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Perspectivas de renta fija: 6 estrategias para tiempos turbulentos

01 abril 2025
5 min read
| Head—Fixed Income

Los bonos se abren paso ante el repliegue de las acciones.

Desde mediados de enero, el nuevo régimen político de Washington ha sacudido el tablero geopolítico y los mercados globales. Los bonos han mostrado un buen comportamiento en este entorno volátil, al recuperar su papel tradicional como contrapeso frente a la caída de las acciones y atraer una fuerte demanda de los inversores. 

Creemos que los inversores en bonos deberían mantener ese rumbo. Observamos que la trayectoria del crecimiento global y de los yields de los bonos sigue siendo más lenta y tirando a la baja. A continuación presentamos nuestras expectativas para la economía mundial y los mercados globales de bonos, así como seis estrategias para despuntar en un entorno de inversión que cambia a un ritmo vertiginoso.

La propia volatilidad de las políticas es un freno para el crecimiento

En Estados Unidos, las políticas de comercio, inmigración, fiscales y regulatorias se han convertido en blancos móviles, y la volatilidad de las políticas hace que la senda de la economía del país sea incierta. La confianza de los consumidores ha marcado mínimos de tres años, y las expectativas de inflación a largo plazo han alcanzado el 3,9%, su nivel más alto desde 1991. Cualquier combinación de crecimiento débil o recesión, con inflación elevada, supondría un desafío para la Reserva Federal estadounidense.

Es probable que dentro de uno o dos meses haya una mayor claridad sobre el crecimiento y la inflación. De momento, prevemos que el crecimiento del PIB estadounidense se desacelere en 2025, aunque seguirá siendo positivo. También pronosticamos otra rebaja de los tipos de la Fed de entre el 0,5% y el 0,75% este año para acercarlos al tipo de interés oficial del 3%.

En Europa, sin embargo, el sentimiento se mueve en dirección contraria. En marzo, Alemania sorprendió a los mercados con un paquete fiscal muy expansivo que promueve el gasto en defensa e infraestructuras. Los yields de los bonos alemanes repuntaron tras el anuncio, y los bunds a 10 años registraron su mayor subida desde la caída del Muro de Berlín.

El anuncio ha reforzado el optimismo por el crecimiento de la mayor economía europea. Aunque seguimos previendo una desaceleración del crecimiento europeo, ahora pronosticamos otra bajada del tipo de interés oficial del BCE de 50 puntos básicos para este año, hasta situarlo en el 2%.

Tensiones, aranceles y guerras comerciales

Mientras los países se tratan de lidiar con unas políticas que cambian con gran rapidez, una cosa parece ser segura: las restricciones al comercio probablemente aumentarán y China será el principal objetivo. A nuestro juicio, el repliegue del comercio perjudicará al crecimiento global.

A corto plazo, las barreras al comercio generalmente ralentizan el crecimiento económico al elevar los precios de los bienes importados, reducir el poder adquisitivo de los consumidores y crear una incertidumbre que dificulta la inversión empresarial. Los mercados financieros también podrían verse afectados, ya que una desaceleración del crecimiento en un contexto de subidas de precios reduce la capacidad de los bancos centrales para apoyar la economía.

A largo plazo, las tensiones comerciales aumentan los riesgos geopolíticos. A este respecto, podrían debilitarse unas relaciones diplomáticas que antes eran estables, y que son fundamentales para unos intereses económicos mutuos.

Las consecuencias de un aumento de las tensiones podrían ser especialmente importantes para China. El país asiático ha ajustado estratégicamente la composición de sus exportaciones desde 2018 para que sean menos vulnerables a las disrupciones económicas derivadas de las guerras comerciales. Sin embargo, eso lo le hace inmune. Prevemos que Beijing anuncie más estímulos fiscales y monetarios para ayudar a contrarrestar este riesgo.

