¿Dinero fresco? Cómo redistribuirlo en mercados calientes

12 abril 2021
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Los inversores han acumulado una gran cantidad de efectivo al margen del mercado como consecuencia de su preocupación por las elevadas valoraciones y la volatilidad. Sin embargo, la seguridad a corto plazo tiene un precio. Si definen objetivos claros a largo plazo, los inversores pueden movilizar con confianza el dinero en efectivo inactivo, a pesar de la incertidumbre que domina el camino hacia la recuperación.

Cuando los mercados se hundieron a comienzos de 2020, muchos inversores liquidaron posiciones para recuperar efectivo. Sin embargo, durante el posterior rebote, la cantidad de dinero en efectivo que regresó al mercado fue relativamente pequeña. Las entradas de capital netas de los fondos del mercado monetario de todo el mundo superaron los 978.000 millones de dólares en 2020, la cifra más elevada en una década y por encima de las entradas de capital de los fondos de acciones y bonos, según datos de Morningstar (Gráfico). A pesar de algunos flujos salientes de efectivo observados en el segundo semestre del año, los activos totales del mercado monetario aumentaron hasta la cifra sin precedentes de 6,24 billones de dólares en 2020.



El dinero en efectivo ofrece seguridad en tiempos de incertidumbre. Ofrece una red de protección frente a inquietantes episodios de volatilidad, que fueron frecuentes incluso en la recuperación económica del pasado año. Sin embargo, la rentabilidad del dinero en efectivo es prácticamente nula con unos tipos de interés en mínimos históricos —y los tipos negativos que prevalecen en muchos mercados desarrollados—. Por consiguiente, los inversores soportan un pronunciado coste de oportunidad por el hecho de permanecer fuera del mercado. Por otra parte, el empinamiento de la curva de rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a comienzos de febrero de 2021 se considera generalmente un signo premonitorio de una aceleración del crecimiento económico y los beneficios corporativos.

Las valoraciones elevadas no siempre acaban en catástrofe

Para muchos inversores, las valoraciones elevadas representan un obstáculo para reasignar el dinero en efectivo hoy en día —en particular en títulos estadounidenses, que alcanzaron máximos sin precedentes a comienzos de febrero—. Sin embargo, nuestro análisis sugiere que las acciones han generado rentabilidades sólidas con el paso del tiempo, incluso para los inversores que entraron en el mercado cuando los títulos resultaban relativamente caros.

De hecho, desde 1950 el S&P ha alcanzado o ha estado próximo a alcanzar nuevos máximos en el 43% de los meses (Gráfico). Si usted hubiese invertido las mismas cantidades en cada pico del mercado, las acciones estadounidenses habrían generado una rentabilidad anual media del 9,6%. Eso significa un 1,9% menos que la rentabilidad generada por la inversión en cada cota mínima de los mercados bajistas, pero en nuestra opinión sigue representando un gran resultado a largo plazo



Las valoraciones elevadas no siempre acaban en catástrofe. Sin embargo, las valoraciones actuales son el resultado de tendencias no habituales de los mercados, lo que agrava la preocupación de los inversores. El aumento de las valoraciones de los títulos estadounidenses se ha debido sobre todo al repunte de los precios de las acciones y no al crecimiento de los beneficios. Dicho de otro modo, los inversores han impulsado los precios de las acciones en previsión de que una recuperación del crecimiento mundial dará paso a un rebote de los beneficios corporativos.

Eso es mucho pedir. En nuestra opinión, es poco probable que los beneficios aumenten de forma simultánea en todo el mercado, debido a la incertidumbre sobre cómo los países saldrán de la pandemia, el ritmo de la recuperación económica y las dificultades comerciales en muchos sectores. Por consiguiente, invertir en fondos cotizados (ETF) para obtener una exposición al mercado de bajo coste con un enfoque de gestión pasiva puede que no sea la mejor forma de redistribuir el dinero en efectivo para beneficiarse de una potencial recuperación.

Tres preguntas para encontrar las inversiones apropiadas

Por el contrario, creemos que los inversores deberían analizar un amplio abanico de opciones de gestión activa adecuadas para sus necesidades, tolerancia al riesgo y opiniones personales sobre los mercados. Tres preguntas que pueden ayudar a identificar las opciones de inversión adecuadas (Gráfico):

  1. ¿Tiene un horizonte de inversión a más largo o más corto plazo?
  2. ¿Sus activos deben ser líquidos y accesibles o puede tolerar la falta de liquidez?
  3. ¿Prefiere oportunidades de consenso o se siente cómodo invirtiendo en activos poco populares y que no gozan del favor de los inversores, pero que pueden ofrecer mejores valoraciones?



En el caso de los marcos temporales a más corto plazo, analice los fondos de renta variable y renta fija líquidos. La inversión en acciones de crecimiento representó una estrategia especialmente próspera —y popular— en 2020, pero son las valoraciones de esta parte del mercado las que más preocupan a los inversores. La renta fija de alta rentabilidad ofrece acceso a una clase de activos que no suele mantener una correlación con la renta variable y ofrece una mejor protección frente al riesgo de caídas, así como un mayor potencial de rentabilidad que el conjunto del mercado de bonos.

Los inversores dispuestos a nadar contra corriente podrían pensar en carteras más contrarias a la tendencia. Por ejemplo, las acciones de valor que generaron una rentabilidad inferior dieron signos de vida a finales de 2020 y es posible que experimenten un rebote más fuerte en caso de que la recuperación económica se acelere. Los títulos de valor cotizan con un descuento, respecto de sus homólogos de crecimiento, no visto desde la burbuja tecnológica de hace 20 años. Los títulos no estadounidenses y de pequeña capitalización también se comportaron bien a finales del pasado año y ofrecen valoraciones más atractivas que sus homólogos estadounidenses.

Los inversores con horizontes de inversión a más largo plazo podrían estar interesados en explorar opciones poco líquidas. Entre ellas se podrían incluir las carteras de private equity y hedge funds, que se han convertido en alternativas a las inversiones de consenso en los últimos años, o podrían incluir opciones contrarias a la tendencia, tales como activos titulizados o crédito privado. Cada una de estas opciones saca partido de una fuente de rentabilidad distinta, al tiempo que bloquea los fondos durante un periodo prolongado, lo que evita las fluctuaciones volátiles del mercado asociadas a las inversiones tradicionales en mercados públicos.

Mejor estar invertido

A pesar de que es probable que el mercado retroceda en algún momento durante este año, habida cuenta del contexto macroeconómico y la abundancia de efectivo inactivo, creemos que la corrección no será muy profunda. Es probable que la mayoría de las clases de activos se comporten mejor que el dinero en efectivo con el paso del tiempo, en particular teniendo en cuenta los niveles de tipos de interés actuales. Además, dado que es prácticamente imposible calcular los tiempos de los puntos de inflexión del mercado, creemos que es mejor estar invertido en el mercado que no hacerlo —incluso en las actuales condiciones variables del mercado—. Con enfoques de inversión de gestión activa y sensibles al riesgo, los inversores pueden redistribuir el dinero en efectivo con confianza para aprovechar diversas fuentes de rentabilidad potencial, aun cuando las dudas con respecto al futuro sigan sin resolverse.

Las opiniones expresadas en este documento no constituyen análisis, asesoramiento de inversión ni recomendación de negociación y no representan necesariamente las opiniones de todos los equipos de gestión de carteras de AB. Las opiniones pueden cambiar a lo largo del tiempo.