de los bancos centrales. Este es el motivo por el que resulta tan importante que los inversores en bonos abandonen los márgenes e inviertan.
2. Alargar la duración. Si la duración de su cartera (es decir, la sensibilidad a los tipos de interés) ha virado hacia el extremo ultracorto, plantéese alargarla. La duración suele beneficiar a las carteras cuando la economía se desacelera y los tipos de interés bajan. La deuda pública, que es la fuente más pura de duración, también ofrece una elevada liquidez y ayuda a contrarrestar la volatilidad del mercado de renta variable.
3. Mantener crédito. A pesar de que los diferenciales siguen siendo estrechos, los yields de los activos sensibles a la evolución del crédito, como los bonos corporativos y la deuda titulizada, son más elevados ahora que en los últimos años, lo que ofrece a los inversores orientados a las rentas una oportunidad de abastecimiento que llevaban mucho tiempo esperando. Dado que los fundamentales partían de una posición históricamente sólida, no prevemos un tsunami de impagos y rebajas de calificaciones de las empresas. Además, el descenso de tipos más avanzado el año debería ayudar a aliviar las presiones de refinanciación de los emisores corporativos.
No obstante, los inversores en crédito deben ser selectivos y prestar atención a la liquidez. Los bonos corporativos con calificación CCC y la deuda titulizada de menor calificación son los más vulnerables en una ralentización económica. Los bonos corporativos con grado de inversión y vencimiento a largo plazo también pueden ser volátiles y actualmente, a nuestro juicio, están sobrevalorados. Por el contrario, la deuda high yield de corta duración ofrece yields más elevados y un menor riesgo de impago que la deuda a más largo plazo gracias a la curva de tipos invertida.
4. Adoptar una postura equilibrada. Creemos que tanto los bonos de deuda pública como el crédito tienen un papel que desempeñar en las carteras actuales. Entre las estrategias más efectivas se encuentran aquellas que combinan deuda pública y otros activos sensibles a los tipos de interés con activos de deuda corporativa orientados al crecimiento en una única estrategia gestionada de forma dinámica. Este tipo de combinación también ayuda a mitigar riesgos ajenos a nuestra hipótesis de escenario más probable —de crecimiento ralentizado—, tales como la rentabilidad de la inflación extrema o un colapso económico.
5. Protección frente a la inflación. Dado el riesgo aumentado de futuros repuntes de la inflación, el efecto corrosivo de la inflación y la asequibilidad de la protección explícita contra la inflación, creemos que los inversores deberían plantearse ahora aumentar su asignación a estrategias contra la inflación.
6. Considerar un enfoque sistemático. El actual entorno de debilitación del crecimiento económico también aumenta el alfa potencial de la selección de valores de renta fija. Los enfoques de inversión sistemática en renta fija de gestión activa, que son sumamente adaptables, pueden ayudar a los inversores a aprovechar esas oportunidades.
Los enfoques sistemáticos dependen de una serie de factores predictivos, como el momentum, que no se capturan eficazmente con la inversión tradicional. Dado que los enfoques sistemáticos se basan en distintos detonantes de los resultados, sus rentabilidades posiblemente diferirán —y complementarán— las estrategias activas tradicionales.
Invierta para anticiparse
Los inversores activos deberían prepararse para sacar ventaja de los cambios de la dinámica del mercado a medida que avance el año. Sobre todo, creemos que los inversores deberían abandonar los márgenes e invertir plenamente en los mercados de bonos para no perderse los elevados yields actuales ni las excepcionales oportunidades de rentabilidad potencial.