La cuestión fundamental es qué ocurre cuando los socios comerciales están obligados a elegir entre Estados Unidos y China. México y Corea del Sur han señalado recientemente que antes de iniciar las negociaciones comerciales con Estados Unidos tienen previsto frenar la entrada de exportaciones chinas por la puerta de atrás. Un rechazo por parte de los países a todas las mercancías chinas para alinearse con Estados Unidos podría lastrar sustancialmente el crecimiento chino.

No obstante, elegir bando nos parece una espada de doble filo. Los países que se han beneficiado de actuar como intermediarios en el desvío de mercancías chinas también podrían verse perjudicados.

Un régimen global menos armonizado, en el que los ciclos económicos difieren más entre regiones de lo que lo han hecho durante décadas, nos hace pensar en una economía mundial menos eficiente con una inflación más elevada en relación con el crecimiento. Las empresas podrían tener que enfrentarse a unas relaciones comerciales conflictivas, cadenas de suministro frágiles, condiciones volátiles de inflación y crecimiento, y sendas de política monetaria potencialmente divergentes.

No obstante, en última instancia, creemos que hay cierto margen para el optimismo. La innovación tecnológica y un sector privado resiliente pueden contrarrestar parte del daño, y los responsables podrían decidir cambiar de rumbo cuando se sientan los efectos de las guerras comerciales. Creemos que la economía mundial terminará por encontrar un nuevo equilibrio.

Seis estrategias para ser proactivos

  1. Gestionar la duración.


    No es fácil predecir la dirección que tomarán los yields de los bonos a corto plazo. Seguimos centrados en el segmento intermedio, algo que también recomendamos a los clientes. Desde una perspectiva histórica, las bajadas de tipos por parte de los bancos centrales van seguidas de un descenso de los yields. Por tanto, creemos probable que el precio de los bonos suba conforme desciendan los yields en los próximos dos o tres años en la mayoría de regiones.

    Teniendo en cuenta la cantidad de dinero que sigue a la espera de ser invertido, nuestro análisis indica que la demanda de bonos podría seguir siendo extraordinariamente sólida. A 19 de marzo, 7 billones de USD estaban en manos de fondos del mercado monetario estadounidense en lo que constituye un vestigio de la estrategia «T-bill and chill» que se hizo popular cuando los bancos centrales subían los tipos de interés de forma agresiva. Sin embargo, dado el descenso de los tipos del mercado monetario, prevemos que en los próximos años regresarán al mercado entre 2,5 y 3 billones de USD.

    Tras reanudar su función tradicional de contrapeso en tiempos de turbulencias, creemos que los bonos continuarán teniendo ese papel. Dicho de otro modo, la duración probablemente tendrá una correlación negativa con la renta variable, y pensamos que debería formar parte de una asignación de activos global.

    Si la duración de su cartera (es decir, la sensibilidad a las variaciones de los tipos de interés) ha virado hacia el extremo corto, plantéese alargarla. Conforme bajan los tipos de interés, la duración beneficia a las carteras por el incremento de los precios de los bonos. La deuda pública, que es la fuente más pura de duración, también ofrece una elevada liquidez y ayuda a contrarrestar la volatilidad del mercado de renta variable.

    Ahora bien, la duración es algo que siempre debe gestionarse. Cuando suben los yields (y caen los precios de los bonos), es recomendable ampliarla , y cuando los yields caen (y los precios de los bonos suben), es mejor ajustarla. Hay algo que debe recordar: aunque los tipos suban desde los niveles actuales, unos yields de partida elevados atenúan el impacto frente unos precios en descenso.

  2. Adoptar una perspectiva global.


    Dada la divergencia entre las políticas monetarias, las oportunidades idiosincráticas están aumentando en todo el mundo y las ventajas que aporta la diversificación entre distintos ciclos de tipos de interés y de negocio se vuelven más poderosas.

  3. Centrarse en el crédito de calidad.



    En este entorno incierto, el crédito ha mostrado mayor resiliencia que las acciones, aunque los diferenciales de la deuda tanto con grado de inversión como high yield se han ampliado recientemente desde mínimos.

