La pandemia de coronavirus ha desencadenado enormes cambios en los países, las sociedades, las personas y las empresas. Los temas medioambientales, sociales y de gobernanza interconectados han reforzado el papel de las estrategias de inversión sostenible como parte indispensable de las asignaciones del inversor para el mundo post-COVID-19.
Cuando se escriba la historia de la COVID-19, este periodo de pandemia se recordará como algo más que una simple crisis sanitaria y económica. Ambas crisis han contribuido a que se produzca una reflexión social, con un creciente foco en la desigualdad en todo el mundo, mientras la crisis climática, cada vez más acentuada, añade nuevas e impredecibles amenazas.
Tomadas en conjunto, estas cuatro tendencias de la era de la pandemia han alimentado un cambio conceptual sobre la finalidad de la inversión. Antes de la pandemia, la inversión tradicional consideraba que los temas económicos y sociales pertenecían a esferas diferentes; las compañías existían para enriquecer a sus propietarios —los accionistas. Ahora, estas esferas están interconectadas. No puedes entender a fondo la economía de una empresa sin entender cómo interactúa con sus clientes y con la sociedad. Hay poderosas fuerzas sociales que afectan a las empresas y que son fundamentales para obtener una perspectiva de inversión sobre la trayectoria de crecimiento y el potencial de rentabilidad de una compañía. Exponemos aquí cuatro lecciones que creemos que perdurarán mucho después de que el mundo se haya recuperado de la COVID-19.
1. Los temas de sostenibilidad son de gran alcance —y muy personales. La pandemia ha hecho que la “sostenibilidad” sea un tema personal para muchas personas. La COVID-19 es más que una crisis sanitaria —es una crisis de sostenibilidad. Aunque sostenibilidad significa cosas diferentes para cada persona, sabemos que aúna temas sociales como la pobreza, el hambre, la asistencia sanitaria y la educación, con temas económicos como el empleo, la seguridad financiera y la inclusión. Estos temas están estrechamente ligados.
¿Cómo se convirtió la COVID-19 en una crisis multifacética? En países que son miembros de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo, el desempleo se dobló hasta alcanzar el 10% a finales de 2020. La Organización Internacional del Trabajo estima que el número de horas laborales perdidas por la pandemia fue el equivalente a nada menos que 100 millones de empleos perdidos globalmente. Según la UNESCO, el 90% de los niños que asistían a la escuela en todo el mundo tuvieron que interrumpir su educación. Los cierres de fronteras y las restricciones comerciales aumentaron la inseguridad alimentaria. Y la pandemia también fue una crisis de género, ya que las mujeres soportaron una carga desproporcionada, al tener muchas más probabilidades de perder su empleo. Los más pobres se vieron desproporcionadamente afectados por todos estos problemas, ampliando aún más las desigualdades sociales. La repercusión de estos desafíos simultáneos supuso una presión sin precedentes para personas, compañías y comunidades de todo el mundo.
A lo largo de nuestras vidas, nunca habíamos asistido a otro acontecimiento de estas proporciones que haya puesto tan de manifiesto cómo los problemas de sostenibilidad están interconectados de forma tan personal. La sostenibilidad ya no puede seguir considerándose como un problema que solamente afecta a los demás.
2. Las compañías deben colaborar con los diversos grupos interesados para lograr el éxito. Las grandes compañías cotizadas son un grupo de interés con mucha influencia en el desarrollo sostenible. Emplean a la mayor parte de la gente, utilizan la mayor parte de los recursos naturales, generan la mayor parte de la contaminación y son las entidades políticamente más conectadas del planeta. El desarrollo global sostenible no es posible sin el sector privado.
Afortunadamente, en los últimos años, hemos sido testigos de un aumento del capitalismo de los grupos interesados —la idea de que las empresas crean más valor económico cuando tienen en consideración las necesidades de todos los grupos interesados, en lugar de solamente las de los accionistas (Diapositiva). Las compañías tendrán más éxito económico cuando apoyen el bienestar social y medioambiental de las comunidades en las que operan y adopten prácticas corporativas sostenibles.