La materialidad de los factores ESG difiere entre sectores y mercados. Los inversores deben saber por qué.
Dado que los factores medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) influyen a la hora de obtener una mayor —o menor— rentabilidad, es lógico que los inversores los integren en la selección de valores. Sin embargo, la materialidad (o importancia relativa) de los factores ESG es muy dispar dependiendo de los sectores y los mercados de inversión. A nuestro juicio, entender esa dinámica es crucial para para incorporar correctamente los riesgos y las oportunidades ESG en la construcción de una cartera.
Para muchos inversores, tanto de renta fija como de renta variable, el proceso de integrar factores ESG en sus estrategias comienza estableciendo una correlación entre la importancia de cada factor y los distintos sectores. En un nivel básico, este paso muestra, por ejemplo, que las emisiones de gases de efecto invernadero son un riesgo específico para las empresas mineras y de suministros públicos, mientras que la privacidad de los clientes es una cuestión clave para el sector salud.
Sin embargo, aunque está bien para empezar, esa información no frece una perspectiva completa. Por tanto, creemos que es necesario un análisis mucho más minucioso que permita medir íntegramente la importancia de los factores ESG para la rentabilidad de la cartera. Es decir, los inversores deben saber de qué modo un factor concreto puede afectar a las rentabilidades de inversión para un sector o mercado en particular.
Los factores pueden tener un impacto elevado o reducido
La atribución de factores utilizando las rentabilidades históricas puede revelar el modo en que los factores ESG han contribuido a las rentabilidades de inversión en épocas pasadas, tanto en un sector en particular como en el conjunto del universo de inversión, y tanto en renta variable como en renta fija.
Hemos observado que algunos factores pueden tener importancia financiera para todas las empresas de un mercado, independientemente del sector al que pertenezcan. Por ejemplo, dividimos las acciones del MSCI All Country World Index en quintiles, según su índice total de incidentes registrables (TRIR) —que muestra el número de lesiones en el puesto de trabajo o enfermedades ocupacionales— y, a continuación, comparamos las rentabilidades con las del índice principal durante 14 años (Gráfico, izquierda). Los resultados muestran que las acciones con un TRIR elevado se comportaban sistemáticamente peor que el mercado, justo lo contrario de lo que ocurría con las acciones con un TRIR bajo.