Volatilidad sostenida, descenso de los yields y otras previsiones para 2025, más siete estrategias para sacar partido a todo lo anterior. .
Tras haber conseguido controlar una inflación desbocada, la mayoría de los bancos centrales se centran ahora en bajar los tipos. Sin embargo, por la experiencia de 2024, no se espera que vaya a ser un camino de rosas. Vivimos momentos de enorme incertidumbre geopolítica por cuestiones que van desde los conflictos en Oriente Medio y Ucrania hasta las consecuencias de las elecciones celebradas en 72 países durante el 2024: un «superaño» electoral.
En concreto, el presidente electo Donald Trump y el Congreso, de mayoría republicana, podrían aprobar unos cambios en las políticas capaces de redefinir el mundo. La especulación en torno a esas políticas ha contribuido a la alta volatilidad actual en los mercados de capitales.
Teniendo en cuenta los posibles cambios en las políticas que tendrán lugar en 2025, los resultados para las economías regionales también podrían ser dispares. En todo caso, creemos que la trayectoria del crecimiento y los yields de los bonos sigue siendo más lenta y tirando a la baja. A continuación presentamos nuestras expectativas para 2025 junto con siete estrategias para aprovechar el entorno favorable que los inversores en bonos tienen ante sí.
Crecimiento: anticipar las incógnitas conocidas
Prevemos que el crecimiento global en 2025 se sitúe por debajo de las expectativas del consenso. Las trayectorias de crecimiento dispares probablemente determinarán la magnitud de las rebajas de tipos en cada región, y es posible que veamos un descenso más acusado de los yields en Europa que en Estados Unidos, por ejemplo.
Las economías europeas, que tienen dificultades para regresar a un escenario de crecimiento robusto tras la pandemia, son las más vulnerables a un shock externo que podría arrastrar a la región hacia la recesión. Los retos actuales —tanto estructurales como geopolíticos— podrían agravarse debido a las nuevas incertidumbres, entre ellas, las elecciones anticipadas en Alemania y las políticas del nuevo gobierno entrante en Estados Unidos. Creemos que estos retos podrían resultar en un crecimiento más lento, bajadas de tipos más intensas y un descenso de los yields mayor de lo que prevé actualmente el mercado.
Por otra parte, creemos que las políticas del presidente electo Donald Trump podrían propiciar un crecimiento nominal y una inflación más elevados en el país, y es posible que también resulten en menos rebajas de tipos de lo que anteriormente preveía la Reserva Federal. De hecho, en las semanas próximas a las elecciones en Estados Unidos, los yields de los bonos estadounidenses se dispararon, resultado de las especulaciones de que las políticas de Trump podrían derivar en una mayor inflación y un aumento del déficit federal.
En China, Los responsables políticos han adoptado medidas importantes para respaldar la economía, entre ellas, bajadas de tipos y un reciente paquete de deuda por valor de 10 billones de yuanes (1,4 billones de USD). No obstante, creemos que estas iniciativas están diseñadas para gestionar el ritmo de desaceleración y no para favorecer un crecimiento más rápido de la economía. China también es vulnerable al conflicto comercial con Estados Unidos.
Hasta que se despejen las dudas en torno a los aranceles, los impuestos y otras políticas de la administración Trump, es probable que persistan las especulaciones y la volatilidad. A nuestro juicio, los inversores deberían familiarizarse con las cambiantes expectativas en cuanto a las políticas y con las sorpresas en relación con los datos, y evitar ser arrastrados por las turbulencias a corto plazo. Las tendencias generales, como un crecimiento moderado de la economía mundial y yields elevados, tienen ahora mayor relevancia.
Yields: nadar con la corriente
No es fácil predecir la dirección que tomarán los yields de los bonos a corto plazo. Seguimos centrados en el segmento intermedio, algo que también recomendamos a los clientes. Desde una perspectiva histórica, las bajadas de tipos por parte de los bancos centrales van seguidas de un descenso de los yields. Por tanto, creemos probable que el precio de los bonos suba conforme caigan los yields en los próximos dos o tres años en la mayoría de regiones.
Teniendo en cuenta la cantidad de dinero que sigue a la espera de ser invertido, la demanda de bonos podría ser extraordinariamente sólida. A 31 de octubre, un nivel récord de 6,9 billones de USD estaba en manos de fondos del mercado monetario estadounidense en lo que constituye un vestigio de la estrategia «T-bill and chill» que se hizo popular cuando los bancos centrales subían los tipos de interés de forma agresiva. Sin embargo, dada la actual postura expansiva de los bancos centrales y el descenso de los tipos del mercado monetario, prevemos que en los próximos años regresarán al mercado entre 2,5 y 3 billones de USD.
Curvas de tipos: a merced de las influencias
La curva de tipos es una instantánea de las expectativas actuales de los inversores en cuanto a las futuras condiciones económicas. Por tanto, las influencias en el extremo corto de la curva no son las mismas que en el extremo largo.
La política de los bancos centrales manda en el extremo corto de la curva, motivo por el que los inversores de centran en los últimos datos de empleo y de inflación. En el tramo intermedio —entre 2 y 10 años—, el crecimiento es el factor fundamental. En el caso de los vencimientos más largos, la inflación a largo plazo y la fortaleza fiscal son importantes. Actualmente hay muchas especulaciones en torno a los yields a largo plazo debido a los elevados niveles de deuda que presentan los países de todo el mundo.
Esto ha provocado que las curvas de tipos hayan comenzado a positivizarse. Vemos margen para que se mantenga esta tendencia conforme los bancos centrales sigan bajando los tipos y se descuenten mayores primas a plazo en los yields de los bonos con vencimientos más largos debido a la preocupación por los niveles de deuda nacionales.
En Estados Unidos prevemos que la pendiente entre los bonos a 5 y 30 años sea la que más aumente. Tradicionalmente, cuando la Fed bajaba los tipos, este tramo de la curva experimentaba una intensa positivización, en parte por los contextos recesivos. Esta vez, la pendiente se ha positivizado, pero todavía está por debajo de las medias históricas (Gráfico). En Europa, la pendiente entre los bonos a 2 y 10 años podría ser la que más se positivice.