    A la hora de formular perspectivas para los mercados de crédito, creemos que es más importante centrarse en los niveles de los yields que en los diferenciales. El yield ha sido un mejor predictor de la rentabilidad para los próximos tres a cinco años que el diferencial, incluso en mercados muy difíciles. Además, los yields de los activos sensibles al crédito están cerca de máximos históricos. Por ejemplo, los bonos high yield ahora ofrecen una rentabilidad mayor que en ningún otro momento desde que la Fed comenzó a bajar los tipos el año pasado (cerca de 20 puntos básicos más que al cierre del año).

    Las condiciones actuales exigen ser cuidadosos con la selección de valores. Los cambios en las políticas y las reglamentaciones no afectarán por igual a todos los sectores y empresas, y tampoco lo hará un crecimiento económico más débil. Por ejemplo, los sectores energético y financiero probablemente afrontarán una menor regulación, mientras que aquellos dependientes de las importaciones, como el comercio minorista, podrían tener dificultades.

    Creemos que es sensato infraponderar los sectores cíclicos, los bonos corporativos CCC —que concentran la mayor parte de los impagos— y la deuda titulizada con bajas calificaciones, ya que son los más vulnerables a una desaceleración económica. La combinación de sectores que ofrecen mejores rentabilidades en todo el espectro de calificaciones —incluidos bonos corporativos, deuda de mercados emergentes y activos titulizados—aporta mayor diversificación.

  4. Adoptar una postura equilibrada.


    Creemos que tanto la deuda pública como los sectores de crédito tienen cabida actualmente en las carteras. Entre las estrategias más efectivas se encuentran aquellas que combinan deuda pública y otros activos sensibles a los tipos de interés con activos de crédito orientados al crecimiento, en una única estrategia gestionada de forma dinámica.

    Esta combinación saca partido a la correlación negativa entre los bonos de deuda pública y los activos growth, y ayuda a mitigar los riesgos de cola, entre ellos, el regreso a una inflación extrema o el colapso económico. Cuando se juntan activos diversificadores en una única cartera resulta más fácil gestionar la interrelación entre los riesgos de tipo de interés y de crédito e inclinar la cartera hacia la duración o el crédito en función de unas condiciones de mercado cambiantes.

  5. Apostar por un enfoque sistemático.


    El entorno actual también favorece un aumento del potencial de alfa a partir de la selección de valores. Los enfoques activos de inversión en renta fija sistemática pueden ayudar a los inversores a aprovechar esas oportunidades.

    Las estrategias sistemáticas se basan en una serie de factores predictivos, como el momentum, que no se capturan eficazmente con la inversión tradicional. Dado que los enfoques sistemáticos se basan en distintos factores que impulsan los resultados, creemos que sus rentabilidades complementan las estrategias activas tradicionales. 

  6. Protegerse frente a la inflación.


    Creemos que los inversores deberían plantearse incrementar sus asignaciones a estrategias de inflación. Esta idea se basa en el mayor riesgo de que la inflación aumente súbitamente en el futuro, en sus efectos corrosivos y en la asequibilidad de la protección explícita contra ella.

Ser flexibles, activos y aprovechar las oportunidades

En nuestra opinión, los inversores deberían familiarizarse con las expectativas cambiantes en materia de políticas y las turbulencias a corto plazo y, a su vez, posicionar las carteras para aprovechar las oportunidades creadas por la elevada volatilidad y los factores favorables para el mercado en los próximos meses.

Sobre todo, no hay que perder de vista las tendencias generales, como la desaceleración del crecimiento económico, los atractivos yields de partida y la demanda contenida. Este es un entorno favorable para los inversores en bonos. Creemos que las condiciones actuales deben resultar beneficiosas para los inversores en bonos dispuestos a aprovechar la oportunidad.

Las opiniones expresadas en este documento no constituyen análisis, asesoramiento de inversión ni recomendación de negociación y no representan necesariamente las opiniones de todos los equipos de gestión de carteras de AB. Las opiniones pueden cambiar a lo largo del tiempo.